El regalo de Kenchy, el elfo

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-¡Despierta! ¡Despierta! - Megan estaba parada al lado mío agitando mis sábanas. - Vamos, hoy es noche buena. Vamos a tener un hermoso día.

- Cinco minutos más.

-No. Ahora.

Esa mañana en el desayuno, mientras comía una tostada sin ganas, mientras tenía los párpados caídos, los cuales disimulaba tapándome con mi mano izquierda, un chico de Gryffindor nos contaba unas historias sobre la navidad muggle.

- ¡Que hermoso! Me hubiese gustado vivir en el mundo muggle. - Megan estaba con un gran humor. La charla con su elfo parece que le hizo bien.

- Señorita ___. - No me di cuenta. Había llamado la atención de la Profesora Mcgonagall. - ¿Tuvo una mala noche?

- Bueno... - Tiré mi tostada - Un poco, si. - Disimule mirar la tostada que estaba levantando nuevamente. - Me quede leyendo un libro que encontré en la biblioteca. - Mentí.

- Me alegra escuchar eso. Pero no lo haga a menudo. Una joven de su edad no debería arruinar sus noches de descanso. Eso hace mal a la memoria y concentración.

- No se preocupe, Profesora.

- ¿Qué libro te quedaste leyendo? - Preguntó Megan, cuando quedamos solas.

- No lo sé. - Parecía que mi cuerpo estaba inactivo. Me sentía muy cansada.

Mientras seguía escuchando la voz del chico de Gryffindor, miré hacia un costado. Imaginaba que Fred estaba al lado mío, sonriéndome. "No te duermas", me dijo. Y en ese momento, supe que el desayuno se había convertido en un lugar de siesta para mí.

Antes de que me durmiera del todo, con Megan fuimos al lago. Era un día hermoso. En el cielo solo había pocas nubes, que parecían líneas blancas.

- Se que no es de mi incumbencia, pero ¿cómo te fue con tu amigo?

- Fue... Lo mejor que me pasó en años. Jamás pensé que lo volvería a ver. Creo que ningún regalo de navidad puede superar lo que me pasó anoche. - Megan se acercó a mi y me abrazó fuerte. - Te lo agradezco. - Susurró.

No sabía, pero Megan había llevado consigo un par de frazadas, para poder recostarnos frente al lago. Ella se quedó leyendo el libro de hechizos, mientras yo dormía. Fue extraño, pero necesitaba esas dos horas de sueño, si no, no se como podría sobrevivir a la cena de navidad.

Esa misma noche, fuimos al gran comedor, donde la mayoría tenía puesto un color de Gryffindor. Megan estaba ansiosa por probar el postre que le había comentado su Elfo, que por cierto se llama Kenchy.

Esa cena fue muy divertida. Extrañaba mucho a mis padres, pero la profesora Trelawney me entretuvo, para despejar ese pensamiento. No se que opinaría Charly, pero esa charla hizo que me interesara un poco su materia. Seguramente me mataría si le confesara eso.

Luego de esa hermosa cena, nos fuimos hacia los dormitorios. Dos pasillos antes de la torre, Kenchy nos aguardaba con un paquete en la mano.

- Señorita, le quería dar este obsequio. - Sus manos templaban mucho. - Quiero que sepa que lo hice con mis manos hace tiempo, pero no se lo pude entregar. - Megan estaba ansiosa por abrirlo. - Espere. No lo abra hasta mañana.

Creo que Kenchy tenía miedo o vergüenza por su regalo. Aunque tenía razón, los regalos solo se pueden abrir al día siguiente. Por su parte, Megan comenzó a llorar.

- Gracias. - Se arrodilló y lo abrazó por un largo momento.

- Hasta mañana, señoritas. - Y se fue rápido del pasillo.

Al entrar a la torre, Megan seguía limpiándose las lágrimas. Antes de acostarnos, la tuve que obligar a dejar el paquete sobre el escritorio. No quería hacerlo, pero no tuvo más remedio que dejarlo.

- ¿Donde está? - Me preguntó la mañana siguiente. - Cuando desperte no estaba donde lo había dejado. ¿Acaso te lo llevaste? - Yo estaba un poco atontada. No entendía que pasaba. O si seguía en un sueño.

Al notar que no entendía que pasaba, ella salió furiosa de la habitación. Me acomodé bien en la cama, miré a Félix, quien aleteó del sustos al escuchar los gritos de Megan.

- ¡Aquí esta! ¡Aquí esta! ¡Baja!

- Feliz Navidad, Félix.

- Oh, por Dios... ¡Oh, por Dios! - Megan sostenía una pulsera con piedritas de diferentes colores y con algunos dijes con palabras que colgaban de él. - Es... y un par de mitones. Con mis iniciales. - Sus ojos se llenaron de lágrimas. Habían dos chicos más y una chica de tercer año, que estaba a punto de llorar, para no dejar que Megan lo hiciera sola. - Es lo más hermoso que he residido. Espera... una carta. "Señorita Megan, espero que mis regalos le llenen de alegría, como lo hizo usted cuando la volví a ver. Me dió gusto saber que todavía alguien tiene aprecio hacía mi. Con cariño, Kenchy, el elfo".

Mi vida en Hogwarts  1er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora