Memoria

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La semana que vino fue una búsqueda del tesoro. Eurus estaba en la mira de los dos hermanos y Moran aún no aparecía desde aquella noche.  Rosalie estaba intentando contactarse con todas las personas que conocía, para poder dar con el hombre y Sherlock se concentraba en buscar a la menor de los tres, así que su convivencia estaba limitada a toparse de vez en cuando cuando ambos estaban en Baker. John estaba ayudando a Sherlock y Mary de vez en cuando escapaba a sus labores para darle una mano a la joven, cuando John se ocupaba de Elizabeth. 

–Ahí estaré. –Dijo la joven por teléfono. 

Eran cerca de las nueve de la noche y Sherlock había llegado recién al departamento, pero ella iba saliendo. El problema con sus tareas, era que eran completamente opuestas. Buscar a Eurus requería de una visión analítica y por ende poder ver las pistas; Sherlock salía todo el día, por otra parte Moran era un criminal más y el mundo de la joven emergía en la noche, cuando la ley se debilitaba. 

–Ya me voy. –Dijo ella, tomando su abrigo. Quedaban pocas semanas de verano y pronto llegaría el otoño. –Nos vemos... 

–Luego. –Dijo Sherlock, levantándose del sofá para despedir a la chica. 

–Eso espero. –Dijo ella, besando la mejilla del detective y saliendo por la puerta.


La mañana estaba gélida. Podías ver tu respiración si era cuidadoso y la gente había notado el cambio en el ambiente. Las personas salían de sus casas con un par de prendas más, seguramente para la tarde ya se ajustaría la temperatura, pero no era agradable salir a pasearse por el frió. Rosalie iba saliendo de un club, que aún parecía tener gente bebiendo en su interior. Su vista estaba algo cansada y sus pasos iban en direcciones confusas. La cabeza le iba en slow motion, pero no iba a dejar que eso la detuviera. 

Suspiró aliviada cuando notó que su compañero se había ido ya. Un mensaje en su buzón le decía que volvería pronto; tenía una pista importante. La joven aprovecho de recostarse, no estaba en las mejores condiciones. Cerró los ojos unos segundos, cayendo profundamente dormida. 

–¿Querida? –Dijo la Sra. Hudson, moviendo el hombro de la chica. Ella abrió los ojos de golpe. –Hice algo de almuerzo, está en el microondas por si quieres. 

–Gracias. –Dijo ella. Levantándose pesadamente. 

La mujer acompaño a Rosalie en su comida, ambas estuvieron en silencio hasta que se acabo. La sra. Hudson sabía que algo pasaba con la chica, pero no quería decírselo en la cara, quizá empeoraría las cosas y definitivamente no quería hacerle eso a ella. La mujer tenía un gran cariño por la chica, la cual era tan peculiar como sus anteriores inquilinos. Se fue después de dejar los platos remojando, dejando a la chica sola nuevamente. 

Rosalie se fijó en su celular. No habían mensajes nuevos. Había contactado parcialmente a todas las personas que conocía en el rubro, todos estaban dispuestos a darle información, en cuanto la tuvieran. Suspiró y se resigno a tener que esperar, pensando en las posibilidades de que algo pasara hoy. Era improbable que justo ahora él apareciera, miró la hora, dos con catorce. Sherlock llegaría en varias horas más, dejándole un espacio de tiempo muerto a ella. 

Su mente se quizo resistir, pero finalmente lo hizo. Haber encontrado esa caja en el armario de Sherlock había sido lo mejor y peor que podía haber hecho. No estaba limpia cuando lo encontró, pero definitivamente podía haberlo estado en un tiempo, ahora eso se había ido por el caño. Tomó la jeringa y destapó su cadera, no quería dejar marcas visibles. El efecto era completamente opuesto a lo que había sentido aquella noche cuando salió con Tom, ahora se encontraba relajada y pacífica. Hasta ahora había estado ocultándolo muy bien de su compañero, con el cual se veía absolutamente nada, el problema llegaría después. 

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora