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Es viernes y estoy saliendo de entrenar, y como Gastón no puede venir, me dijo quinientas veces que me avise cuando llegue al igual que Toto y los demás, vamos caminando con Azul, al llegar a la esquina de mi edificio la saludo y el "Avísame cuando llegas" no falta.

–¿Qué haces acá? —miro a Pablo.

–Te recuerdo que tu mamá y yo no nos separamos todavía, sigue siendo mi casa.

–Nada es de tuyo, ni el departamento, la quinta, los dos autos, el gimnasio... nada —lo miro.

–¿Y qué vas hacer vos con el gimnasio? ¿Te vas hacer cargo?

–No se, pero vos ya no vas a pisarlo —niego con la cabeza y entramos al edificio—. No te vas a quedar con nada.

–Subí —señala el ascensor.

–Vos vas por las escaleras diez pisos o esperas el otro, conmigo no subís —lo miro.

–¿Y cuando estaba tu noviesito Pedro subiste conmigo porque él te cuida? —rie.

–Mas de lo que vos cuidas a las mujeres seguro —entro al ascensor.

Subo los diez pisos y luego de unos segundos llega él, entra al departamento y ni siquiera saluda a mi mamá, va directamente al cuarto seguido por mi. Termina de agarrar todo lo que es de él y viene nuevamente a la cocina, saluda como si fuese el mejor del mundo a mi mamá y sale del departamento.

Bajo para abrirle y cuando subo de nuevo, mi mamá está limpiando los muebles.

–Tu abuela se llevó a tu hermana —dice.

–La gorda pelotuda me pidió que la lleve a tomar un helado —la miro y me tiro sobre el sillón.

–No le digas así, llévala cuando terminemos de comer.

–¿Que vamos hacer con el gimnasio?

–Me haría cargo si pudiera, pero con tu hermana es imposible —termina de limpiar y va a la cocina—. Y no quiero dejarla con una niñera todo el día y vos no podés cuidarla.

–¿Sofi? Ya se recibió...

–Cuando la vea y estemos solas hablo...

Pongo la ropa de entrenamiento a lavar y luego voy a sentarme a esperar a mis amigos hermoso. Si, que raro nosotros saliendo de joda.

Suena el teléfono y me levanto atender.

–Aca yo —habla Toto.

–Ustedes se comunicó con un piso erróneo —hablo.

–Dale nena —se queja.

–A mi me hablas bien o te dejo ahí afuera pelotudo.... ya voy —corto—. Mamá, ni se te ocurra hacer algún comentario sobre Pedro porque algunos no saben y encima van a estar los dos.

–Hija, a vos si te gusta complicarte la vida —me mira.

Agarro la tarjeta de acceso y bajo por el ascensor. Les abro a todos, Lucas, Santi, Sofi, Azul, Lu, Mateo, Pedro, Gastón obviamente y demás.

Subimos todos por el ascensor y entramos a casa. Mamá saluda con un corto abrazo a todos, los ama más que a mí.

–¡Mira quién llegó! —Gastón mira a mi hermanita apenas ella y mi abuela cruzan la puerta.

–¡Gato! —ella corre hacia él y de sube encima.

–Sali de encima de Gastón —la miro y me saca la lengua—. Ahora que te lleve Gastón a tomar un helado.

–¿Ustedes ya comieron? —mamá mira a los chicos.

–Fuimos a punto limite —habla Lucas.

–Ah bueno, me encanta porque fueron sin mi.

–Te dijimos y dijiste que no porque entrenas hasta tarde y no podías comer boludeces porque te caían mal —Santi me mira.

–Ni se te ocurra tomar hoy —mi abuela me señala.

–No tomo vómito, tomo y vómito igual o sea que es lo mismo.

Todos vamos a mi habitación y prendo el aire, automáticamente tengo a todos tirados en mi cama o en el colchón del piso.

Salgo de la habitación con Sofi y nadie se percata de nada, agarramos a mi hermana y salimos del edificio para ir a comprar helado.

–¿Vos no estarás embarazada? —Sofi suelta de una.

–No, me daría cuenta —la miro.

–Puede que no te des cuenta, puede que lleves menos de un mes.

–No, de verdad no estoy embarazada y el día que lo esté vas a ser la primera en saberlo.

Ella no dice nada y cambia de tema.

Luego de unos minutos, volvemos al departamento con helado para todos. Pedro está al lado de Azul y yo al lado de Gastón en el puff de pera.

Igualmente, me queda rondando en la cabeza lo que me dijo Sofi, ni siquiera sé cuándo pudo haber pasado.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora