Caso IV: Perdón pero...

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Sherlock se dirigió a la estación, pues aún faltaba un pequeño detalle que no tenían y que realmente necesitaban. Lestrase estaba ocupado, pero apenas vió al detective entrar alejó a sus subordinados para poder hablarle a Sherlock, esperando que viniera con buenas noticias.

–¡Sherlock! ¿Tienes noticias sobre el caso? –Dijo acercándose a él.

–Si, pero primero quiero saber si encontraron el arma. –Dijo Sherlock. 

No pasó un segundo antes que Donnovan apareciera por detrás de Greg, con su irritada cara al ver a Sherlock, quien apenas le dio un vistazo por sobre el hombro de Lestrade. La conversación siguió unos minutos más hasta que Sherlock no logró obtener más respuestas a sus preguntas. 

Al salir de la estación el viento lo golpeó en la cara, sus rizos se movieron por toda su frente antes de que lograra cubrirse por completo con su bufanda. La tarde parecía más cálida que las demás, pero el viento podría volar a un perro pequeño lejos de su dueño. El sol no tardaba en ocultarse y ya no podía volver a la escena del crimen pues probablemente estaba completamente arruinada por los idiotas de la policía, pero al menos su mente estaba en paz pues podía ir a Baker y ver a que había llegado la chica. Además sentía cierto consuelo en saber que pasaría tiempo con ella, tiempo que Tom no podía pasar con ella.

–¡Perfecto! –Se escuchó al otro lado de la puerta. Sherlock se detuvo antes de abrirla, para poder ver si escuchaba algo más. –Justo lo que necesitábamos. Eres genial. 

"¿Genial? ¿Quién es genial?" Se preguntó Sherlock, pero antes de empezar a torturar su cerebro con suposiciones, decidió entrar. 

Para su mala suerte la posibilidad que prefería ignorar era la que veía en frente a él. Tom se encontraba sentado en su sofá, mirando la computadora de la chica por sobre su hombro, demasiado cerca de ella para su gusto. Con el rostro hirviendo se adentró a su hogar, el cual momentáneamente estaba siendo invadido. Tom y Rosalie levantaron la mirada al tiempo que Sherlock dejaba su bufanda en el perchero. 

–¡Aquí estas! –Rosalie se puso de pie. –Tengo noticias. 

–Bien. –Respondió Sherlock. 

–¿No quieres saberlas? –Preguntó ella, dando unos pasos más cerca del detective. 

–¿Vas a discutir todo el caso con él aquí? –Dijo él. 

–Él fue quien me dio la pista. 

Y algo se encendió en el detective. ¿Cómo había sido tan tonto? Había ignorado todas las señales, todo porque tenía un interés personal, pero esa no era excusa para ser un idiota como los demás. Quizo golpearse contra la pared, pero en vez de eso tomó el brazo de la chica y se acercó a su oido a tan solo unos centímetros de su cara. 

–¿Podemos hablar a solas? –Preguntó, con un dejo de desprecio en su voz. Rosalie asintió, no sin antes voltear a ver a Tom para sonreírle y luego salir con Sherlock detrás. 

Ambos se pararon en la calle, viendo como la gente caminaba a su alrededor, rodeándolos. El motor de los autos pasar diluía sus voces que no serian capaces de llegar más allá de uno o dos metros de distancia. Sherlock se paró firme frente a la joven y la miró con enojo, ella no comprendía, pero seguramente intuía a que iba. 

Rosalie tenía claro que había mucho de ella que nadie conocía aún y que le daría motivos a mas de alguno para enojarse, como lo estaba Sherlock ahora mismo. Por su mente pasaron un par de cosas que el detective pudo averiguar, pero prefirió no especular e ir al grano, no era bueno que ella empezara a disculparse por esconder algo que no sabía que era aún.

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora