La familia de Megan

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Llego navidad. La época del año que más adoro. Una semana antes, sin querer había quemado la capa del profesor Flitwick, por accidente. Pero aún así, recibí un castigo, el cual fue ayudarlo a decorar la escuela con los adornos. Para mí, fue más un placer que un castigo.

Antes de ir al gran comedor, la mayoría de las chicas ya habían empacado sus cosas para irse a pasar las fiestas con su familia. Mamá me había mandado una carta días atrás, para saber si iba a ir con ellos, pero antes de responderles, quise saber quien se quedaba en Hogwarts. Los gemelos, percie y Charlie pasarían las fiestas en la madriguera. Todas las chicas se iban, menos Megan.

- ¿También te vas? - Preguntó Megan a Cho, quien estaba empacando su última bufanda. - ___ ¿Tu también?

- Quiero ver a mis padres. Los extraño mucho. Pero no quiero dejarte sola. - Vi en sus ojos alegría. Corrió hacia mí y me abrazo muy fuerte, como si su gratitud se sintieran en ese abrazo.

Después de que todas las chicas se fueran, y que termináramos de adornar todo, Megan y yo fuimos a ver a Hagrid, para no pensar en que estaría dos semanas sin ver a los Weasley...y también a mis padres.

- Quedó muy lindo el gran comedor. Hicieron un buen trabajo.

- Gracias. Pero tú también ayudaste, si no fuera por ese lindo árbol, no sería lo mismo.

- Si, pero sin los adornos, no sería un lindo árbol. - Hagrid había puesto un poco de agua a calentar - ¿Que harán estos días?

-Bueno... Les dije a mis padres que me quedaría. Al principio mi papá no lo tomó bien, pero después se le pasó, cuando se dió cuenta de que me quedaba por Megan, para no dejarla sola.

- Es muy noble de tu parte. No dejarla sola, en estas fiestas. Megan ¿Por qué no pasas con tus padres?

- Mi padre es un mortífago. - Hubo un silencio incómodo. Aunque yo no lo sentí de esa manera. En mi familia también había mortífagos. Por eso entendía un poco por lo que estaba pasando. - Esta en Azkaban. Y mamá... no la conocí. Cuando ocurrió lo de la primera guerra,  nos abandonó. O al menos eso dice mi padre.

- No sabía eso. - Me sentía mal por ella.

- Si... En fin, no quería volver a casa. Mis abuelos están enojados, pero es difícil pasar las fiestas otra ves con ellos. - En su rostro se pudo notar que estaba abrumada. - La misma pelea. Siempre buscando un culpable.... Aunque yo se que la culpa de todo es de mi padre.

- ¿Estas bien, Megan?

- Si. Gracias, Hagrid. - Él le había pasado un pañuelo.

- Esa batalla arruinó la vida de muchos.  Pero lo importante es que ya se termino. Y no creo que vuelva a ocurrir.  - Cada vez que recordaba esa frase que dije, me venía a la mente lo que me decía la profesora Trelawney, sobre mi "don".

- Puede ser... Aún así. Mi familia nunca volverá a ser la misma.

- Ninguno puede cambiar el pasado, pero tienes la suerte de poder manejar tu presente.

Esa misma noche, solas en la habitación, no podíamos dormir. Megan estaba acostada, con la mirada perdida en la cama vacía de Bella. Por mi parte, no dejaba de ver el campo de Quidditch.

- Espero que no pasemos las fiestas así.

- ¿En que piensas?

- Mi madre era una Ravenclaw... pero jamás fue sabia para elegir hombres.

- Ella no sabía que tu padre iba a volverse un mortífago... nadie sabía que esto iba a pasar.

- Quisiera haberla conocido. Solo conozco lo que me dijeron mis abuelos. Y el baúl viejo con sus cosas. - Félix había aparecido con una rata muerta en la boca, cuando me aleje de mi cama y me senté junto a Megan. - Una Ravenclaw enamorada de un Slytherin... - Se repetía.

- ¿Vives con tus abuelos paternos?

- Si. Aunque cada año me voy turnando. Mi abuelo fue de Slytherin. Apoya la sangre pura, pero no a tal extremo de matar para "purificar la raza".

- Por eso la pelea...

- Para mi abuela mi padre es una vergüenza. Mi abuelo no lo dice, pero creo que esta orgulloso de él. Por eso lo detesto.

Podía notar su odio en la voz. También tenía un abuelo así, que quería mantener en su familia la pureza. Lo que más me daba pena eran sus padres.    Es doloroso no tener a ninguno para compartir estos momentos.

Lo único que se me ocurrió hacer fue abrazarla. Unos segundos más tarde, note que tenía mi pijama mojado con gotas. Megan había abierto su corazón por completo esa noche. Algo que creo, que jamás lo había hecho.

Mi vida en Hogwarts  1er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora