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Hoy es viernes y hoy juego un amistoso en Lanús, igual que dea amistoso no me cambia nada porque obviamente soy la persona más competitiva del mundo y siempre quiero ganar.

Apenas me levanto, algunas compañeras de habitación ya están despiertas y otras en eso. Voy al baño y hago lo necesario para luego salir y buscar el pantalón de Lanús junto a la remera del mismo, me plancho el pelo y maquillo para luego bajar a desayunar.

Cuando ya terminamos, nos llevan hacia los vestuarios. Y como ya están todas bien despiertas, no falta la música y los gritos. Por dios.

Me pongo la pollera short, medias, botines y un buzo para salir a precalentar.

Y claramente ahí no faltan los de siempre, Sofi, Toto, Gastón, mi mamá, hermana, tías y demás.

Me hacen correr a mí sola, venganza de que no haya ido a entrenar por dos semanas seguramente.

–Dale gorda, corre —Toto me mira cuando paso cerca de dónde están ellos.

–Callate estúpido —lo miro.

Al terminar el precalentamiento, volvemos a los vestuarios. Me pongo la camiseta y salimos a jugar.

[...]

El partido termina con victoria nuestra por solo un gol, ganar es ganar.

Soy la última en salir de la cancha e ir al vestuario. Me baño y hago lo de siempre para luego salir.

Saludo a todos y por último abrazo y beso a Gastón. Cómo es temprano, vamos a la quinta con Gastón, mi prima y el resto de mi familia.

–¿A qué hora tenés que irte? —miro a Gastón acostandome en mi habitación de ahí.

–Cinco tengo que estar.

–Veni —le estiro la mano y se acuesta conmigo.

Y bueno, nunca se sabe cuándo puede ser el último día que lo tenga así conmigo.

A la hora de almorzar, bajamos y preparo la mesa para luego sentarnos. Hoy la conversación cambia y la charla es feminismo y esas cosas. Gastón me mira fijamente cada vez que alguno dice algo y mi cara es de orto cada vez que el novio de mi mamá dice algo incoherente.

–Tampoco digan que un no siempre es un no, aveces quieren decir si pero no sé animan o algo —dice Pablo—. Un poco confuso la verdad.

–Un no siempre va ser un no —Toto lo mira fijo—. Si una mina te dice que no te tomas el palo hermano... No es no en todas sus formas, no importa si la piba está borracha, con una minifalda o en tanga, porque no se visten para provocarnos...

–¿Ensalada? —mi abuela mira a Pablo.

–No —niega.

Le llena el plato de ensalada igual ¿Que onda?

–Uh perdón, ¿No querías? —lo mira—. Es que ese no parecía un si, pensé que dijiste que no porque no te animabas decir que si querías... Un poco confuso la verdad.

Rio por lo bajo y sigo comiendo mientras ellos siguen hablando y las incoherencias de la parte del machito sigue.

–Escuchame una cosita —Gastón mira a Pablo; se viene una cerrada de orto—. Vos, ni yo, ni ningún hombre que está sentado en esta mesa sabemos lo que es salir a la calle y tener entre las posibilidades no llegar a tu destino, porque nosotros tenemos la seguridad y la paz de saber que no nos agarran y nos violan como les pasa a ellas.

Todos quedan en silencio y mirando a Gastón. Novio te amo.

–Vos no sabes la preocupación que siento cada vez que Agustina sale de entrenar y yo no puedo ir a buscarla —niega con la cabeza—. Siempre estamos con Lucas, Santi y Toto preguntándole a ella, a Sofi y a Azul si quieren que las llevemos a algún lado o las vayamos a buscar y aunque digan que pueden ir y venir solas las acompañamos porque pueden ser una más... Lástima que no te des cuenta de eso.

–Yo me doy cuenta de eso.

–Ah, otra cosa —lo vuelve a mirar—, cada vez que mi novia tenga que ir a algún lado YO la voy a llevar, no te quiero cerca de ella nunca más.

