Criminal (Sherlock BBC)

Caso II: Destino

John entró al departamento como si nada. Su mañana había estado repleta de personas con dolencias y enfermedades, incluso uno que otro que padecía de nada, hipocondriacos sin enfermedades. Estaba aburrido y Mary saldría de trabajar en un par de horas. Así que una visita a sus amigos no haría daño, pero cuando entró se encontró con todo menos una casa normal. 

Documentos hasta en el techo, Rosalie y Sherlock en pijama, moviendo papeles y fotografías de un lado a otro, gritándoselos palabras sin sentido ni conexión alguna. Era una escena digna de grabar y estudiar en una universidad de prestigio, donde utilizaban a personas como ratones de laboratorio.  John se sentó en una espacio que estaba libre de las locuras de ambos y observó a los dos moverse de un lado a otro, ignorando por completo su presencia, algo que ya le parecía normal después de vivir con Sherlock. 

–¿Hola? –Dijo, pero ninguno puso atención. Eran cerca de las cinco de la tarde y ambos parecían no haber ni comido desde hace varias horas. –Bien... iré por algo de comer y vuelvo. 

John fue a la cocina a ver con que podía alimentar a ambos, para su suerte, desde que había llegado Rosalie, la comida no faltaba, pues ella se encargaba de que si algo faltaba, fuera comprado al instante. Se dispuso a cocinar algo simple para ambos, un poco de pasta estaría bien. Mientras escuchaba como Sherlock le decía cosas a la joven e inconscientemente sonrió, pues no era a diario que Sherlock se llevara tan bien con alguien, menos con ella. Rosalie parecía estar disfrutando eso tanto como su amigo, pues su tono de voz era bastante más alegre que el usual. 

–Aquí, Sherlock, aquí. –Escuchaba John desde la cocina. 

–Entonces él no. ¿Este? –Preguntaba el detective. 

–No creo, no concuerda. 

–No, es verdad.

John terminó de cocinar y obligó a ambos a comer. Sherlock se rehusó mil veces, pero era verdad que lo necesitaba, pues no había comido hace ya bastante. Finalmente sentó a ambos y los observó comer hasta el final del plato, como un padre que quiere asegurarse que sus hijos no desperdicien la comida. Ambos terminaron su plato en silencio, con la mirada perdida en la nada, dando cortos vistazos a su investigación. John intentó comprender de que se trataba, pues no sabía de ningún caso nuevo, pero finalmente se rindió y tuvo que preguntar. 

–Mi caso. –Dijo Rosalie. 

–¿Cómo?

–John... ella no es quien dijo que era. ¿No lo notaste? 

Obviamente John jamás se dió cuenta. Él confió en la fingida inocencia de la chica, pero finalmente se equivocó. Claro, Rosalie estaba orgullosa de eso, pues hablaba muy bien de su capacidad de mentir, actuar y elaborar una historia lo suficientemente convincente como para que le creyera a ojos cerrados.

–¿No es? Sherlock, ¿qué pasa? –El doctor estaba realmente confundido. 

–Perdón. –Dijo ella, con una mirada inocente en dirección al doctor.

–Es parte de la mafia, está escapando de ellos y alguien la encontró y amenazó.  Buscamos quien lo hizo, pero se está volviendo difícil. 

–Demasiado... tiene que ser alguien inteligente, pero no conozco a nadie en la mafia que lo sea. –Soltó una risita por su comentario y luego volvió a su seriedad, pues no parecía momento para bromear.

John estaba algo confundido. Era demasiado que asimilar en tan poco tiempo, además imaginarse a esa chica en una mafia se le hacía fuera de lugar, su inocente carita no quedaba con su idea de una mafia. Sherlock y Rosalie siguieron congeturando mientras terminaban de comer. John tuvo que escribirle Mary, sin mayor detalle le pidió que fuera a Baker al terminar de trabajar, ella merecía ver este cambio por ambas partes, ya era mucho que no se gritaran cada tres palabras, y ahora hasta tenían conversaciones enteras entre ellos.