Cuadernos en blanco

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Luego de la cena, por fin pude oír mis pensamientos. Tenía en la cabeza la voz de Megan y Charlie. Hasta dije la respuesta del acertijo con la voz de uno de ellos.

Antes de subir a mi dormitorio. Disimuladamente pase por la biblioteca. Para mi desgracia, el libro no estaba en el lugar donde lo había dejado. Tuve que revisar uno por uno los estantes, para poder encontrarlo.

- Bueno, hasta que por fin te interesa agarrar un libro. - Bella se paró detrás mío, con los brazos cruzados. - Espero que sigas con ese espíritu, así recuperas los puntos que perdimos. - Sin nada más que decir, se fue.

Quería matarla, pero mientras la veía caminar, se me ocurrió decirle a Peeves que le hiciera una broma, así se calmaba un poco. Aunque mi idea era cruel, era una muy buena.

Pasaron varios chicos por la sala, hasta que por bien logre encontrarlo. Estaba en el último estante, muy escondido. No sabía si alguien lo había escondido a propósito, para que solo esa persona lo encontrara. Pero era la respuesta más lógica que pude encontrar. Saqué dos libros más, para poder disimular lo que llevaba.

- ¡Vaya! Veo que de apoco te adaptando al espíritu Ravenclaw, ____. Buena suerte en tu lectura. - Me dijo nuestro prefecto. Le respondí con una sonrisa y me fui hacia la habitación, casi corriendo.

- Que bien. Me gusta tu entusiasmo. - Bella se estaba volviendo una roca en el zapato de un elfo. - Pero ve de apoco. Luego te vas a obsesionar tanto, que no te lo vas a poder sacar de encima.

En vez de decirle algo, decidí callarme. Mientras todas dormían, baje con los cinco libros a la sala, la cual estaba vacía. Trate de buscar un lugar donde no haga ruido o llame la atención, para cualquier persona que se asomara al lugar.

Puse ambos libros, uno al lado del otro. Eran hermosos. Pero noté algo que no lo había hecho antes, parecían unos diarios o cuartearnos de anotaciones, no libros. Uno de ellos, tenía una cerradura, el otro también, pero estaba rota.

Abri el que estaba roto. Y para mi desilusión, tenían todas las hojas en blanco. Aún así, lo revisé de pies a cabeza. Mire cada hoja buscando algo, pero nada. Hasta que se me ocurrió ver la tapa. Había una palabra algo borrosa, como si la hubiesen borrado a la fuerza. Solo se distinguía una z y una nk. Pensativa, miraba a mi alrededor, buscando una palabra o algo que me ayudara a descifrar que podría ser. Y no se porque, me vino a la mente Fred, los pergaminos, las plumas, las bombas fétidas, y mi respuesta... "Zonko", la tienda de bromas.

- ¿___? ¿Qué haces despierta a esta hora? Ve a la cama. - Nicholas estaba con una bata azul, y con sus pelos revueltos.

- Perdón. - Hasta que no me dirigía a la habitación, no me sacó los ojos de encima. Pero antes de irme del todo, tocó mi hombro derecho para decirme que estaba orgulloso por mi entusiasmo, pero que no debería sacrificar dormir por llegar a complacer a los demás. Fue algo extraño, pero le agradecí sus palabras.

Mi vida en Hogwarts  1er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora