T r e i n t a y n u e ve

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> Me rendí <

Con cadenas en sus muñecas y una venda en sus ojos, Inoru estaba siendo llevada hacia alguna parte fuera de las instalaciones del festival deportivo. De haber permanecido en completo shock como horas antes, ahora sollozaba débil mente, con lágrimas silenciosas empapando su cara y con murmullos extraños saliendo de sus labios, simulando lamentos desgarradores.

Sabía qué pasaría con ella. Rayos, no era idiota. Todo el mundo la vio cometer un acto horrible, la vieron estar apunto de hacer lo que mejor sabía. Incluso ella misma se odiaba por haber bajado la guardia y permitido a su hermana tomar control sobre su cuerpo.

¡Hasta sonaba a excusa! ¿Qué razones habrá tenido Ino para usar el jutsu «transferencia de mentes» en ella? Nunca antes había pasado. ¿Por qué ahora? Siquiera lo habían intentado cuando estaban aprendiendo a usarlo y se odiaban en ese entonces. ¿Por qué arruinar su vida cuando ahora se estaban llevando tan bien?

¿Será cosa de su clan, el traicionarse por la espalda?

Estaba tan rota que las ideas se iban tan pronto aparecían en su cabeza.

¿Qué le diría a Shouto? ¿Siquiera sería capaz de creerle, o al menos le permitirían verlo antes de morir?

No podría salvar a su sensei, la juzgarían con rudeza, coserían su boca y le arrancarían el poco corazón que quedaba en su pecho.

Estaba en grandes problemas.

Yo me encargo, chicos.

Esa voz tan extrañamente conocida logró sacarla de su mente, reaccionando por primera vez al sentir el brusco toque en su piel desnuda y el fuerte olor a desinfectante por el lugar.

Veía todo negro, culpa de la venda. Pero podía sentir las energías a su alrededor, los oficiales y pocos héroes que la escoltaban hacia su perdición. Sin embargo, ahí estaba él. ¿Qué hacía Yoshio ahí, con ella?

Los oía discutir, alegando que era extremadamente peligrosa y que no podían dejarla sola. Eso subía su ego, pero destruía su estúpido corazón sensible. Ahora es cuando creía que su sensei tenía razón; era odioso que su corazón sintiera emociones innecesarias en momentos innecesarios. ¿No podía solo latir y ya?

Daba igual.

¡La prisionera escapa!

¿Iban a matarla, no? ¿Interrogarla, experimentar con ella? ¿Hacerla escoria?

¡Detente Yamanaka, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte!

No... Oh no, ella no se dejaría.

Nunca fue débil, nunca lo sería, ni lo volvería a ser.

Podían joderse. Ella iba a ser libre.

Debieron cubrir también su boca, porque gritó como nunca en su vida, desgarrando sus cuerdas vocales a propósito. ¿Para qué necesitaba una voz si nadie la escucharía? Era estúpido. Todo era tan estúpido.

Solo debía acabar con todos, matarlos uno a uno e ir en busca de su sensei. Volver a Konoha con él. Ahí estaría segura, nadie podría tocarla. ¡Ino la protegería!

...

No. Eso no era cierto.

Nada de lo que estaba pasando era cierto.

...Porque todo es un jodido «genjutsu» y ella cayó con gracia en él.

¿Verdad... Yoshio?

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora