La verdad

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Londres parecía más lejano de lo habitual. La noche anterior había sido una tortura para la joven, su único deseo era volver pronto a Baker y estar lo más alejada posible del desagradable bastardo que se encontraba a unos metros de ella. Sherlock por su parte no logró dormir mucho, se dedicó a vigilar al padre de la joven, evitando que este intentara escapar en la noche. 

A primera hora de la mañana ya se encontraban camino a Londres, el día parecía más gris de lo usual, pero podía ser la percepción de la chica simplemente. El silencio inundó las horas de viaje, pero era lo mejor para los tres presentes, nadie quería realmente decir una palabra. La joven no tenía ánimos para hablar y su padre temía hacerlo, sobre todo después de ver de lo que es capaz Rosalie. Sherlock intentaba concentrarse en como pedirle el favor a Mycroft, al cual verían apenas llegaran. 

Bastó un mensaje por parte del menor de los Holmes para que Mycroft despejara su agenda y se dispusiera a ver a su hermanito. El mayor iba a esperarlos apenas pusieron un pie en piso Londinense. Sherlock debía contarle la verdad sobre lo que pasaba y esperar que se apiadara de la joven. La joven había perdido un poco la esperanza al saber que toda esperanza estaba puesta en Mycroft, pero en el fondo esperaba que entendiera la situación y que a pesar de que le afectaba principalmente a ella, Sherlock sería un daño colateral de la situación. 

A eso de las once de la mañana llegaron, Mycroft esperaba tal cual había dicho que haría. Un auto negro y elegante y un chofer de traje esperaban por ellos. Rosalie tomó el antebrazo de su padre y dejó que Sherlock se adelantara para hablar con su hermano. Unos metros más adelante, Sherlock y Mycroft parecían tener una discusión, lo cual ponía más y más nerviosa a la chica. 

–Ve. –Dijo Sherlock, tomando el brazo del hombre. 

–¿Qué te dijo? –Preguntó la chica. –¿Nos ayudará? 

–Quiere hablar contigo. –Rosalie asintió y camino en dirección al mayor. 

Sherlock se quedó mirando a la joven, la cual volteó antes de interceptar a Mycroft, quien la veía con la misma expresión de siempre, disgusto. No era una sorpresa para la joven que el hermano de Sherlock no le tuviera tanto cariño como el detective, pero al menos podría disimularlo un poco. 

–¿Es tu padre? –Preguntó sin rodeos. Rosalie asintió. –Y ayudó a James Moriarty a confabular en contra de ustedes. –La chica volvió a asentir, lentamente. –Siempre supe que solo le traerías problemas a Sherlock. Debiste irte cuando te di la oportunidad. –Su voz era firme y con intención de herir, pero la chica ya sabía eso. 

–Lo sé. –Dijo con un hilo de voz. –Lo siento. –Mycroft la miró extrañado, no era común en ella admitir sus errores. Usualmente saldría con un comentario sarcástico o algo por el estilo. –Jamás quise poner a nadie en problemas, menos a Sherlock... pero creo que para lo único para lo que soy buena es para eso. 

–¿Entonces? –Preguntó él. –¿Qué planeas? 

–No puedo volver el tiempo atrás. –Miró de reojo a Sherlock. –Lo haría de poder, pero es imposible. Ahora solo puedo hacer que esto termine, pero para eso te necesitamos. Si logramos acabar con Moran, todo terminará. 

–¿Todo? –Preguntó él, mirándola fijamente. Rosalie entendió a lo que se refería.

–Yo... –Dio un suspiro. –Si así él lo quiere, me iré cuando acabe.

–Con eso me basta.  –Y se metió al auto.

John y Mary llamaron antes de pasar por Baker. Sabían lo que había pasado y debían comprobar que todo estuviera bien con la joven. Sherlock y Rosalie llegaron a Baker, con la fe puesta en que Mycroft se llevaría al padre de la chica a un lugar seguro. La sra. Hudson se presentó media hora después de que ambos llegaran, no sabía del todo lo que había pasado pero pudo notar las caras de ambos. 

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora