Mi vida en Hogwarts 1er año

El mejor amigo de Megan

Faltaban tan solo dos días para navidad. Todos los días le mandaba una carta a mis padres para saber como estaban. Y de vez en cuando a los gemelos.

A la hora del almuerzo, Megan y yo no pudimos comer nada. Teníamos más sueño que hambre. Igual decidimos salir al patio cubierto de nieve.

- ¿Crees que Weasley te extraña? - Resbale en la nieve sin pensar. - Solo preguntaba, no es para que te cayeras.

- No lo creo. Fred debe estar pensando en sí mismo. Además, creo que me quiere como una hermana. - Tratamos de hacer muñecos de nieve pequeños.

- ¿Crees que la segunda parte del año será más divertida?

- Eso espero. Igual es nuestro primer año. Van a venir muchos más interesantes... O eso espero.... Aunque extrañaré a Charlie.

- Yo también.

-¿Te sigue gustando? - Tardó un poco en responderme.

- Si... Pero no me debo ilusionar. El amor a distancia debe ser difícil, y no me gustaría experimentar eso. - Mientras seguía amoldando a su muñeco, no podía dejar de verla. - Espero que pase la hora volando. Tengo mucha hambre. - Me quede quieta pensando en lo que había dicho.

- Tengo una idea - Susurré.

Como faltaban dos horas para comer, le dije a Megan que me acompañara hasta la cocina de la escuela. Al principio decía que era una mala idea. Por un tiempo pensé lo mismo, hasta llegar al pasillo donde se encontraba la entrada. Su aroma nos llamaba.

- ¡Oh por Dios! - Susurró Megan en la puerta. - Son... son Elfos. No deberíamos estar aquí. - Megan tenía razón. Pero su estómago, no.

- ¡Sissy!

- Hola niña. ¿Quién es ella? - La Elfa sostenía un gran tazón con una mezcla morada. Traté en ayudarla, pero se negó.

- Ella es mi compañera, Megan.

- Por ese sonido noto que tiene hambre. - Sissy nos dió unas tartas que estaban recién salidas del horno. - No coman mucho. No quiero que se llenen antes de la cena.

- ¿Algo en especial para Navidad? - Megan estaba ansiosa por saber el menú.

- Es una sorpresa.

- ¿Nos podemos quedar un rato aquí, Sissy? No molestaremos. - Quería ver el trabajo de los Elfos más de cerca.

- Solo si prometen no tocar nada más. Fui bastante generosa al darles esas tartas.

Estuvimos quietas un buen rato. Sentadas cerca de una mesa, pudimos ver como los cuchillos volaban y cortaban toneladas de verduras. Luego pasaban a como las masas se transformaban en pasteles, en un abrir y cerrar de ojos.

- ___, creo que conozco a ese elfo. - Dos mesas separadas de donde estábamos nosotras, pudimos ver a dos elfos mirándonos. - Creo... Creo que es él. Si, es él. No lo puedo creer. - Megan quedo impactada al recordar quien esa ese elfo. - Trabajaba en la casa de mi abuelo. Él lo despidió hace cinco años.

- ¿Quieres hablar con él?

- Creo que es mejor irnos a la torre. - Megan se paró. Saludó a Sissy sin ganas. Pude notar que el elfo nos miró hasta que salimos del lugar.

- Espero que coman la cena de esta noche, niñas. - Nos advirtió, Sissy.

- Antes de llegar a la torre. ¿Me quieres decir que pasa? ¿Por qué salimos casi corriendo del lugar?

- Él... él era mi mejor amigo. - De golpe, Megan estalló en llanto. La abrace, sin pensar que mi brazo derecho se iba a mojar, como si corriera un río por el mismo. - Por ese motivo odio a mi abuelo. - Sus lágrimas no dejaban de brotar.

Seguía consolándola hasta que de pronto, una sombre pequeña apareció en el pasillo. Era el mismo elfo. Algo tímido se fue acercando hasta donde estábamos nosotras. Sus orejas eran el doble de grande que las nuestras, y tenía unos ojos marrones claros, que más bien parecían verdes.

- ¿Pequeña Megan? - Ella se abalanzó hacia el elfo para abrazarlo. Él se asustó un poco, pero lo acepto.

- Los dejare solos. Iré a la torre.

Mire sobre mi hombro antes de desaparecer por el pasillo. Pude notar que Megan ya no se sentía sola. Ese dolor estaba desapareciendo. Había vuelto a ver a su mejor amigo. Ese amigo que realmente necesitaba volverlo a tener en su vida.