Mi vida en Hogwarts 1er año

Zonko

- ¿Trajiste dinero? - Me preguntó Fred, antes de llegar a Zonko.

- Nunca me dijiste que lo hiciera. ¡No te leo la mente, Frederick.

- Cálmate, mujer. Te prestamos, si lo necesitas... Por Merlin...

- Perdón.

- No, sabes que... - Fred comenzó a gimotear - Trato de ser una buena persona, pero tu siempre haces algo para romperme el corazón.

- ¿Qué te pasa?

- Luego dicen que los hombres somos los hirientes. - De golpe paró el drama. - Y llegamos... - La tienda estaba abarrotada de estudiantes de Hogwarts. - No te preocupes - dijo Fred al ver mi cara. - En media hora comienza a despejarse. Todos se dirigen a "Las tres escobas".

Nos quedamos media hora viendo como salían los chicos con muchas bolsas. Pude notar que artículos les gustaba más los chicos, y cuales las chicas.

- Es interesante... las chicas llevan plumas, pergaminos, tintas... por otro lado los chicos

- Mejores cosas...

- Más bien, tonterías. - Ambos me miraron con odio. - Pero es interesante. Ver lo que llevan, las cosas que le gustan... Si uno observa los gustos de la clientela, podría hacer grandes negocios.

Jamás en mi vida había recordado esas palabras, hasta que los chicos abrieron su propia tienda. No imaginé que esas palabras fueron una inspiración para poder lograr sus productos.

Pero volviendo a ese momento. Pasó la media hora, comenzaba a bajar el sol. Mire hacia adentro, y habían pocas personas en el lugar.

- Vamos, así llegamos a la hora de la cena.

Entramos a la tienda. Era el sueño de cualquier bromista. Había cuchara derramadora, sombrero tiñe-cabello, sombrero que peina...

- Caramelos sabor a moco... Que asco.

- Peor es comer un moco de verdad.

- ¿Lo dices por experiencia, Georgi?

- Muy graciosa.

- Los caramelos escupe fuegos, serían el regalo perfecto para Charlie.

- Ehh, no te lo aconsejo. Lo hicimos una vez. Casi incendia su cuarto.

- Hola chicos, ¿en que les puedo servir?

- Hola señor Bilnes. ¿Nos puede ayudar en algo?

- Si, jóvenes. Hola pequeñita.

- Ella es ___. Es de primer año. Quiere saber si venden cuadernos que hacen invisible lo que escribe.

-Mmm, no. Pero tenemos tinta invisible.

Los chicos fueron a buscar sus cosas. Mientras el señor Bilnes me mostraba las tintas de invisibilidad y la de reveladora.

- Se venden mucho. Seguramente el cuaderno este escrito por esta tinta. La única forma de saberlo es verter un poco de esta tinta en el cuaderno. - Puso la tinta reveladora más adelante de la otra.

- Se que va a sonar grosero, pero... ¿Esta seguro? Ese cuaderno tenía k nk en la tapa.

- Muy seguro. - Unos segundo de silencio, el señor Bilnes preguntó donde lo había encontrado. Estaba muy nerviosa en decirle toda la verdad, así que solo le conté una parte. - Si me traes el cuaderno te podría ayudar un poco más.

- Sería genial. Mientras tanto... me llevare la tinta reveladora.

- Te daré una tinta invisible de regalo. Así te diviertes un poco, hasta que vuelvas.

- Muchas gracias, señor Bilnes.

- Agregue estas cosas también. - Los chicos pusieron sobre el mostrador varios artículos. Parecía que se iban a vengar de media escuela.

- Bueno chicos, muchas gracias por su compra. Vuelvan cuando quieran. Pero tengan cuidado. - Y nos hizo un guiño antes de irnos.

- Es una muy buena tienda. ¿Cuándo podríamos volver?

- ¿Ni siquiera llegamos al pasadizo y ya quieres volver? - Bramó Fred, mientras guardaba las últimas golosinas en sus bolsillo.