Caso III: Culpable

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El día había sido como la chica predijo: normal. No había nada extraño en el sospechoso, ese tal George era un tipo que vivía una vida tan corriente que llegaba a aburrir. Sherlock estaba comenzando a desesperarse, tanto que había intentado exasperar al tipo, tratando de provocar una reacción en él que le diera un motivo para creer que era un criminal. 

Rosalie estaba aburrida, jugando un juego en su teléfono mientras miraba de reojo a Tom, quien estaba sentado en una mesa a unos metros de ella y el detective, un plato de pasta frente a él y una coca-cola a su lado derecho. Sherlock estaba atento de cada movimiento, pero en el fondo sabía que no iba a encontrar mucho más que lo que había visto en las últimas cinco horas. La chica suspiro y con algo de gracia se metió el tenedor a la boca, para comer una papa frita del plato que estaba en el centro de la mesita donde ambos estaban. 

–Están buenas. –Dijo ella. –¿Seguro que no quieres? 

–No. 

–Bueno, por lo menos toma el jugo, te vas a deshidratar. 

–Shh... 

–Amargado. –Susurró ella, ganando una feroz mirada por parte de Sherlock. –¿Cuando nos rendimos? 

Sherlock se levantó de golpe y se fue a la caja. Rosalie miró todo desde la quietud de su esquina, sentada tal cual estaba antes, comiendo papas a su ritmo tranquilo. Sherlock volvió y la miró molesto, esperó unos segundos y como ella no reaccionó, él habló. 

–¡Vamos! –Dijo en un tono alto pero solo audible para la joven. 

–Estoy comiendo aún. –Dijo ella, con algo de gracia. 

–Bueno, tú quédate.

Rosalie levantó el plato y dejó caer las papas que quedaban en su boca para poder seguir a Sherlock, quien ya estaba a por lo menos unos cuatro metros de ella. El frío de afuera no ayudaba de nada a perseguir al detective, además tenía la boca llena de papas y no podía gritarle que la esperara, pero pensándolo mejor, con ese humor no era muy conveniente hablarle mucho, menos gritarle.

–¿Y ahora? –Dijo ella cuando por fin lo alcanzó. 

–No lo sé. –Dijo Sherlock, su voz sonaba increíblemente decepcionada. 

Rosalie lo miró unos segundos y pudo ver como se sentía, a la deriva; no tenían un plan para seguir ahora, habían perseguido a su único sospechoso y todo parecía indicar que no había nada extraño en él, cada cosa que Sherlock pensó que lo ayudaría, fue una gran decepción. Rosalie intentó sonreírle y puso su mano en el hombro del detective, él la miró con notable confusión en su rostro y poco a poco se fue suavizando en una media sonrisa, una sonrisa que no estaba convencida de que iba a salir todo como esperaban, pero que agradecía el gesto que la chica estaba dándole. 

–Ya lo encontraremos. –Ella miró a la calle. –Quizá podemos caminar un poco. 

Sherlock miró a donde observaba Rosalie y asintió. Un taxi no era opción a esa hora, las calles de Londres se llenaban de gente que volvía a sus hogares y los autos no se movían por horas. El sol estaba ocultándose y el frío comenzaba a pegar con fuerza y poco a poco se podían ver menos personas caminando por las grises calles de la ciudad. Sherlock iba en silencio, mirando al vacío, pensando en las opciones que le quedaban, pronto Lestrade notaría que el caso no estaba avanzando y lo empezaría a presionar para que encontrara al culpable y definitivamente no le gustaba trabajar bajo presión, por lo menos no la presión de la policía. Rosalie se adelantó unos pasos y se acercó a un puesto y compró dos cafés y se volteó con una sonrisa en la cara, Sherlock la miró con una ceja arriba y una sonrisa en la cara. 

Criminal (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora