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Los chicos se van a la playa, mientras que los únicos que quedamos en la casa somos Pedro y yo.

Él no se porque, yo porque ni siquiera dormí anoche y tengo demasiado sueño como para ir a la playa.

La última vez que estuvimos solos, sin los chicos a nuestro lado, terminamos chapando. Hoy estamos de nuevos solos y ni siquiera sé si puede pasar algo. Por un lado ruego que si, y por otro ruego que no; no puedo hacerle más mal a Gastón del que le estoy haciendo.

Cuando terminó de lavar los platos que quedaron, me seco las manos y me doy vuelta.

Choco con Pedro y él me mira con las cejas alzadas. Se acerca más a mi y pone las manos en la mesa de atrás.

–Estamos solos —susurra.

–¿Y que pensas hacer? —lo miro y me mojo los labios.

No responde y me besa.

Ahhhhh bueno, cara de santo pero es tremendo el nene.

–Podemos ver una película —lo miro.

–Ya la ví —vuelve a besarme.

–Netflix tiene miles.

–Estoy seguro de que ví todas.

–No te tenía así, robándole la novia a los amigos.

–Yo tampoco te tenía así, estando con los amigos de tu novio —responde—. La pareja perfecta terminó.

–Callate y hace lo que quieras.

–¿Lo que quiera? —alza las cejas y asiento—. Después no te quejes.

Entre besos subimos a su habitación, porque tan idiota y forra no soy para coger con otro en la misma cama que comparto con Gastón, él cierra la puerta  con seguro.

Ni siquiera puedo describir lo que pasó a continuación.

[...]

Salgo de bañarme y bajo para encontrarme con todos los chicos casi listos. No vamos a salir, hoy nos quedamos acá pero igual hacemos joda.

–Acu —mi hermana entra corriendo.

–Hola mi amor —me agacho a su altura y la abrazo—. ¿Me extrañaste?

–Si —sonrie y la suelto.

Saludo a mi mamá y a los de Gastón que también vinieron. Luego, ellos salen al patio.

Suena el timbre y Toto va abrir, cuando veo entrar a Victoria suspiro y me levanto de la mesa para ir a la cocina.

Mi cara de orto es muy linda.

–No seas celosita —Santi me abraza de atrás por el cuello.

–Dejame y andate con ella —lo saco.

–¿Y yo que tengo que ver?

–Nada, perdón —suspiro y agarro jugó Baggio para mezclarlo con Campari.

–Gastón ya sabe lo que tiene que hacer, no lo hace y lo agarro a cachetadas —dice y sale de la cocina.

Preparo un vaso bastante grande, como para ahogar mis penas.

Pedro entra a la cocina y me mira.

–¿Qué pasa?

–Esta pendeja de mierda, fea del orto.

–Ay no seas así —rie—. Si es buena.

–¿Vos también? Qué bueno —tomo un poco del vaso.

–Es joda, ni siquiera la conozco.

–Me voy —le pasó por al lado.

Llegó nuevamente al living, Sofi me sigue con la mirada, Azul me mira fijo y Mica mira a Victoria.

Gastón está sentado en la punta de la mesa mirando el celular, aunque todos están hablando en conjunto.

Le doy el vaso a Sofi y me siento encima de mi novio.

Pedro me mira y luego gira los ojos para negar con la cabeza disimuladamente.

Gastón se acomoda en la silla, me da un beso en el hombro, para sus manos por mi cintura y me pega más a él.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora