Criminal (Sherlock BBC)

Coronel

Las calles de Londres por la noche eran un espectáculo para quien sabía dónde buscar. Pero la joven y el detective estaban en búsqueda de uno en especial. Una especie de club secreto que se movía por la ciudad cada semana. Había pasado casi un mes desde el accidente de la joven. Las cosas entre ella y Tom estaban algo tensas, pero gracias al trabajo que había hecho ella previamente, el hombre fue capaz de robar el cargamento de armas con su equipo, sin la ayuda de ella. 

Sherlock y Rosalie habían dedicado su tiempo en buscar pistas sobre Moriarty y gracias a lo que la joven había leído en casa de Tom, habían llegado a un tipo llamado Sebastian Moran, un ex coronel del ejercito que había desaparecido después de su baja. Era demasiado misterioso como para que no fuera nada. Les había tomado un tiempo rastrearlo pero finalmente habían llegado a él, supuestamente asistía a este club secreto donde se organizaban algunas peleas y juegos ilegales. 

–¿Aquí es? –Preguntó la chica, observando el edificio. No parecía nada especial a decir verdad, pero eso le daba más oportunidades de ser el correcto. Sherlock asintió. –Entonces entremos... ¿cómo me veo? 

–Bien... –Dijo él. Sonrió. –Pero no actúes como tonta, de todas formas no creo que se demore en reconocernos. 

–Pesado. –Dijo ella dándole un empujoncito. –Entremos.

El lugar apestaba a cigarrillos y marihuana barata. Había gente en las esquinas, inyectándose drogas o aspirándolas. Rosalie se aferró al brazo del detective, la gente los miraba extrañados pues seguramente se notaba que no asistían con frecuencia a lugares así. Al fondo, tras una puerta de cristal se lograba ver una mesa con personas, probablemente ahí encontrarían al hombre. Rosalie se adelantó y tomó un par de vasos para darles mayor credibilidad a ambos. Sherlock se paró frente a la puerta y unos hombres vestidos de negro, que medían aún más que él, lo detuvieron. 

–No pueden pasar. –Dijo el calvo. 

–Queremos jugar. –Dijo Sherlock. 

–Es privado. –Respondió nuevamente el mismo hombre. 

–¿En serio? –Dijo la chica con gracia. –Creo que tengo un invitación aquí. –Rosalie abrió su pequeño bolso y le mostró discretamente al hombre un par de billetes. El hombre tomo el dinero sin preguntar y se movió para darles la pasada. 

La pequeña mesa estaba llena, todos parecían criminales de lo peor en diferentes formas, cada uno más intimidante que el anterior y ahí estaba él. En su mano izquierda cuatro cartas y en la derecha un vaso de whisky y un cigarro humeante. Rosalie le sonrió a Sherlock y ambos caminaron hasta la mesa. 

–Sabía que vendrían eventualmente. –Dijo Sebastian, quitando el cigarro de su boca y dejando un rastro de humo a su paso. 

Sus ojos, sin expresión, se fijaron en ambos. No tenía ni una pizca de sorpresa al verlos parados frente a él.