E P I L O G O

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Es una buena mañana; pensó Hanako.

Una ligera brisa entra por la ventana, moviendo al compás las cortinas blancas que impiden el paso a la luz matutina. La habitación es iluminada de forma tenue, resaltando las paredes lilas decoradas con dibujos en pintura blanca, simulando ser un prado lleno de mariposas y serpientes, conviviendo en armonía bajo los cálidos rayos del sol.

Sí. Le tomó un mes dibujar y pintar todo eso, teniendo Shouto y Sasuke un poco de culpa al hacerla retrasar, siendo insistentes en pasar tiempo con ellos. Ya ni Katsuki era tan insistente, y eso que ahora son hermanos políticos y viven juntos. Bueno, el rubio ahora vive dentro de la academia pero se entiende el punto.

Bostezó por lo bajo, mirando el despertador con mala cara.

Era una bonita mañana, pero eso no significa que quiera salir a pasear y ser bañada por los rayos del sol. De preferencia, quisiera seguir durmiendo.

Hacia días quedó de acuerdo con las chicas para ir de compras y pasar el rato, bueno, ellas irían de compras y Hanako les daría el visto bueno a las prendas que eligieran, como buena amiga que es. Dependiendo de qué tanto compren, tal vez vayan a otro lado a pasar el rato. La rubia tenía muchas ganas de comer helado y hacer deporte, por no mencionar que visitar el lago o alguna piscina también era tentador, pero por ese día le toca a las demás elegir. No le haría daño salir de la monotonía un rato.

Viendo que no tenía tiempo de volver a dormir, salió de la cama usando solo ropa interior y fue directo a tomar una ducha, asegurándose que la ropa que usará para la salida esté lista en la silla del escritorio.

Tardo cinco minutos en ducharse, como era su costumbre.

¿Estás despierta, Hanako? —la voz de Sasuke al otro lado de la puerta anunció su llegada.

Me estoy vistiendo, no entres.

Como si la orden no fuera dicha, el Uchiha menor invadió la habitación femenina y cayó rendido directamente en la mullida cama de sábanas violetas. Bufo molesta por el atrevimiento, pero se continuó vistiendo aún con él ahí.

Una blusa a rayas blancas y negras, un pantalón ¾ oscuro y un saco del mismo color era la vestimenta de ese día. Secó el cabello cenizo con delicadeza, degustando que este por fin retomó el largo que por años mantuvo, el cual era rozando por debajo de los glúteos.

Iré de compras con las chicas, —anunció con suavidad, dando caricias a la espalda del mayor. Aún vestía el uniforme policial, era obvio que recién terminó su turno. — descansa. Tía- Mamá estará contenta de mimarte.

Quiero estar contigo... —dijo en balbuceos, amortiguando la voz con las sábanas.

Duerme sensei.

Besó con cariño la coronilla y abandonó la habitación, cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Bajó a la estancia principal, donde un cansado Itachi dormita sobre el sillón más amplio, dando leves ronquidos que la hicieron sonreír.

Si están cansados, deberían ir a casa; pensó con ternura, acariciando la frente arrugada del mayor, seguramente por un mal sueño.

Comenzar a vivir de forma permanente como una digna Bakugo, resultó más complicado de lo que pensó. Primeramente porque no volvió sola del mundo ninja, sino que trajo consigo a los hermanos Uchiha, un experimento de Orochimaru, una Uzumaki y un demonio de agua, y eso solo era el principio.

Por obvios motivos, no pueden vivir todos en la misma casa, como fue durante el tiempo que estuvieron juntos en Konoha. Aunque la casa es grande, no es lo suficiente amplia para más de cinco personas, contando que Katsuki aún conserva su habitación y no permitiría que nadie, además de Hanako, pudiera usarla.

Thing Of Two || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora