C u a r e n t a y c i n c o

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> Equipo ocho <

Pequeñas gotas de lluvia hicieron acto de presencia, tornando el cielo de nubes grises y melancólicas, tan características cuando la lluvia cae y las calles se humedecen bajo su tacto.

Inoru observaba el panorama con tranquilidad, fuera de la oficina de la Hokage a través de una de sus ventanas. Yoshio a su lado no modula palabra, simplemente observa el diluvio en silencio a su lado, admirando la estructura de las casas, sus vivos colores y cualquier otra cosa que llamará su atención. Todo sin dejar de estar alerta.

La charla con la Hokage se había tornado incómoda con la llegada del anciano de cabello blanco y el joven adulto de cabello gris. Por el chakra que ambos desprendían, podía afirmar que eran fuertes. No estaba ahí para medir su fuerza con ellos, estaba ahí para proteger a Inoru. O eso se decía. Admiraba la fuerza de voluntad de la menor, por esto se encontraba ahí, a su lado, no tanto por el pedido predecible de su prometida. Admitía sentir curiosidad por esa cabecita rubia impredecible, todo pensamiento oculto por sus gemas violetas, actuando como un espejo, ocultando la puerta a su alma. Una chica impresionante.

La Yamakana menor dejó de mirar por la ventana al oír el chirrido característico de las puertas ahí en Konoha, viendo de reojo la salida tranquila de Sakura y Hatake Kakashi, el ninja que a copiado más de mil jutsus. Desvió la mirada, ocultando su mueca molesta.

Yo~

Quiso suspirar en rendición, delatando su molestia. El gran ninja que copia se había detenido a saludar, con una sonrisa oculta bajo su máscara y su único ojo dando a conocer sus emociones. Alzo su mano, en un saludo igual de informal. A Inoru no le desagradaba Kakashi, solo le incomodaba su presencia. Tenía la extraña paranoia que el sujeto sabía leer sus emociones.

Hatake–san.

Has crecido mucho, Inoru–chan. —arrugó su nariz, odiando ese dato insignificante. — Aún recuerdo cuando eras más enana que Naruto.

Y usted sigue leyendo historias eróticas. —afirmó. — Dígame algo que no sepa.

Soltó una risa nerviosa, dándole toda la razón. — Igual de mordaz.

Encogió sus hombros, restándole peso al hierro.

Detrás de ellos apareció un Naruto enfurruñado, que al verla no tardó en rodear su cuerpo con sus brazos. Se dejó hacer, gustosa con sentir el chakra cálido de su mayor. Siendo un bebé, estiró sus brazos y pidió ser cargada, a lo cual el Uzumaki aceptó al instante. En otras circunstancias habría renegado de cariño, incluso mostraría su vergüenza al ser tratada con esa confianza, pero con Uzumaki Naruto valía totalmente la pena.

Adoraba a su mayor, aunque fuera un cabeza hueca bastante irritante.

Por lo que veo, Naruto sigue siendo más alto que tú.

Cállese Hatake–san, no arruine el momento. —sin duda Sakura no podía entender cómo esa chiquilla estuvo a punto de matarla, si es que es demasiado sumisa a lado de Naruto.

¡Chibinoru, vamos a Ichiraku ramen's!

¿Chibinoru?, pensó entre divertida y molesta, creyó escucharlo momento atrás, cuando el Uzumaki la reconoció, pero no le tomó su debida relevancia. Ahora solo faltaba que los tres revoltosos comenzarán a llamarla así también, por iniciativa del rubio mayor.

Quiero visitar a Hinata–san. —dijo, con su cara oculta en el hueco de su cuello.

Olía a sudor varonil, perfume barato y ramen. Ah~ tan nostálgico.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora