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Cuando volvemos de desayunar, me pongo la bikini y un short con las mismas crocs.

Me pongo una mochila y bajo al primer piso encontrándome con todos los chicos.

–Gorda, agarra mi reposera —Toto me mira.

–Acu, la conservadora —Santi la señala.

Agarro las dos cosas como puedo y salgo al patio.

–Dame algo —Gastón agarra la conservadora.

–Gracias —lo miro.

–Me encanta como Lucas y Tomas no llevan nada —Sofi los mira.

–Estamos muy cansados.

Subo las reposeras al cuatriciclo, yo adelante y Sofi atrás.

–¿Por qué ellas ahí y yo caminando? —Toto nos señala.

–Anda agarrar la llave y maneja querido —Sofi lo mira.

–A la noche no te llevo forrita.

–Me voy a buscar la llave, nos vemos.

–Del cuatri, porque al auto no te subís —Gastón mira a Santi.

Al llegar a la playa, el sol pega de una manera increíble. Pongo mi reposera, me quedo en bikini y empiezo a tomar sol.

–Acu, no seas ortiva hermana —Toto me mira.

–Estoy tomando sol, no jodas.

–Por las malas.

Lo miro y él me alza en el hombro y corre al agua.

–¡No estúpido!

–Te voy ahogar —rie.

Sigue corriendo y cuando el agua llega a su cintura me tira.

Al salir, lo miro mal y él me abraza.

A los minutos salimos, me peino el pelo ysi y me siento nuevamente en la reposera.

[...]

Llega la tarde, y llega el momento de estar con un buzo y tomar mates. Unos de los mejores momentos del día.

–¿Van a comprar churros? —habla Toto mirándonos.

–Levanta el culo hermano —Lucas lo mira—. Yo no pienso ir.

–Yo voy —digo—. Pedro, ¿Vamos?

Todo para hacerle la contra a Gastón.

–Vamos —contesta.

–No, voy yo —Gastón se levanta de la reposera.

Me pongo las crocs, aunque caminando en la arena con eso me llevo media playa, y comenzamos a caminar.

Al principio es silencio, incómodo obviamente.

–¿Podemos hablar?

–Si —acepto.

–Este año tuvimos más peleas que nunca, ¿Qué nos pasa?

–Gato, ¿Nos sacamos una foto? —unas pibas lo miran.

Él asiente y una de las chicas se sacan una foto con él, luego una de ellas conmigo. Saludan y se van.

–Por esto —lo miro.

–¿Te jode?

–No, empezaron los problemas porque todos se empezaron a meter ¿Entendés? —lo miro.

–Sabes que solo quiero estar con vos.

–Sabes que igual me pongo celosa porque soy así...

–Y me gusta que te den un toque de celos porque sos hermosa cuando miras mal a una piba que se me tira —se para en frente mío—. Pero no me gusta que te sientas mal y pienses que te puedo dejar.

–Es inevitable.

–Voy hacer todo lo posible para que no vuelvas a sentir nada de eso, ¿Si? —asiento—. Te amo a vos, no voy amar a nadie como te amo a vos ¿Sabés?

–Te amo —doy una media sonrisa sin mostrar los dientes.

–Cinco años durmiendo y besando a la misma piba... ¿Pensas que podría hacer todo lo que hago con vos con otra? —me mira—. ¿Vos pensas que yo podría chaparme a otra?

Auch. Vos no, pero yo sí y lo peor es que no me arrepiento.

No digo nada y le doy un beso corto.

–Ni un día y ya te extrañaba —me abraza y me besa la frente—. Dormí solo, ¿Sabes lo que fue?

–Muchas veces dormis solo —comenzamos a caminar nuevamente.

–Si, pero nunca me voy a dormir estando peleado con vos.

Cuando volvemos al lugar en el que estábamos, Pedro nos mira para volver la vista a su celular.

¿Andamos celosos por acá?

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora