Criminal (Sherlock BBC)

Caso IV: Cuentos

Rosalie, tal como habían planeado, fue la que entró al lugar. Un edificio viejo que de fachada se veía como una construcción a punto de derrumbarse, pero que por dentro albergaba más de lo que se podía imaginar. El interior del lugar estaba completamente amoblado, con muebles viejos pero muebles al fin y al cabo. Además habían un par de radios y televisores viejos que daban un ambiente más vivo que el que se veía desde lejos. 

–¿Hay alguien aquí? –Dijo la chica en voz alta, escuchando su propio eco en las paredes de hormigón. 

Por un par de minutos no se escuchó nada, Rosalie se quedó de pie exactamente donde estaba; sabía lo que estaba pasando. Estos chicos no iban a exponerse al primer grito, necesitaban verla y comprobar que no fuera una amenaza, para su suerte ¿que tipo de amenaza podría sugerir una mujer como ella? a simple vista ninguna. 

A los minutos después apareció un tipo que debía tener como máximo 18 o 19 años, llevaba el cabello en una cola y tenía un tono verde oscuro que debía ser retocado con urgencia, pues sus raíces castañas se notaban a kilómetros. Rosalie le sonrió con amabilidad y esperó a que él reaccionara de alguna forma, pero el chico no se movió, pues detrás de él aparecieron más chicos, refuerzos.

–Creo que tengo que hablar con ustedes. –Dijo Rosalie, dando un rápido vistazo a los chicos que estaban ahí. Sintió, por un segundo, una pena terrible por aquellos niños que no podían disfrutar de su juventud, casi como ella se miraba hacía su yo del pasado. –¿Con quien debo hablar? 

De entre la multitud, salieron dos figuras. Una chica con la mitad de su cabeza rapada y las puntas de un lindo tono lila y un chico alto que tenía muchos rasgos parecidos a la anterior. Rosalie los observó y no fue una sorpresa que fueran hermanos. 

La niña, quien no aparentaba más de 17 años aún cuando intentaba maquillarse de forma exagerada, se paro frente a frente con Rosalie, quien no pestañeo ante su presencia. Al parecer era normal esta rutina, donde la chica intentaba ser intimidante y luego seguía su hermano, pues él fue el segundo en pararse frente a Rosalie, pero no les iban a funcionar sus trucos con ella. La mujer había visto tantas cosas y había estado cara a cara con lo peor de lo peor, un par de niños robando por las calles eran el menor de sus problemas. 

–¿Alguno de ustedes tuvo la intención de reclutar a más... –miró a todos los presentes. –niños? 

–¿Qué? –Respondió el chico, casi lanzándose sobre Rosalie, pero la chica estiró su brazo a tiempo para detenerlo.

–Miren. –Dijo Rosalie. –No quiero hacer esto por las malas, se que no quieren que llame a la policía y yo realmente tampoco lo quiero, pero quiero que me digan todo lo que saben del niño que apareció muerto ayer, se que ustedes lo conocieron.

La mirada de los chicos cambió por completo al escuchar esas palabras, la mitad de ellos no debía tener idea que había muerto y el resto simplemente quería olvidarlo. Su intención no era que muriera y claramente ellos no habían tenido participación en la muerte. Rosalie levantó una ceja, algo cansada de esperar una respuesta. 

–Necesito saber que paso. –Dijo ella, intentando mantener su calma.

–Bien. –Respondió la líder. –Síguenos. 

Los hermanos caminaron a la escalera del edificio, en el segundo piso era más pequeño que el espacio de abajo, habían menos cosas y claramente era un lugar más tranquilo para conversar sobre los hechos. Rosalie aprovecho de mandarle un mensaje a Sherlock, pidiéndole que no interfirieran pues ya lo tenía todo bajo control y que no debería tardar en salir con las respuestas que buscaban. Los hermanos le contaron, con lujo de detalles, todo lo que había pasado y que tan involucrados estaban en el crimen. Al parecer el chico no era más que un señuelo, un niño que tuvo la mala suerte de toparse con el destino. Ellos simplemente lo tomaron y lo llevaron al hombre, quien les había pagado generosamente, después de eso toda conexión con el crimen estaba rota.