Criminal (Sherlock BBC)

Caso II: Verdad

No habían logrado sacar información del tipo. Aceptó los cargos por sus crímenes, pero salvo eso, no mencionó nada sobre los planes que había dicho frente a Rosalie. Sherlock logró ver que algo molestaba a la joven, pero realmente estaba muy concentrado en saber que había motivado al hombre para matar, antes que saber que tenía a la molesta chiquilla tan callada, no estaba dentro de sus prioridades.

Rosalie dejó la comisaría cerca de una hora después de la confesión. Sherlock aún insistía en hablar con él así que se quedó para seguir intentando sacar algo de su boca. Baker estaba solitario, perfecto para lo que la joven necesitaba en esos momentos. No temía, sino que sentía curiosidad por lo que estaba pasando. ¿Qué planes? ¿Quién tenía planes? Todo era confuso en ese momento, no tenía información suficiente para poder llegar a una conclusión más o menos acertada. 

No era posible que la mafia se asociara a esos tipos. Si ellos supieran en donde estaba ella, ya estaría muerta, no hubiesen mandado a un adicto al sexo a que le mandara un mensaje así.  Se puso a revisar miles de archivos, cosas que no había visto hace tiempo. Nadie parecía tener el perfil para hacer eso, ninguno de los que la perseguían eran del tipo de persona que le gusta jugar con su presa, sino más bien de los que matan sin rodeos, entonces ¿quién demonios la quería? 

Rosalie no se iba a detener hasta lograr encontrar quien estaba detrás de ella, quien quería asustarla, quien sería capaz de matar a dos mujeres por el simple placer de mandarle un mensaje a ella. En un par de horas ya tenía todo un mapa armado, lugares, personas y posibles motivos. Pero ninguno lograba encajar con lo que ella tenía en mente. Eran las 5 de la mañana y aún no tenía sueño, estaba desesperada por saber quien estaba haciendo esto, no iba a dejar que la atraparan, ni que la asustaran. Si se mentían con ella, tendrían que  atenerse a las consecuencias. 

Tomó su abrigo y decidió salir, era hora de ir a buscar a sus informantes. Los ojos que tenía en la ciudad cuando ella no estaba en las calles. Bajó como desquiciada las escaleras y apenas abrió la puerta se encontró con su compañero. Ambos se sorprendieron al ver al otro. Sherlock apenas llegando y Rosalie saliendo. 

–¿Vas a alguna parte? –Preguntó él.

–¿Vienes de alguna parte? –Contrarrestó ella. 

–No.

–Si. –Ella lo miró de pies a cabeza. –Esa tierra no es del departamento de policía. Tienes las mangas húmedas y... –Ladeo su cabeza para ver mejor el cuello del hombre. –Estuviste corriendo. 

–Y tú no dormiste... ¿qué hacías? 

Ambos se quedaron en silencio y como si de un pacto secreto se tratase, se alejaron el uno del otro, ignorando por completo los hechos anteriores. Sherlock entró en el departamento y Rosalie salió a la calle. En cualquier otro momento ambos habrían hecho lo posible por averiguar que estaba pasando, pero en ese momento los dos querían mantener sus asuntos en privado. Sherlock subió y se sentó en el sofá, sin sueño aún y pensó, pues tenía mucho que descubrir. Rosalie caminó muchas cuadras, cerca de una hora después por fin llego a donde necesitaba estar. 

–¿Bill? –Preguntó la chica en el momento en que entró en el edificio. 

No se escuchó nada. Habían unas cuantas personas tiradas en las esquinas, todos drogados a mas no poder. Ella sonrió, recordando el tiempo que ella fue así, ese tiempo que esperaba dejar atrás pronto. Camino entre los cuerpos semi moribundos y finalmente llegó a la persona que parecía mas lúcida de todo el lugar. Tocó el hombro del tipo encapuchado que cuidaba de una chica y este volteó a la defensiva, listo para salir corriendo pero al verla sonrió. Se levantó y le ofreció un saludo. Bill era un tipo que tuvo unos problemas con la mafia hace unos años, pero Rosalie se apiadó de él y a cambio de algo de mercancía, saldo sus deudas con la organización, dejándolo ser un hombre libre nuevamente.