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–Miralo a aquel —Pedro me señala a Gastón.

Miro hacia el agua y Gastón, junto a Santi y Lucas, están de espaldas al mar sentados en una reposera tomando sol.

–En el medio del camino como si la playa fuera de ellos —niego con la cabeza.

–Se hacen los lindos los feos de mierda —habla Toto.

–Encima la gente pasa y los mira, en cualquier momento sale una puteada.

–Miralo al gordo tarado —Lucia señala a su hermano.

–No le digas así a tu hermano —Nancy la mira.

–Ya sabemos que está gordito pero no seamos tan malas pobrecito —digo.

–No sean malas con mi amigo —Toto nos mira.

–Que raro que no estás ahí —lo miro.

–¿Por?

–Y si, porque vos siempre querés que las miradas vayan a vos.

–No, estando acá ya todas me miran —se encoje de hombros.

Miro al frente y un nenito pasa corriendo por enfrente de los chicos y los salpica con arena y agua a los tres.

Gastón abre los ojos y mira al pendejito el cual se da vuelta, lo mira y sigue corriendo. Lo amo.

–Pendejo de mierda lo voy ahogar —Gastón llega a nuestro lugar.

–Ay es un nene.

–En unos minutos un cadáver.

Agarro el celular y boludeo con el hasta que me canso y lo dejo sobre mi pierna. Ay que negra estoy dios, soy Zayn ahre.

–Acu —mi hermana me mira.

–¿Qué? —la miro.

–¡Toma! —me tira arena y sale a correr alrededor de nosotros.

–Que pendeja de mierda —le tiro el celular a mi mamá y me levanto de la silla.

Agarro arena y corro a Ámbar para tirarle.

–No le tires tarada —Gastón me tira arena.

–Guerra de arena —dice Toto riendo.

Ay no, todos los pelotudos se levantan y agarran arena para tirarle a los demás mientras corremos.

Todo muy divertido hasta que el vengativo de mierda de Tomás agarra arena mojada y le tira a Pedro. Y ahí empieza todo.

–Vos que estás enamorado de mi novia —Gastón señala a Mateo y lo corre para luego tirarle arena mojada en la espalda.

–Ay pelotudo, dolió.

–No toques a mi bebé —le tiro dentro del short y salgo corriendo.

–Agustina la que te parió.

Me corre y cuando me agarra, me tira al piso y me llena el cuerpo de arena. Like y lo dejo por ensuciarme así.

Santi me saca de ahí y claramente seguimos jugando, tres años tenemos y me encanta.

–Este pelito rubio va estar lleno de arena —miro a Pedro sonriendo y le tiró arena.

–Aaaaa nena el pelo no —se queja—. Ya vas a ver.

–Espero.

Le sonrío y me doy vuelta para ir corriendo y subirme en la espalda de Santi.

–Bueno, me cansé —digo minutos después mientras me bajo de la espalda de Santi.

–Paren, una foto —mamá nos mira.

–Ámbar, vení que vos empezaste esto —Gastón llama a mi hermana y ella viene corriendo.

–Para que estoy fea.

–Siempre estás fea, no te preocupes —dice Toto y lo miro.

–Boe pelotudo.

–Que vergüenza, todo el mundo nos mira.

–Me miran a mi, tranca —habla Lucas.

Mamá saca la foto y todos vamos al mar a sacarnos la arena que podamos.

Al salir, sigo teniendo en el pelo y no pienso estar así. Agarro las llaves de la casa y con mi novio vamos hasta ahí.

Yo me ducho y él igual.

[...]

Ya son las seis y nosotros seguimos en la playa, y este es el momento en el que todo es tan hermoso. Llega el momento de ponerse un buzo o campera mientras el sol está bajando y el viento corre aaaaa que lindo.

–Agustina, anda a comprar churros —Gastón me mira.

–Agustina tu culo Gastón —lo miro poniéndome una campera negra de él.

–Ay los amo —Sofi ríe.

–Que grosera sos —mamá me mira.

–Esta bien, que vaya él —Nancy señala a su hijo.

Sofi me señala a unos pibes, que creo que son promotores, caminando a unos metros nuestros. La miro sonriendo.

–Bueno voy a comprar —me levanto y busco plata.

–Te acompaño —Sofi se levanta.

–Algo vieron estás pelotuditas que se levantan tan rápido —Toto nos mira.

Lo ignoramos y vamos caminando, amo porque hago esto solo por Sofi porque obviously que yo tengo novio.

Cuando llegamos a dónde están ellos, que casualmente es donde todo nos miran.

–¿Vos sos la de... —uno de los pibes promotores me mira—. Si, es ella boluda.

–¿Te sacas una foto?

–Obvio —sonrío.

Sofi nos saca una foto a los tres y le entrega el celular a uno de ellos.

–¿Van a Pueblo hoy?

–Obvio —contesta mi amiga.

–Miren, tenemos unas consumisiones gratis —nos da unos papeles—. ¿Cuántos son?

–No importan los demás.

–Bueno —uno de ellos ríe mientras anota nuestros nombres en el papel.

–¿Las vemos hoy?

–Si.

Los saludamos con un beso a cada uno y vamos a comprar algo, porque eso se supone que teníamos que hacer.

Cuando volvemos, dejo la bolsa enorme en la mesa del centro.

–Yo te dije —Toto mira a Gastón—. Algo vieron.

–Nos dieron varias consumisiones gratis, no de quejen.

–Entonces no pasa nada —habla Gastón.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora