Una semana después de retomar los estudios, notaba que mis hechizos eran más bruscos que el de los demás. Jamás abría pensado lo que pasaba hasta esa tarde.
Estábamos con Cho, Megan y Sophie, haciendo un par de hechizos en el patio, cerca de la cabaña de Hagrid. Estaba practicando los movimientos de la varita, mientras decía las palabras en mi mente. De la nada, salió un destello de luz rosa de la punta. Al sobresaltarme, desapareció.
Decidí intentar el hechizo wingardium leviosa, pero esta vez sin la varita. Tenía el brazo en dirección a la mochila de Megan. De golpe, la mochila se eleva. Las cuatro nos quedamos viendo el objeto. Por mi parte pensé que una de ellas estaba haciendo el hechizo. Hasta que noté que ninguna tenía la varita en la mano. Escuche caer los libros bruscamente junto a la mochila.
- ¿Qué fue eso? - Sophia no podía dejar de ver el objeto. Mientras que Cho y Megan se miraban mutuamente un tanto asombradas. - ¿Qué hiciste? - Las tres se me quedaron viendo.
- Nada.
- ¿Cómo lo hiciste? Si tu varita esta... ¿Cómo lo hiciste?
- No hice nada.
- Pero... mi mochila... se elevó.
Al día siguiente en la clase de hechicería, sin querer moví la mano tan bruscamente, que hice tirar un par de libros que estaban cerca de un chico de Gryffindor.
- Pero ¿Cómo se cayeron? - Él se sorprendió, porque había como seis libros en el suelo. Si los tira una persona con el brazo, quizás caerían dos o tres, no todos a la vez.
Lo peor paso a continuación. El profesor Flitwick nos dijo que nos pongamos de a dos, para practicar el hechizo "expelliarmus". Sam tomó la peor decisión al elegirme. Al principio iba todo bien, hasta que fue mi turno. Se me resbaló un poco la varita, provocando que la sujetara fuerte. Al terminar el movimiento, vi como Sam voló hasta la pared, que estaba tres grupos más alejado que nosotros.
Todos me miraron con asombro. Tire mi varita, fui corriendo hacia donde estaba Sam. Su cabeza había comenzado a sangrar. Unos chicos de Gryffindor lo llevaron hacia la enfermería. Por mi parte, estaba en shock. No escuchaba las preguntas que me habían. Al terminar la clase, el profesor me volvió a hacer la misma pregunta.
- Es mejor que no uses tu varita por un tiempo, hasta saber que sucede.
Antes de irme, recordé lo que había sucedido en el patio. No sabía si era correcto contarle al profesor sobre eso. Pero opte por hacerlo. Si necesitaba que alguien me ayudara, seguramente él lo podría hacer.
- Oh, por Merlin. - Mi corazón latía a mil por hora. - Estas avanzadas, ___.
- ¿Disculpe?
- Es impresionante. ¡Una Ravenclaw! - Se lo notaba muy feliz. Iba de acá para allá con una sonrisa gigante. - Esto lo debe saber el profesor Dumbledore.
- Profesor...
- Ah, si. - Se había olvidado de que estaba allí. - Cuando un mago o bruja es menor de edad, es normal que haga magia sin su varita. Pero cuando ya poseen una, no lo vuelven a hacer. Lo normal es que suceden esas cosas cuando uno de sus sentimientos se alborota. Pero tu, ___... Solo hiciste un hechizo simple, ya teniendo tu propia varita. Eso solo puede pasar con años de practica. No es normal que te suceda esto. - Nos quedamos en silencio por un tiempo. - Bueno. Ve a almorzar. Yo iré a hablar con el profesor Dumbledore. Pero no te asustes. - Me advirtió, al notar mi rostro preocupado. - No es nada grave.
Durante el camino hacia el gran comedor, me sentía perdida. No entendía que pasaba. Pensaba que era malo lo que me estaba pasando, pero si fuera así, el profesor Flitwch estaría enojado, no contento.
- ¿Mandaste a Sam a la enfermería? - Preguntó George cuando me senté.
- No quiero hablar de eso.
- Pobre Sam. Dicen que se le puede ver el cerebro.
- Solo se golpeó la cabeza. Es todo.
- No le digas nada, George. Quizás serás el próximo.
- Cállate, Fred.
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Mi vida en Hogwarts 1er año
FanfictionHaz estado esperando que llegue este año. El momento de entrar a Hogwarts y pasar el tiempo con el chico que no puedes sacar de la mente, Fred Weasley. Pero a medida que transcurre el año, ese amor ¿seguirá vivo, o abra alguien más? *Disponible hast...