Criminal (Sherlock BBC)

Test

La chica, quien seguía pálida como la nieve, estaba esperando afuera. Lo que su compañero le había dicho no era precisamente la mejor noticia del mundo. No podía aceptar aún la posibilidad, por lo que había mandado a Sherlock a comprar los test, todos los posibles solo para estar segura.

El detective no tardó mucho en salir de la farmacia con una bolsa bastante cargada. Él parecía tan conmocionado como ella, cualquiera que los viera podría recordar algún susto en su adolescencia, pero ellos ya no eran adolescentes y definitivamente el "susto" era principalmente de la chica, ya que ella era la real implicada. De vuelta en Baker, Sherlock hizo algo de té, para calmar los nervios de la joven quien se había quedado sentada con las cajas entre sus manos.

-Sherlock. -Dijo ella, mirando el suelo. -¿Debería... llamarlo?

La respuesta correcta era que si, pero él no quería hacerlo. Si llegaba a existir la probabilidad de que la joven estuviera embarazada de Tom, él iba a hacer lo posible porque ese niño no viera jamás a tal hombre, se rehúsaba a pensar en la posibilidad de él dándole algo a un niño, no Tom, no con el hijo de ella. Pero tristemente para el detective, la decisión era de la joven.

-¿Quieres llamarlo? -Preguntó con algo de molestia, rogando qué dijera que no. Ella negó.

-No quiero hacer nada. -Dijo con notorio miedo en su voz.

-¿Te ayudo? -Dijo él, viendo las cajas. No entendía mucho que hacer en una situación así, así que estaba intentando ser lo más útil posible.

-Solo tengo que orinar en un palito. -Dijo ella. -No es gran cosa.

-¿Lo habías hecho antes? -Preguntó él. Rosalie asintió. -¿Con él? -Ella volvió a mover su cabeza de forma afirmativa. Ahora la idea era más clara, no era la primera vez que pasaban por eso.

Las manos de la chica temblaban, no es que fuera el fin del mundo pero estaba aterrada. Jamás se había puesto a pensar que tipo de madre podría ser, pero estaba segura que no una muy buena. No tenía una profesión noble, vivía rodeada de peligros y así le gustaba en cierto modo; no era un estilo de vida compatible con la maternidad. ¿Cómo iba a criar un hijo si jamás tuvo una verdadera familia? Sherlock tenía una familia, pero tampoco era lo que alguien espera al ver a un padre. La mujer se recriminó a si misma por pensar en él como la figura paterna del bebe. Tom era el que había estado con ella, si es que estaba embarazada, él era el padre, no Sherlock, por más que ese rinconcito de su mente quisiera ponerlo en esa situación.

-¿Puedes llamar a Mary? -Dijo ella de repente. Sherlock asintió e inmediatamente marcó el número de la mujer.

El detective no le dió muchos detalles a la mujer, por lo que apareció en Baker sin saber nada de lo que estaba pasando. Entró en el lugar y se encontró con la deprimente escena. Ambos en pijama y con ojeras bajo sus ojos, era como si hubiesen salido de fiesta toda la noche y consumido algo que les dió un bajón terrible. Mary se acercó a la chica y logró ver las cajas. No le tomó ni un segundo levantarse y ver a Sherlock con los ojos abiertos a tope, sorprendida por la escena.

-No. -Dijo Rosalie. -No fue él. -Mary volteó a verla. -Tom.

Ya no era un secreto entre ellos lo que había pasado con Tom, todo. Mary pudo sentir el dolor de la joven, así que se sentó a su lado y la abrazó. Con el apoyo de su amiga, Rosalie finalmente decidió hacerlo. Se encerró en el baño, escuchando la voz de apoyo de Mary desde afuera de este e hizo lo suyo. No tardó mucho en terminar con los test que había comprado Sherlock y se sentó a esperar. Los minutos fueron eternos, pero finalmente el tiempo necesario pasó.

-Rosalie ¿todo bien? -Preguntó Mary desde el otro lado.

La chica seguía sentada sobre la tapa del inodoro, lo más lejos posible de los pequeños instrumentos que iban a decidir su futuro. Al otro lado de la puerta, Mary estaba apoyada sobre esta, intentando escuchar alguna reacción de la joven y Sherlock estaba apoyado en la pared contraria, esperando a ver alguna reacción en la cara de la mujer. Todos estaban muy nerviosos por lo que iba a pasar, pero nadie se sentía peor que la joven, quien de tener las noticias no esperadas, no sólo tendría que afrontarlo, sino que también decirle a él que se preparará para lo que venía.