Mi vida en Hogwarts 1er año

El acertijo de Zlaink

Antes se entrar a la sala común, Sophie nos hizo esperarla, para poder decir ella la respuesta del acertijo. En ese momento se me ocurrió preguntarle a ella si conocía un libro o algo que tuviera que ver con eso. Me dijo que había un cuadro sobre un señor llamado Percival Pratt.

- ¿Percival? - Me recordaba a Percie.

- Si. Esta ubicado en la gran escalera. - Tiene unos acertijos muy buenos. Trato de pasar por allí después de clases, para poder divertirme un poco.

En el desayuno, no me pude sentar con los Weasley, ya que era la "rival" y no tenían que fraternizar con "el enemigo" antes de un partido.

- ¡Qué estupidez! Es solo un partido.

- ¿Es solo un partido? - Preguntó Oliver Wood, el guardián de Quidditch de Gryffindor.

- No despiertes a la bestia. - Me susurró Fred el oído.

- Perdón. Suerte en el partido. Ah, y Oliver... ojo con tu escoba. - Fred golpeó mi brazo. - ¿Qué? - susurré

-¿Qué dijo?

- Que le gustaría verte jugar. Vámonos, Oliver.

- Charlie... - Lo llame antes de que se vaya con todo el grupo. - No le digas a nadie, pero voy a apoyar a Gryffindor por ti. - Él me sonrió.

- No traiciones a tu casa.

- Podría hacer ese sacrificio... Solo por este año.

- Nos vemos, niña azul.

Jamás pensé que Charlie se burlaría de mi pelo, hasta ese momento. Durante el partido, fue donde ese color dió protagonismo. Todos decían que era la que más apoyaba al equipo. Aunque yo era la única que sabía, que no era así.

Charlie encontró la snitch, cuando el partido iba casi empatado. Luego de 175 a 320, Gryffindor ganaba. Pude ver a Oliver Wood tan emocionado, que creí que se pondría a llorar.

- Felicitaciones, Gryffindor. - Dije al ver entrar a los Weasley y a Wood en el comedor.

- Viste, te dijimos que íbamos a ganar. - Se notaba muy contento a Charlie.

- Si. Buena atrapada, Charlie. Va a ser imposible reemplazarte.

- Solo espero que el año que viene, llegue un buen reemplazo.

Después de eso. Fui con Sophie hacia el cuadro del señor Percival. En el camino trataba de no reírme, o de recordar a Percie.

- Buenas tardes, Jóvenes viajeras. ¿Qué las trae hasta estas grandes escaleras?

El señor Pratt era hombre con túnica roja, pelo castaño y ojos claros, sentado en su escritorio. De fondo tenía un cielo estrellado.

- Hola Señor Pratt. Ella es mi compañera ___.

- Hola señorita ____. ¿En que le puedo servir, si me permite decir? - Me costaba decirle algo. Era genial escucharlo hablar.

- ¿Quisiera saber si conoció a un chico con apellido Zlaink? - Por unos minutos, miró hacia un costado algo pensativo.

- Si, que recuerde. Ese niño era muy travieso y muy inteligente. Le encantaba la rima. Que feliz lo ponía. Como la lectura y escritura. Su mejor amigo era dos cuadernos azules... - Al escuchar eso, preste más atención - Los cuales alimentaba con su conocimiento. Era tan felices con ellos, que allí guardaba sus secretos.

-¿Cómo lo sabe?

- Porque, mi querida niña, Zlaink me quería. Y confiaba mucho en mi sabiduría. Es por eso que le diré el acertijo de sus cuadernos, a esa persona que desborde talento.

- ¿Cree que podría ser yo? Porque siento que los libros me buscaron a mi... eso creo.

- Entonces, puede que seas la elegida para llevar la magia de esas letras a la vida. Solo hace falta descifrar una frase, que te dejara pensando hasta muy tarde.

- Quisiéramos saber cuál es, señor Pratt - Sophia estaba muy ansiosa por escuchar un acertijo más.

- Solo el que hederé el don de la sabiduría e imaginación, podrán poseer las letras de esos cuadernos, tu sabes quién.

- ¿Ese es el acertijo?

- No, querida niña azul. El acertijo es...