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Hoy es mi último día de playa antes de ir a concentrar para jugar un amistoso con LA SELECCIÓN, lloro.

El sol está en su punto más alto y como no me dejan tomar sol, porque según mi mamá me puedo insolar y no se qué más. Y bueno, tengo que jugar a algo.

–150 mangos un licuado de banana de mierda —se queja Toto sentándose a mi lado.

–A vos siempre te cagan —lo miro y él se sienta encima de una pierna mia.

–Dame esa plata y te compro tres kilos —mi mamá lo mira.

–¿Cuánto está el kilo?

–Y si te están diciendo que con 150 te compras tres kilos —Santi lo mira.

–Ni te preocupes en decirle —Sofi lo mira.

–Vos solo compras un licuado a 150.

–Usa una banana, leche y azúcar... porque ni hielo tiene —habla Toto.

–Nueva adquisición —Juli viene con una hamburguesa. Bueno, cuatro de la tarde y él comiendo eso.

–Como te vas a comer una hamburguesa —la hermana lo mira.

–Seguro le salió más barato que a mí...

–Él sigue re caliente —miro a mi mejor amigo riendo.

–¿Gato? —Nancy me mira.

–Gato te das vuelta y se perdió —la miro y devuelvo mi vista al celular—. Le estoy mandando mensajes hace banda.

–Debe andar con alguna minita por ahí seguro.

–Le corto la... —digo y no terminó la oración porque se entendió.

–Se fue con Pedro boluda, si te dijo y no le diste bola —Santi me mira.

–Está con Vicky.

–Lo ahogo —dejo en celular en la mochila.

Con los chicos que están agarramos la pelota y formamos dos equipos para jugar al fútbol.

Los otros dos ni idea dónde están.

–Sacala que estamos jugando bruto y algo le puede pasar —escucho que Toto le dice a mi mamá.

–Tomás, no.

–Agustina salí ya —mamá me mira.

–Mamá —la miro alzando los brazos.

–No, ya salís porque vos jugas bruto, ellos juegan bruto y es un quilombo.

Le hago caso y salgo. Igual, por un lado si debería salir porque encima que yo juego bruto ellos lo hacen peor y van a empezar a planear mi funeral si llego lesionada o con molestias al partido de hoy o a la pretemporada.

–Volví —Gastón me abraza por los hombros.

–Me di cuenta querido —lo miro.

–¿Por qué no jugas? —se para a mi lado.

–Me sacaron porque estamos jugando bruto —miro la cancha.

–Esa cara de enojada —sonrie y me besa.

Cuando todos terminan el partido porque la gente se pieza a cruzar volvemos a las reposeras.

Yo me siento, Gastón en una pierna y Toto en otra.

–Me encantó —Sofi nos mira.

–Soy una silla —la miro asintiendo.

–Y Mateo acostado encima —Toto lo agarra y lo acuesta encima de él y Gastón.

–No que vamos a poner la silla —le palmeo la espalda a Toto.

–Esto termina mal —Gastón se levanta al igual que los demás—. Bueno, ahora sí me siento.

–Me cago en vos corazón —lo miro.

Al volver a la casa, me baño y comienzo a preparar el bolso para luego ponerme el equipo con el que debería estar para llegar al hotel donde concentramos.

–Suerte —Pedro me sonríe.

–Gracias —le sonrío.

Ay pendejo te comería la boca.

–¿Me dedicas un gol? —Toto me abraza de atrás por los hombros.

–Obvio que si —sonrio y él me besa el cachete.

Agarro el palo de hockey junto al bolso y bajo las escaleras. Saludo a todos y abrazo a mi mamá la cual me desea suerte.

–¿Todos ustedes me llevan? —miro a Santi, Toto y Mateo en el auto.

–Vamos a ver si hay pibas —habla Toto poniéndose los anteojos.

–Un palazo a quien se te acerque —digo entrando al auto.

–Que violenta.

Emprendemos el camino a la concentración entre las mismas pelotudeces que dicen ellos siempre.

–Acu, ¿Me dedicas un gol? —Gastón me mira.

–Toto ya me lo pidió.

–Da estúpido —mira a su amigo.

–Yo también quiero —Mateo me mira.

–Voy hacer tres goles para los tres.

–¿De verdad?

–Si Gastón, voy hacer tres goles boludo —lo miro.

–Nunca se sabe.

–Tres goles en la selección, no soy Aymar.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora