Mi vida en Hogwarts 1er año

Zlaink, el auror

-... Cuando llegas, me despierto. Cuando te vas, me duermo. Cuando estás todo lo veo, cuando no estas todo es negro.

- El día. - Dije sin pensar. Sophie se quedó impresionada.

- Correcto. Señorita, ___.

- ¿Cómo lo sabías? - Dije algo que no pensé que diría.

- No lo sé. Solo lo sé. - Tal cual lo que dijo la profesora Trelawney.

- Para poder leer lo que dicen los cuadernos, deberas escribir el acertijo de Ravenclaw. Si te responde, te dejará entrar en su mente. De no ser así, tu no correspondes al legado que lleva ese nombre. Suerte, viajeras de Hogwarts.

- Espere... ¿Por qué nos dio el otro acertijo, si sabía que con el de Ravenclaw podría hacerlo?

- Quería saber si eras buena en descifrar acertijos. No a cualquiera le iba a pasar esa información.

Volví a la sala común un tanto confundida. Pero por lo menos sabía como poder leer uno de los libros. Sophie, Megan y yo, nos quedamos en el cuarto para leer lo que decía el cuaderno. Escribí el acertijo que decíamos antes de entrar a los dormitorios. Para nuestras sorpresa. Apareció la respuesta en tono azul, y desapareció.

A los pocos minutos, las hojas estaban todas escritas. En la primera hoja decía "propiedad de Michael Klaink, futuro auror del mundo mágico". En la siguiente hoja tenía anotaciones con dibujos. Era como un diario para ser un buen auror.

Por dos semanas, no dejaba el cuaderno. Cada palabra que decía, hacía que me interesara más sobre ser auror. Tenía muchos detalles e información. Era como si escribiera un manual para un aprendiz. También comencé a leer el cuaderno que estaba cerrado, ese tenía mejores cosas.

- ¡Fred, George!, tienen que ver esto. - Ese día en el comedor había pocos estudiantes haciendo sus deberes. - Miren esto, es increíble todas las cosas que tiene para defenderse. El señor Zlaink era un genio.

Ambos quedaron impresionados por estos inventos. Estaba lleno de inventos que servirían por si abría una guerra, o para defensa propia. Había muchos que hubieran servido en la primera guerra mágica. Pero jamás sabré porque no las pudo hacer.

Los chicos me pidieron prestado ese cuaderno. Pero antes de dárselos, hice un hechizo para que solo pudieran verlo ellos, y nadie más. A los gemelos no les importo eso.

Ya casi cerca de Halloween, tuve que dejarlos de lado. Siendo una Ravenclaw, no podían ser una de las últimas en la clase. Sería vergonzoso. Para ponerme al día tenía que estudiar, hasta en las comidas.

-¿De que te vas a disfrazar para Halloween, Azul? - Quería saber Fred a la hora del almuerzo. - ¿Puedes guardar ese...? Ah, pensé que tenía el libro de Zlaink.

- No. Solo lo leo los fines de semana. Ya me atrasé una semana en tarea. Por eso lo estoy adelantando ahora. Y volviendo a tu pregunta... iré con el uniforme.

-¿Qué? - Hasta Charlie paró de comer para escuchar lo que decía.

- Me disfrazare de "chica Ravenclaw".

- Eres ridícula. - Me dijo Fred mientras cortaba un poco de carne. - Tienes el pelo azul. Disfrázate de una bruja. - Todos lo miramos como si hubiese dicho algo muy obvio. - Si fueran Muggles tendría más sentido.