D o c e

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> Primera Conexión <

Cuando abrió sus ojos se sintió extraña, como si estuviera siendo vigilada desde lejos para evitar que hiciera algo que la pusiera en peligro. Miró hacia todos lados, buscando al dueño de esa mirada tan pesada que, contradictoria mente, no le molestaba y le hacía sentir segura.

— Uchiha-sensei.

El mencionado apareció en su campo de visión, portando únicamente su pantalón ninja y su katana desenfundada en manos, mirándole fijamente con el sharingan activo pero sin querer hacerle daño. A diferencia de su porte neutro y frío, en sus ojos podía distinguirse la leve sorpresa que sentía por verla ahí, junto a él, en ese lugar tan peligroso al que quiso exponerla una vez por sus deseos egoístas.

Sonrió para él, obteniendo solo un asentimiento en respuesta mientras se acercaba a paso lento hasta donde se encontraba, encajando la katana en el suelo y sentándose a su lado aprisionándola en un leve y tierno abrazo de reencuentro, hundiendo su rostro en el cuello de la chica para aspirar su delicado aroma, sintiéndose pleno de tenerla con él una vez más, aunque por tiempo indefinido por lo que podía intuir.

— Está soñando despierto... —fue lo que dijo después de unos minutos de silencio, acariciando su nuca con cariño y observando los alrededores con fascinación. Había una cascada pequeña, un árbol con camelias blancas y una gran roca, que era donde estaban descansando tan plenamente. — Y sigue en la guarida del innombrable.

— Tú... Te ves diferente. —suspiró, pensando seriamente si decirle lo de su destierro era correcto. — Algo pasó. —rió suavemente, para nada sorprendida de que su sensei pudiera leerle antes de siquiera poder pensar en su siguiente movimiento. Ni en sus sueños podría ganarle. — Habla.

— Los ancianos han encontrado el momento perfecto para desterrarme al ya no tener su protección, Uchiha-sensei... Y mi padre aprovechó de venderme a un hombre que planea casarme con su hijo para tener una descendencia fuerte, pero estoy bien... La familia de aquel hombre a sido muy amable conmigo... no me tratan como un objeto.

De haber estado realmente ahí con él tal vez la furia que lo atacó la hubiera herido, verlo transformarse en una especie de monstruo por culpa de la marca de maldición dolía pero no podía hacer nada, no cuando su sensei decía tener todo bajo control, y ella le creía.

Siempre le creería.

Aun así, la sorpresa al verlo destruir de un golpe aquella roca no era falsa. Su sensei estaba enfadado y sabía que podría cometer idioteces en ese estado, por mucho que lo respetara.

— ¿Dónde estas?

— Fuera del país elemental... ni yo sé dónde queda exactamente... o cómo logré conectarme con usted. —lo escuchó gruñir cual animal, volviendo de poco a poco a su bella forma humana, desactivando de paso su línea sucesora para mirarla interrogante, ordenando le que soltara todo lo que sabía antes de que actuara por su cuenta y se enojara verdaderamente con ella por ser débil.

Y lo hizo, lo soltó todo. Nunca podría guardarle un secreto a la persona que más admiraba en el mundo.

Le contó desde el momento de su partida, de la vigilancia Anbu que le habían impuesto para seguirla a todos lados, creyendo que también escaparía para estar a su lado y ayudarlo con sus planes. Le contó de la leve mejoría en su relación con Ino, de la aceptación que le daban los demás compañeros de la rubia para ser acompañados en diferentes misiones, en sus avances con el ninjutsu familiar y de sus habilidades sobre explotadas por el consejo.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora