La sala de menesteres

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- No se si es.

- Creo que si es.

Abrí la puerta. Montañas y montañas de objetos estaban adelante nuestro. Era impresionante la cantidad de cosas que había en el lugar. No sabía por donde empezar a buscar, o si llegaríamos a encontrar algo allí.

-¿Qué es este lugar?

-La sala de menesteres.

-¿La qué?

-Tu dijiste que desearías saber donde esta ese libro. Y aquí esta tu respuesta. - No entendía, hasta que recordé algo que había dicho Bella una vez sobre este lugar.

-¿Creen que estará en este lugar? Tardaremos años en encontrar el libro. - Pregunte adentrándonos en el lugar.

-No sabemos, tenemos que probar. Accio...

-¡No! - Gritamos con George.

-¿Qué? Solo iba a decir "Accio libro de Zlaink. Quizás funcione. - George hizo que me pusiera detrás de ellos por las dudas de que los libros empezaran a llover sobre nosotros.

- Hazlo.

Fred saco su varita. Dudando dijo el hechizo. Por un momento no paso nada. Trató de repetirlo, pero antes de hacerlo una mochila pesada voló hacia nosotros. George la tomó y urgo adentro de la misma.

- No van a creer esto.

Sacó un cuaderno azul con su nombre gravado en letras plateadas, una pluma azul marino con su punta también plateada, un par de frascos de tintas algo extrañas, algunas cartas viejas y una varita muy parecida a la mía. George abrió el libro para saber si era el que buscábamos. Fred decidió seguir buscando en la mochila, y encontró un pergamino junto con un polvo y una brocha.

-Es un mapa... ¿Del ministerio?

-¿Qué?

En ese pergamino, mostraba cada lugar del ministerio, con marcas, descripciones de los lugares y otras cosas escritas. Algo que nos llamo la atención eran escrituras con tinta roja, que decían que objetos estaban guardados en ese mismo lugar.

- Esto es oro.

-¿Qué haremos con esto?

- Guardarlo. - Ambos se sorprendieron al escucharme. - Tendremos que buscar el mejor lugar para esconder estas cosas.

- Podemos guardarla en algún túnel.

-Después decidimos. Ahora debemos ir al gran comedor. Antes de que sospechen algo.

Guardamos todo en la mochila. George decidió cargar con el peso. Todos nos incorporamos, pero nadie sabía hacia donde quedaba la salida.

-¿Qué hacemos ahora?

-Tiene que haber un hechizo para guiarnos.

-Vinimos por allá. - Señalo Fred detrás nuestro. - Vamos. - Caminamos varios minutos, pero no llegábamos a ningún lado. - Bueno... algún día saldremos.

-Tengo una idea. - Me acerque hasta una de las montañas para sacar varios objetos.

-Robar no nos sacará de aquí.

-No estoy robando. Solo usaremos estos para marcar un punto, y saber si estamos yendo a la salida o volviendo al punto de inicio.

Debe una muñeca horrenda en medio del lugar. Los chicos tomaron otros objetos para hacer lo mismo. Nos encaminamos hacia un corredor hasta el final, pero después de un rato, parecía que no habíamos avanzado nada.

-Creo que no vamos a llegar nunca.

- No estes tan seguro. - Fred señaló una pared al final del lado derecho de donde estábamos.

Antes de seguirlos, deje algunas cosas sobre una pequeña montaña. Levante mi cabeza sin prestar atención a un objeto que se veía a lo lejos. Mire una segunda vez y había un pico de un ave brillando.

-¡Vamos! Tengo mucha hambre.

-¿___?

-Ya voy. - Deje todo en la última montaña, al igual que los chicos.

-Por fin. - Dijo Fred, feliz de salir del lugar.

Nos quedamos viendo como desaparecía la entrada y se convertía en una pared. Por un rato que quede pensando en ese pico de ave. Era extraño, como un lugar podía guardar tantas cosas.

-Es increíble.

-Si. Muchas generaciones guardaron sus recuerdos en ese lugar.

-Si, pero jamás pensé que habría tantas porquerias en ese lugar.

-No todos los objetos son porquerias. Debe haber algo muy interesante en ese lugar. Quizás algunos objetos nos sirva.

-¿Para qué?

-No lo sé. Quizás... algún día serán útiles.

Llegamos al gran comedor, donde la mitad de la escuela estaba almorzando. En ese momento desee no tener hambre, porque Bella, Sophie y Megan estaban allí. Y nosotros nos habíamos olvidado de que Fred tenía la mochila. La lluvia de preguntas estaba por llegar.

-Iremos a sentarnos en otra mesa. No soporto a tu compañera cuando comienza a hacernos preguntas. - Ellos se fueron hasta un grupo de segundo y tercer año de Gryffindor.

-Hola. - Dije tímidamente

-¿Otra vez con los Weasley? Jamás aprenderás.

-Bella, ella tiene la suficiente inteligencia para saber con quien meterse y con quién no. Déjala.

-Si, pero tengo miedo que el que este guiando en ese momento sea su corazón y no su cerebro. -Todas reímos por ese comentario, incluso Bella.

Mi vida en Hogwarts  1er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora