Maldita sea la hora en que me mude al lado de el. La primera vez que nos vimos con solo una mirada me insulto y desde ese entonces me hace la vida de cuadritos, hasta que las cosa dieron un giro inesperado.
NO adaptación.
NO copiar.
NO robar histo...
Me siento tan herido. Nunca pensé que Susan jugaría conmigo de esta manera.
Me encuentro en la calle manejando, me dirijo a la casa de ella, la mujer que tanto amé y que tanto maltrate por culpa de una mala jugada. Tengo la certeza de que me rechazara, pero siento la necesidad de buscarla y pedirle perdón por la forma en que la trate y la humille, es la única forma en la que podría sentirme redimido, si llego a morir nunca descansaría en paz sabiendo que ella no me ha perdonado a un.
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Después de manejar por 2 horas llego hasta su casa pero no tengo el valor de salir y tocar su puerta. Necesito que el señor Dios me de el valor y la fuerza para salir del auto y enfrentar mi realidad.
El reconocer que estuve equivocado por tanto tiempo ha sido muy fuerte para mí. Estuve a punto de acabar con la relación de mi amigo y Claudia. Les hice tanto daño por una maldita venganza que nunca existió, algún día Susan pagará por todo el mal que ha hecho, si supiera la que le estoy preparando, tengo bastante pruebas que la podría meter en la cárcel sin oportunidad de volver a ver los rayos del sol cómo voy a disfrutar bien la sólo así podré saldar la deuda que tengo con Claudia y con Brian.
Llevo un buen rato en el auto y siento que ya es momento de salir Respira profundo como una manilla y tu seguro del auto y salgo me encaminó hasta la puerta de ella y siento como mi corazón palpita más y más según me voy acercando a su puerta. Tocó la puerta varias veces pero no tengo respuesta empiezo a transpirar estoy tan nervioso que tengo las manos sudadas. De repente escucha un click como si alguien del otro lado abriera la puerta y cuando la puerta Fue totalmente abierta sentí que mi corazón se paraliza al ver que ella seguía tan hermosa como siempre.
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Todo en ella sigue igual, su hermoso cabellos castaño y sus ojos morrones claros que me volvían loco, siguen tan hermosos como los recuerdos.
Ella me miraba expectante, esperando una reacción de mi parte escudriñando mi rostro con su mirada segura, un silencio bastante incomodo hubo entre los dos, ninguno de los dos podía emitir Ninguna palabra.
Antes de que digas algo, estoy aquí para pedirte perdón.