–Esta bien pibe, hace lo que quieras con tu novia —alza las manos—, ¿Que querés que haga?

–Que no te acerques nunca más a ella, Agustina no es boluda y me cuenta todo... sabes de lo que hablo.

Y como mierda que es este chabón, ni siquiera mira a Gastón cuando le habla y sigue en la suya. Unos cuantos cachetazos lo van a calmar, a mi decime lo que se te cante pero te metes con él y para mí moris.

Unas cuantas personas dicen algo más sobre el mismo tema, estoy a esto )( de tirar todo a la mierda e irme.

–¿Sabes cual es el problema? —miro a Pablo—. Que mi mamá no abortó cuando tenía solo 17 años, decidió tenerme, cuidarme y amarme aunque yo no estaba en sus planes... ella quiso tenerme, ella lo decidió porque tenía los recursos, pero ahí afuera hay decenas de pibas que no tienen los recursos hermano y deciden por ellas, el bebé nace en condiciones horribles ¿Eso para vos es vida? ¿Que un nene tenga que andar pidiendo comida y durmiendo en la calle? Porque vos no querés salvar las dos vidas, vos querés que nazca y listo... porque después te olvidas, te cruzas a un nene en la calle pidiéndote algo para comer y pasas como si nada.

–Vos estás acá porque tu mamá no te abortó, fin del tema —me mira.

–¿Y qué onda con mi viejo? —lo miro alzando las cejas—. Él me abandonó, se lavó las manos y no le importé... me dejó como si fuese nada, pero obviamente a él no le dicen nada porque es hombre y ellos si se pueden olvidar de sus hijos, pero una mujer hace eso y es una mierda... ¿Sabes cuándo apareció? 17 años después cuando debuté en primera queriendo arreglar las cosas.

–¿Y vos qué sabes que le pasó por la cabeza a ese chabón en el momento en que tu mamá le dijo que iba ser papá con 17 años? —me mira—. Cosas se asustó o algo.

–Me chupa un huevo que mierda le pasó por la cabeza hermano, mi vieja también se asustó pero no se borró como hizo él —lo miro—. No lo voy a perdonar porque la única que estuvo conmigo, bancandome desde que nací, la que me llevó a cada entrenamiento, se cagó de calor y de frío conmigo fue mi mamá... los que siempre estuvieron y no faltaron a ningún partido aunque llueva, truene, hagan dos grados o cuarenta son los que están en esta mesa, Gastón, Tomás, Sofía, Santi, Azul, Lucas... mis abuelos, tías... son los únicos que siempre estuvieron conmigo y los que si se merecían estar conmigo cuando llegué a primera y fui a la selección, no un chabón al que se le ocurre aparecer y arreglar las cosas justo en ese momento... ni siquiera vos tendrías que haber estado ahí porque nunca estuviste conmigo y tampoco lo necesito, fuiste al partido en el que debuté en primera y al primero de la selección, aunque no lo merecías... Y tampoco mereces tener al lado a una persona como mi mamá porque sos un machista de mierda y ojalá te cagues muriendo y dejes en paz a todos.

Me levanto de golpe de la mesa dejando a todos en silencio, veo que Gastón agarra su celular y hace lo mismo que yo.

Subo las escaleras y entro a la habitación que ocupó cuando estoy acá.

Gastón me abraza por la cintura y me da besos cortos en el cuello.

–Perdón por hacerte pasar un momento del orto —me doy vuelta y lo miro.

–Esruvo bueno decirle todo eso y que le cierres el orto, de actuación esa salida que hiciste —me sonríe.

–Ay Gastón —rio negando con la cabeza.

–¿Viste como todos se van dando cuenta de cómo es en realidad? Él solo se manda al muere.

–Al final siempre se sabe la verdad —me besa.

–Y mira, ahora la única verdad que odio es saber que no podés ir a Mendoza.

–Este ahí o no la vas a romper igual y yo te voy a ver y estar con vos de la manera que sea, como siempre...

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora