Sam Maleik

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Todos estábamos sentados frente al lago. Mi vista estaba perdida en el agua, mientras Charlie y Bella me daban el sermón de mi vida.

- ¿Estas escuchando, ___?

- Eh... si.

- Ser prefecto de Ravenclaw te abrirá muchas puertas. Y ya te sacaron unos puntos, no me gustaria...

-¡¿Qué?! - Gracias, Charlie. Bella casi se infarta.

- Tengo hambre. - Mentí - Voy al comedor.

- ¿Cómo que nos quitaron punto? ¿Qué hiciste?

No le contesté a Bella, y me fui. Era lo mejor. Antes de llegar a los pasillos de una de las torres, Sam Maleik me había alcanzado. No sé porqué, pero tenía una voz que te llamaba y te envolvía, a tal punto que te enamorabas.

- ___, si quieres podemos comer juntos.

- No, Sam. Dije eso para... - Cuando desapareció su sonrisa, me frené. - Si. Me encantaría. - Ambos sonreímos.

Fuimos al comedor. Había pocos chicos. Percy estaba allí con Penelope, y otros chicos de Gryffindor de cuarto año. Ambos nos sentamos lejos de ellos, y de la nada apareció la comida.

- ¿Los gemelos Weasley hicieron que te quitaran punto? - Preguntó Sam, mientras se servía puré de calabaza.

- Si... No le quería contar a nadie, pero

- Charlie metió la pata - dijo riéndose un poco.

-Si - Sonreí - Pero no lo hizo a propósito. Solo trata de protegerme.

- Pero hablemos de otra cosa. - Trate de cambiar mis ideas. - ¿Cómo te fue en tu primera semana?

- Pensé que sería difícil, pero fue divertido. A Anna le fue mejor que yo. Le encantó transformaciones. A mi Defensas contra las artes oscuras.

- A mi también.

- ¿Tienes más hermanos? - Esa pregunta me dió escalofríos. Siempre el que respondía eso, eran mis padres. Jamás había hablado de mi hermana. Le conté toda la historia y noté en su rostro que había metido la pata. Pero yo no lo sentí así.

- Lo siento. En mi familia somos mi hermana y yo. Sería feo perderla.

- ¿Tus padres en que trabajan? - Cambie de tema, para que evitar que siguiera incómodo.

Sus padres trabajaban en el ministerio, en el departamento de accidentes y catástrofes mágicas. Vivían cerca de Londres. Su familia era sangre pura. En su hogar, tenían varias lechuzas. Sus padres eran fanáticos de las aves. También me contó que le gustaban algunos objetos muggles, como un instrumento musical, la guitarra. Y su pasión por la escritura.

La verdad, no me arrepiento de haber ido al gran comedor con Sam. Charlamos de todo un poco, como sobre las tiendas favoritas del callejón Diagon, libros, comidas, los tipos de varitas, y mucho más. Me sentí muy cómoda con él. Además hablamos sobre mi vínculo con los Weasley.

- Adoro a los Weasley...

- Nosotros también te adoramos - Contesto George con vos aguda.

-¿Estas lista?

-¿Para qué? - preguntó Sam.

- Nada, Maleik. Sigue con tu almuerzo.

- Fred, no seas así.

- Lo siento, Maleik. Pero es privado. ¡Vamos, levántate! - Me ordenó George.

Me levante para irme con ellos. Le prometí a Sam, que volveríamos a hablar a la noche.

-Esto será emocionante - Me adelanto George con una sonrisa y su brazo derecho rodeando mi espalda.

Mi vida en Hogwarts  1er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora