Criminal (Sherlock BBC)

Caso V: Temor

Los ojos del detective se abrieron con pesadez. Llevaba un buen rato controlando su respiración, los golpes aún estaban frescos y su poca ropa no ayudaba contra el frío del ambiente. Había perdido la cuenta del tiempo, pero llevaba varias horas así. Tom, quien no había recibido un tercio de los golpes que él tenía en su cuerpo, tenía los ojos cerrados y parecía dormido, pero Sherlock sabía que no era así. 

–Deberías descansar. –Dijo Tom, aún con los ojos cerrados. –Volverán por ti. A ti es a quien quieren. 

–Lo sé. –Dijo él. 

No tenía muchas opciones. Moran lo había estudiado y sabía que encontraría una forma de salir, de escaparse; por eso no había nada a su alcance. Estaba atado a un pilar y ya. A unos metros estaba Tom, pero no los suficientes para poder ayudarlo. 

Las puertas volvieron a abrirse, revelando nuevamente el auto que trasladaba a los que estaban a cargo de todo. Moran y Rick se bajaron y el rubio caminó a donde estaban los hombre, seguramente para darles más ordenes o algo así. Moran por otra parte, quien venía sonriendo, se acercó a Sherlock. El feo sonido de una silla arrastrándose hizo que el detective levantara su cabeza para ver al criminal. 

–¿Cómo estas? –Preguntó el hombre, mirando desde arriba a Sherlock. –¿Ley del hielo? –Soltó una carcajada. –Algo inmaduro, pero bueno. ¿Sabes? La verdad es que creo que podrías estar mejor. –Se detuvo a admirar los golpes en el detective. –No me malinterpretes, te íbamos a golpear un poco de todas formas... pero pudo ser mejor. 

–Vete. –Dijo Sherlock, cansado de escuchar sus idioteces. 

–Tranquilo. –Dijo Moran, mirándolo fijamente. –A lo que voy es que... mi plan estaba acabado hasta que encontré a Rick. Mis ideas se acabaron cuando las instrucciones dejaron de llegar. –Se refería a Moriarty, Sherlock lo miró. –Rick, por otro lado, tiene una creativa forma de ver la vida. Pero no te odia, no te conoce a decir verdad. A ti... –Apuntó a Tom. –No te quiere mucho, pero es a la mujer a la que realmente odia. ¿Cómo esa linda jovencita fue capaz de enojar a tanta gente? –Preguntó Moran. –Quizá les dió un mal polvo y ya... apuesto a que es terrible. 

–¡Cállate! –Gritó Tom, enojado. Sherlock intentó darle un golpe, pero todo lo que pudo hacer es mover sus hombros con fuerza, retorciéndose. 

–Vaya... –Dijo Moran, sonriente. –Veo que tiene sus perros guardianes. –Ambos hombres lo miraron con odio. –Calma, supongo que no diré nada. –Levantó ambas manos. –¿Por qué la proteges? –Miró a Sherlock. –Solo saldrás peor. Ella está allá, libre y tú aquí... así. –Lo señaló por completo. –Además, ya sabemos que ella vendrá por ti y todo, bla bla muy romántico. –Hizo un gesto de desagrado. –Pero, Rick no se contentará con eso, quizá ella no tenga muchos puntos de presión, pero tú... tienes un par. 

El detective no pudo evitar pensar en John. Él tenía una familia, también estaba la sra. Hudson, Molly, Lestrade, incluso Mycroft podría serlo. Si Rosalie no tenía a muchas más personas en su vida, él lo compensaba. No eran buenas noticias para el detective, quien no podía dejar de pensar en las formas en las que podrían agarrar a sus amigos, herirlos o peor.

–No debiste meterte con ella... –Dijo Moran. –Si no estuvieras a su lado, probablemente estaría hablando con Tom ahora. Rick no te quiere a ti, yo ya no te quiero a ti, al parecer la única persona que si te quiere es quien te metió a ti y tus amigos en este lío.

Era un juego mental, pero demasiado convincente como para que Sherlock lo descartara así como así. Podía ser racional, inteligente, frío y calculador, pero su lado emocional siempre le ganaba en cosas como esta. Estaba aterrorizado de lo que podría pasarle a sus amigos, por su culpa. Rosalie, ella no salía de su mente tampoco. La mujer se podía cuidar por si sola, los demás lo necesitaban a él. Por más que intentaba sacar esas palabras de su mente, la voz de Moran recordándole todo lo que podía perder por simplemente haber escogido a la mujer equivocada para querer, no se iba de su cabeza.