T r e i n t a y t r e s

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> ¡No quiero! <

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Esto es una reverenda desgracia...

Hace unos minutos, Inoru pidió permiso a su supervisora para ir al baño y justo venía de regreso, con las manos húmedas pasando repetidas veces por su rostro y su chaqueta deportiva atada en su cintura... escondiendo la maldita mancha de sangre en su trasero.

O sí, podían reírse de Inoru. Ella lo hizo. Había terminado por mancharse justo después de haber liberado un estornudo, y por si fuera poco se había reído aún más por la sensación incómoda en su retaguardia, para evitar llorar de la desesperación más que por otra cosa.

Se hubiera cambiado de pantalón si su tonta maestra no hubiera ido a buscarla, ignorando sus palabras y tirando de ella al estadio, donde dentro de poco comenzarían a formarse las parejas de caballería. Lo único bueno a su parecer era que había tomado la pastilla para detener el insufrible dolor de cólicos, y comer una barra de chocolate porque ya tenía hambre de tanto correr.

Aunque no dudaba que en cualquier momento iniciaría con sus antojos.

La luz al final del túnel marcó su sentencia, y una vez dentro del mar de gente sintió una escalofriante aura de competitividad, rivalidad, miedo y pánico. Oh, y sudor. Alguien estaba sudando a lo grande. Debía ser Midoriya.

Midnigth anunció el tiempo límite para elegir parejas mientras ella se integraba, buscando a sus amigos o a los compañeros más cercanos que tenía para integrarlos a su equipo. De ser posible Inoru no quería ser jinete, prefería ser el caballo y así ganar más fácil mente con su velocidad. Bastaba con decir que ya tenía en mente dos personitas.

Regresaste.

Debiste quedarte en los baños.

¿Debido a qué?

A ellos.

Giró hacia donde apuntaban Sero y Sato al mismo tiempo, sintiendo un horrible escalofrío cruzar un camino lento y tortuoso por toda su espalda. Era como ver a dos grandes bestias peleando. Tanto Bakugo como Todoroki no dejaban de buscarla, ya sea con la mirada o yendo de un lado a otro, lanzando dagas por los ojos.

Sinceramente, Inoru no quería hacer equipo con ninguno de los dos. ¿Se estaba acobardando? Un poco. Si iba con ellos significaba ir contra Midoriya, y todos irían contra Midoriya. Ya de por sí ella era un blanco, no quería llamar más la atención estando cerca de ellos dos.

¿Quién la manda a tener una familia tan rara, con gustos raros? ¿Eh? Solo el maldito destino.

Ch-chicos...

Lo siento, Inoru-chan. En otro momento nos uniríamos, pero preferimos vivir.

Así como dijeron, los dos traidores corrieron hacia Bakugo, intentando entrar en su equipo como los canallas que eran. Porque no importaba que Inoru estuviera más arriba que esos dos, ellos seguían dando miedo y preferían mil veces ser parte de ellos que estando con la ninja, molestándola y haciéndola sentir ignoraba.

Era seguro que cualquiera que se acercara a Inoru moriría a manos de esos dos.

Ahora se replanteaba seriamente quiénes serían sus compañeros de equipo. Había elegido a Sato por su fuerza al comer dulces, para llevarla con mayor comodidad sobre sus hombros. Y también había escogido a Sero, para que la atrapara en el aire, si debía esquivar un ataque con su velocidad. Incluso si ellos no aceptaban, tenía en mente a Hagakure u Ochaco, chicas delgadas que podían pasar desapercibidas sobre sus hombros y que sus quirk funcionarían de emboscada con el suyo.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora