V e i n t i c u a t r o

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> Cena express <

La noche llegó con calma y los primos no tardaron en irse por diferentes rumbos.

Era domingo y parecía mentira que las calles estuvieran tan llenas. Inoru descansaba pacíficamente sobre la rama de un árbol, observando a los peatones a sus pies y sonriendo levemente, contenta por ver que todo estaba seguro.

Desde ayer que sentía que algo andaba mal con el mundo, como si recordar su penitencia no fuera suficiente. Porque era claro que nunca olvidaría como sus "queridos y respetados maestros" intentaron matarla. Seguía molesta con ello, seguía sin asimilar que aquellos héroes fueran tan ignorantes y de fácil criterio... y quería dejar de pensar como ellos, de sentirse tan llena de rabia e inseguridad aun cuando juraron frente a todos protegerla.

Por eso estaba ahí... necesitaba hablar con alguien que no fuera Katsuki, porque explotaría y sería capaz de hacer una escena al día siguiente, o Shouto, que haría como si no fuera la gran cosa y a sus espaldas sería capaz de hacer un trato con el mismísimo demonio con tal de hacerla feliz. Ya ni se imaginaba cómo actuaría Mina si llegaba a su casa con sus dudas existenciales. No quería imaginarlo... para nada.

Solo esperaba que no le guardaran rencor por lo que haría a sus espaldas.

Llamó a la puerta y esperó con nerviosismo, mirando detrás de ella en busca de soplones o alguna cámara que delatara su visita, suspirando de alivio al verse sola frente aquella puerta. Tenía prohibido salir sola hasta nuevo aviso, pero realmente lo necesitaba.

¿Quién es? —la dulce voz a través del comunicador volvió a ponerla nerviosa, cosa que quería evitar a toda costa por no querer dar una mala primera impresión.

Era la madre de uno de sus compañeros, ya se imaginaba el escándalo que haría si supiera que era pariente del niño que tanto molesta a su amado hijo. — M-me llamo Inoru, s-soy compañera de Izuku-kun...

La puerta se abrió con gran velocidad, revelando a una mujer bajita y regordeta, de lindo cabello verde y sonrisa entusiasta. Era una señora muy linda y maternal... Y ella estaba asustada hasta la médula. — ¿¡Compañera de Izuku!? —que alguien la sostenga porque se había arrepentido por completo.

Nadie debía saber que estaba ahí, menos que sabía dónde vivía el pecoso y mucho menos que no se enteró gracias al escandaloso de Katsuki.

Si había algo de lo que debía arrepentirse justo en ese momento... era de haberse colado en la sala de maestros para copiar toda la información disponible de sus compañeros, incluyendo su dirección de vivienda. Paranoica o no, era un habito del cual no planeaba olvidarse por más que se sintiera culpable a los ojos de aquella mujer.

No quería ser exagerada, pero era bastante obvio que la madre de su compañero la estaba tratando como si viniera a pedir la mano de su única descendencia.

La había sentado en un cómodo sofá, le ofreció desde agua hasta un pequeño pastel, y ahora le preguntaba miles de cosas que sinceramente no quería responder. ¿Que a quién rayos le gustaba Midoriya? Ni siquiera yo lo sé. El pecoso era bastante dócil cuando una chica estaba cercas, por no decir cuando estaba su primo.

Lo siento querida, seguramente mis preguntas te están molestando...

Oh dios, cuanta razón tenía la mujer. Pero el corazón de Inoru flaqueaba ante las personas regordetas y lindas, sobretodo tan monas y educadas como la señora frente suya. Así que alejó sus malos comentarios hasta el rincón más profundo de su mente y sonrió lo mejor posible. — Al contrario, me siento muy mal por venir sin avisar y que no pueda contestarle con sinceridad cada una de ellas me hace sentir peor... debo ser yo la descortés.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora