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Todavía en ropa interior, pero ya maquillada y peinada, busco ropa para hoy en la noche.

–Quedate conmigo —Gastón me mira.

–Se van todos —lo miro a través del espejo mientras me pongo el top.

–No te hace nada no salir una noche.

–Gordo, son vacaciones —me doy vuelta para agarrar la pollera—. En unos días tengo que volver a entrenar y ninguno va volver a salir.

–Boe, hace lo que quieras —suspira—. Ya saliste por dos semanas seguidas ¿Qué más querés?

–Salir las otras dos semanas que me quedan —termino de ponerme la pollera.

Agarro los zapatos y salgo de la habitación.

–¿Gato no va? —Lucas me mira y niego.

–Si —Gastón baja las escaleras poniéndose la remera.

–¿Vamos? —miro a Sofi.

Van saliendo de a poco de la casa y entrando a ambos autos.

Me siento atrás con Sofi, adelante Santi y Toto.

Apenas llegamos al boliche, bajamos del auto y automáticamente me bajo la pollera. Para que orto me la puse sabiendo que se levanta cada dos pasos.

–¡Hola! —escucho una voz de pija y me doy vuelta.

–Lo que me faltaba —miro a Victoria.

Miro a esta pendeja horrible con cara de orto, igual Sofía. Ella abraza a todos hasta llegar a Gastón y abrazarlo muy de más.

–Yo no te la puedo creer —rio mirando a otro lado.

Devuelvo la vista al frente y ella se acerca a saludarnos a nosotras. Para no quedar mal la saludo y ella vuelve con los chicos.

–Bombón —me abrazan de atrás.

–¿Quién sos? —doy media vuelta—. Boludo, hace mil no te veo.

–Será porque estás muy de novia —Nico me sonríe.

Sofi lo mira sonriendo y lo abraza fuerte.

–¿Y vos sos? —Toto llega a mi lado y pone su brazo en mis hombros.

–Un amigo —Sofi lo mira.

–Y te podes ir yendo con esa piba —le sonrío falsamente y le sacó el brazo.

Me mira mal y se va. Le sonrió a Nico y él me vuelve abrazar siendo asesinado por la mirada de Gastón.

Lo siento bebé.

Luego de unos minutos, entramos al lugar y todos nos separamos, aunque con Sofi y Juli, la novia de Lucas, nos quedamos juntas.

Pasan El baile de las egresadas y por más no me pongo a llorar, ojalá algún día pueda volver a repetir este año hermoso.

[...]

Luego de unas horas, en las que ví poco y nada a los chicos y nos perdimos un par de veces.

Miro a Pedro, el cual está bastante ido. Nunca imaginé verlo en pedo y en este estado, no tiene cara de ser de esos pibes.

Y no se qué está pasando por mi cabeza en estos momentos, pero él se acerca y ni siquiera me ocupo en sacarlo.

Con una mano en su cara y la otra alrededor de su cuello y él con ambas manos en mi cintura el beso sigue.

Besé por cinco años a la misma persona sin excepciones, cinco años tocando los mismos labios. Y ahora besar otros se me hace un poco raro, pero es lindo.

Me separo por falta de aire, y agradezco eso porque veo a Santi viniendo hacia acá. Y también agradezco tener labial matte.

–Nos vamos —dice tambaleando.

Asiento y él enrienda su brazo en mis hombros para caminar.

Al salir del boliche, veo a unos pares apoyados en el auto y a otros saliendo. Toto me entrega las llaves del auto, y si él no va manejar en ese estado.

Veo a Victoria casi sobre Gastón y él sin ninguna intención de sacarla, voy hasta ella.

–¿Te corres? Por favor —la miro, ella me mira y me ignora.

–No hagas nada —Santi me agarra la mano.

–¿Sos sorda flaca? Te corres o te rompo la cara —la miro ya harta.

Toto suelta una carcajada y Santi me mira tentado.

–No es necesario tratarla así —Gastón me mira mal.

–Andate con ella flaco, a mi no me jodas —lo miro abriendo la puerta del auto.

–Que mal humor —suspira—. ¿Qué te pasa?

–¿Te importa? —alzo las cejas.

Nuestra conversación-discusión termina ahí, siendo todo nuestro grupo de amigos testigos de eso. Cuando los chicos suben al auto, comienzo a manejar para volver.

Alta noche.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora