¡Se queda!

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Ambos habían caído redonditos por las palabras de la joven.

La historia era que ella, había estado en Alemania un tiempo, por estudios y que ahí conoció un tipo del cual se enamoró y todo el cuentito de pseudo hadas, pero la tragedia que la llevaba a Sherlock, era que este tipo que había profesado su amor por ella, resulto ser un estafador que robo su identidad para crear una empresa de lavado de dinero. Si bien la cosa legal estaba casi solucionada, habían unos criminales que querían ver su cabeza rodar. Entonces ella huyó a Inglaterra, con la esperanza de que las cosas que pasaron en Alemania se quedaran allá. Error, pues ahora los tipos estaban tras ella. 

No le costó mucho idearse un plan para que estos hombres la ayudaran a esconderse un tiempo, ahora solo hacía falta que el dueño del lugar se apiadara de ella. Pero él parecía no tener la más mínima intención de darle asilo a la pobre e indefensa joven que estaba rogando frente a él. Sherlock meditó los hechos unos segundos, pensando en las posibilidades que este caso le daban. John por su parte se apiadaba de la pobre joven, cuyo rostro no mostraba más que amabilidad e inocencia. 

–Lo tomaremos. –Sentenció Sherlock. 

–¿En serio? –Preguntó con fingida emoción la chica. 

–Si, ¿qué no escuchas? –Dijo algo molesto el detective. –Te avisaré cuando tenga información... no es lo más interesante pero servirá por mientras. 

–Sherlock... –Dijo John con tono reprobatorio. –No tiene a donde ir. 

–Que vaya a un hotel. –Dijo Sherlock, ya distante de la conversación. 

–No tiene dinero. –John paró y miró a la chica, quien solo negó. –No puede pagar uno... 

Rosalie espero paciente mientras Sherlock y su amigo peleaban. Ella estaba confiando en que el juicio de su amigo convenciera al rizado. Sino, no sabría que hacer, porque no solo no tendría a donde ir, sino que tendría a un detective buscando pistas de un pasado que ella se acaba de inventar. John apeló a todo lo que pudo, desde su amistad hasta al "¿que pasaría si fuera yo el sin hogar?" pero Sherlock era un hueso duro de roer, sobre todo si se trataba de su hogar. 

–Sherlock... me formé una buena opinión de ti, no hagas que la cambie. –Dijo John autoritario. 

Sherlock se quedó en silencio unos segundos. Rosalie no tardó en advertir que el punto débil de este hombre estaba en su amigo, pues con esas simples palabras el detective aceptó a la mujer en su casa. De una forma algo vulgar le permitió quedarse, con la condición de que no se entrometiera en sus asuntos. Ella no tenía intención de hacerlo después de todo, tenía mejores cosas que hacer. 

John amablemente le mostro a la chica en donde se quedaría, ya que Sherlock simplemente tomó su abrigo y se fue del lugar molesto. 

–¿Estará bien? –Preguntó ella. 

–Lo estará... es algo mañoso, pero se acostumbrará.

–Gracias... –Dijo ella con un tono de timidez evidente. 

John fue por la señora Hudson, para presentarle a Rosalie y que ella le diera una llave del departamento. La mayor se mostró sumamente amable y atenta con la joven, pero le aseguro que no sería su sirvienta así que no esperaba mucho. Pero la confusión fue grande cuando al rato apareció con galletas y té para ella, además de ordenar algo del desorden que Sherlock mantenía en el hogar. 

Rosalie se quedó sola el resto de la tarde, pero le sirvió para acomodarse, pues en sus planes estaba el quedarse un tiempo ahí, para poder disipar a los idiotas que la buscaban. Además hizo una lista de cosas que debía comprar y cambiar. Su cabello era una de ellas, largo y castaño, ahora debía ser corto y de otro color, además de comprar ropa y un teléfono. Tendría que conseguir dinero, y bastante. 

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora