C i n c o

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> Mejor que tú <

Inoru.

Dejó de leer el pequeño libro que Fuyumi le había regalado, y prestó toda su atención en el hombre fornido que le veía un poco molesto. La rubia no tenía idea de lo que estaba pasando por su mente, así que prefirió escuchar y luego hablar, no vaya a ser que el hombre explote por algo insignificante.

Deberías estar entrenando.

Shouto quemó mis sandalias. —el mencionado, que justo iba bajando las escaleras, se detuvo al escuchar su nombre. Inoru seguía muy molesta con él aunque no lo aparentara, era odioso que el chico haya usado su lado izquierdo solo para quemarle los pies y llevarse la sorpresa de que esas ridículas sandalias, como él las veía, le hayan protegido del calor de sus llamas mal intencionadas. — No tengo más zapatos para entrenar, usted me compró unos muy frágiles, los he roto todos... y ya no tengo vendas.

Enji suspiró, se había dado cuenta que en la basura habían al menos siete pares de zapatos y muchas vendas quemadas o sucias, probablemente del uso excesivo que les dio en un solo entrenamiento. No sabía de qué estaban echas esas sandalias que la rubia tanto amaba pero habían resistido mejor que los mejores zapatos que pudo conseguirle.

De su billetera sacó un gran fajo de dinero, dejándolo al aire y dando un mensaje silencioso a la ninja, quien entendió todo a la perfección. Suspirando frustrada, y mirando con tremendo malestar al bicolor, subió las escaleras aprovechando de apartarlo de un empujón para librar su camino.

Shouto, en cambio, le restó importancia, igual de molesto que la chica y sin ganas de darle la razón. Sin embargo su mueca inexpresiva cambió a una sorprendida cuando el adulto dejó en sus manos el dinero que había sacado anteriormente.

No regresen tarde.

Y con eso entendió que él le acompañaría a comprar el calzado, todo por culpa de su reverenda inmadurez.

|💮|

Ninguno de los dos hablaba, ni se miraba o siquiera caminaban al mismo ritmo. ¿Para qué? Desde ese día en el dojo a sido imposible que se lleven bien, han causado tantas disputas por pormenores que Inoru está segura que casarse con él es impensable.

Suspiró, soportando todo el ruido que había en las calles. Los pitidos, gritos, risas y chirridos. No podía soportarlo, era tan aturdidor que le causaba nauseas y le hacía sentir débil. Odiaba la ciudad, ni siquiera el año había valido la pena para acostumbrarse. Y no dejaría que el bicolor se diera cuenta, podría aprovecharse como esa vez con sus sandalias.

El evento había sido absurdo por si solo pero por alguna razón las palabras de Inoru lo hicieron explotar y le atacó con fuego, naciendo ahí la tonta promesa de no volverlo a usar porque, aparentemente, era el poder de su padre y se estaba comportando como el por su culpa.

Puras tonterías, quiso decirle.

Es la quinta tienda.

¿Y?

Entraron, revisaron toda la estantería y la rubia se probó cada zapato que le convencía, pero que luego miraba con asco y lo dejaba de lado. Inoru era quisquillosa, siempre había comprado todos sus zapatos en un mismo lugar y, aunque se vieran más bonitos y las vendedoras alegaran que eran de la mejor calidad, no encontraba siquiera un par que se le igualara aunque sea un poco.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora