Caso V: Privado

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La chica había disminuido las dosis, no podía esperar que Sherlock no notara la gran cantidad de mierda que se estaba metiendo en el cuerpo si pasaban más tiempo juntos. Todo estaba yendo bien en cuanto a eso, era bastante buena disimulando su estado, además que sabía la combinación perfecta para no quedar muy relajada o muy extasiada, era cosa de química básica. Por otra parte, las cosas entre ellos iban bien, los días pasaban y ambos parecían más unidos que nunca; no habían llegado a lo de aquella noche pero no parecía necesario, por lo menos no ahora que tenían otras cosas en que pensar. 

John entró a Baker, como siempre sin pedir permiso. Conocía a Sherlock en cada una de sus facetas y en el tiempo que la joven había estado ahí, la había visto en pijama, sin bañar y hasta con la ropa manchada de basura; no le preocupaba lo que podía ver, pero aún no se acostumbraba a la cercanía que ambos estaban expresando últimamente. Ver a Sherlock y Rosalie, dormidos en el sofá, con los brazos entrelazados, era algo nuevo para él aún. 

John carraspeó, esperando despertarlos. Rosalie abrió los ojos y vió al hombre de pie frente a ellos. Dos tazas en sus manos. 

–Sherlock. –Susurró ella, sentándose y tomando la taza que le ofrecía el doctor. –Gracias. –Murmuró. –Sherlock, despierta. –Le dió un empujón. Él despertó sobresaltado pero al ver a las dos personas que mas apreciaba se calmó. 

–Buenos días. –Dijo John, viendo a su amigo. –¿Cómo van? 

Lestrade las había dado un par de casos en estos días, más que nada cosas que eran simples, se resolvían en uno o dos días, pero los mantenían ocupados y pagaban el sueldo de la chica. John sabía que ambos llegaban a trabajar en lo de Moran apenas pisaban Baker. Era obvio viéndolos, ojeras y cabello despeinado, además de la misma ropa de hace un par de días. La Sra. Hudson se aseguraba de que comieran y durmieran, por lo menos unas horas, pero no podía estar pendiente de ambos todo el día. John ayudaba con los casos de Greg, pero le habían pedido mantenerse a la raya con lo de Moran, no querían ponerlo en peligro. Lo mismo le había dicho Rosalie a Tom. 

Hasta ahora no tenían mucho, y la mejor posibilidad era la que Tom había planteado hace varios días ya. Rosalie sabía que debían investigar eso, pero era peligroso y no quería meter a nadie en sus problemas. Era algo que había arrastrado desde el primer día que vió a Sherlock y John, y no quería meterlos en esto ahora. Rick podía ser un idiota la mayor parte del tiempo, pero tenía un grupo bastante competente, si juntamos eso con Sebastian Moran, nada bueno para ellos podía salir de ahí. 

Esa misma tarde, el computador de la chica comenzó a actuar de una forma bastante extraña. Apenas lo había tocado pero empezó a reproducir videos y abrir páginas al azar. Sherlock y la chica se quedaron atentos a lo que pasaba, esperando una sorpresa, quizá de Moran, quizá de alguien más, quizá un simple virus. Finalmente todo el ajetreo se detuvo, dejando la pantalla como normalmente estaba. El fondo del escritorio era una foto de alta calidad de una playa preciosa, el sol y la arena hacían un contraste perfecto con el color del océano. Sherlock miró a la joven extrañado y ella inmediatamente se sentó en el escritorio, para poder ver que demonios había pasado ahí. 

–Definitivamente me hackearon. –Dijo ella, tecleando aún. –Pero... –Susurró. –No puedo rastrearlo. 

–¿No puedes? –Dijo él, acercándose a la pantalla. 

–No. –Repitió. –Cubrió muy bien sus huellas, quien quiera que fuera. 

Los códigos introducidos por la joven no ayudaban mucho, era como si nada hubiera pasado por su pantalla, pero ambos habían visto claramente como se volvía loca. Suspiró, cerrando la pestaña, lista para rendirse. Su teléfono fue el siguiente en encenderse, pero no se volvió loco, sino que recibió un mensaje.

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora