Criminal (Sherlock BBC)

Caso IV: El juego empieza

Esa mañana parecía todo parecía haber cambiado para el detective. Rosalie estaba sentada como todas las mañanas cuando Sherlock pasó por la cocina, sonriéndole y dandole los buenos días. Se veía casi como si hubiese habido un asesinato triple la noche anterior, pero ella sabía que no era así, porque ya se lo habría contado o Lestrade hubiese aparecido para entonces. Lo que la joven no sabía era que Sherlock había por fin asumido parte de sus sentimientos, por lo menos en su extraña manera, pero él estaba intentando expresarlos, siendo como la gente suele ser en estos casos, amable.

–¿Qué pasó? –Preguntó ella sin rodeos. –Estas... feliz. –No es que no lo hubiese visto feliz nunca, pero a decir verdad no se levantaba sonriendo a diario.

–¿No puedo ser amable? –Le respondió él. 

–Supongo que puedes, pero no es común.  –Dijo ella viendo de reojo como su compañero se movía a su alrededor. 

Sherlock simplemente ignoró a la chica y se sentó frente a ella para desayunar. Al parecer el mensaje de su amigo había tenido cierta influencia en él después de todo. Rosalie no iba a cambiar por si sola, así que él iba a hacer que lo escogiera a él antes que a ese otro idiota, pues no soportaría tener que seguir viendo a la chica si sabía que ella había preferido a ese hombre antes que él. 

El día paso tranquilo en Baker. Sherlock realmente se iba a esforzar por hacer que la chica estuviera a gusto con él, pero a decir verdad no tenía mucha experiencia en como hacer eso, sobre todo porque la literatura e incluso la televisión no ayudan a conquistar a una mujer ex criminal que ahora trabaja para la policía. Él estaba consciente de que su caso con la chica era único y que no había precedentes para ayudarlo en su lucha, pero tenía un granito de fe en su interior que le decía que podía hacerlo. ¿Qué tan difícilmente sería? Ya eran algo así como amigos, ella había dicho que le agradaba y eso era mucho más que la mayoría de las personas que él conocía. 

Sherlock y Rosalie se sentaron el uno frente al otro y simplemente hablaron un rato. Rosalie estaba calmada, pues como el detective conocía gran parte de su vida, no tenía la necesidad de pensar mucho sus palabras y era algo realmente agradable. Toda su vida tuvo que medirse para no dejar a la luz sus puntos débiles ante sus enemigos o incluso sus compañeros, era algo realmente cansado para una chica tan joven, no poder expresarse con naturalidad frente a quienes consideraba amigos en cierta forma, pero para ese punto ya estaba acostumbrada. Cuando llegó a Baker, sus secretos seguían siendo suyos, pero poco a poco estos fueron desmoronándose y al ver que Sherlock no se alarmaba, más de lo común, se empezó a sentir más ella. Rosalie era más ella cuando estaba con Sherlock, no tenía que fingir ser esa chica ruda que era durante la mafia, sino que era la joven que disfrutaba de comer y perseguir criminales. 

Después de un rato largo hablando, ambos se quedaron en silencio. Rosalie se puso a jugar con su teléfono, nada importante a decir verdad, simplemente a pasar el rato, Sherlock la miraba de reojo mientras pasaba las páginas del periódico. El silencio podía ser cortado con un cuchillo, pero ninguno de los dos parecía incómodo con eso, más bien llegaba a ser agradable el pasar el rato entre ellos sin necesidad de decir algo. Eso era algo que compartían ambos, la gente a su alrededor era tan idiota y hablaba tanto que un silencio se podía disfrutar demasiado. 

Pero poco a poco el silencio agradable pasó a aburrimiento, ninguno de los dos estaba hecho para quedarse quieto. Sherlock necesitaba un caso y Rosalie simplemente quería hacer algo, fuera un caso o algo relacionado con su negocio con Tom. Para la suerte de ambos, tanto emocionalmente para Sherlock como económicamente para Rosalie, apareció un caso nuevo. Lestrade estuvo intentando localizarlos como loco toda la tarde, tal parece el caso era algo de suma urgencia, lo cual hizo que ambos salieran de casa a plena luz de luna.