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Hoy iríamos a Pueblo Límite con los que están en la casa y unos amigxs más de los chicxs y míos.

Termino de ponerme los zapatos y me siento en la cama.

-¡Acu, Gato vamos a jugar a Toman todos! -grita Santi desde abajo.

-¿Segura? -Gastón me mira-. Es un vale todo.

-Si, es un juego -asiento.

Bajamos las escaleras juntos y vamos hasta la mesa central de la cocina, Gastón se sienta y yo lo hago encima de sus piernas.

–¿Y que se supone que haces vos acá? —miro a Mateo.

–Juego —me mira y rie.

–Empiezo yo —habla Lucas—. Toman los casados.

–Ya empezamos mal —dice Gastón.

–Yop —Toto agarra una carta—. Toma tu mejor amiga... Dale Acu.

–Por dios —agarro un vaso.

–Toman las morochas —habla Gastón y rie—. Dale gorda.

–¿Es joda? —lo miro.

–El de en frente tuyo hace fondo... —lee Pedro y me mira—. Acu.

–Pero la pu... —suspiro.

–¿En algún momento Agustina no tomó? —pregunta Bruno.

–No —niego—. Elegí a dos personas y que chapen... uh es mi momento.

Miro a toda la mesa aunque ya tengo decidido desde hace mil.

–Voy hacerle un favor al mundo, Santi y Azu —los miro.

–Sos una forra —Azul me señala.

–Yo sabía —Santi se levanta de su asiento.

–Mientras ellos se dan con ganas voy yo —habla Mateo y agarra una carta—. Toman los... cornudos.

Gastón ahre.

Pedro me mira con una sonrisita para luego señalar disimuladamente a Gastón con la cabeza. Sonrío y niego con la cabeza.

–Supongo que no —habla Gastón.

–Claramente no —digo.

El juego sigue y gracias al cielo solo toma unas pocas veces ysi, si en las primeras cuatro cartas tomé yo era hora de que deje el vaso.

–Por sorteo, dos personas chapan —habla Juli.

Dios, lo único que ruego es que no sea Gastón o si le toca que lo haga con Sofi o Azul.

Ponen todos los nombres en un pedazo de papel y luego los meten en una bolsa, Juli elige dos y los pone sobre la mesa.

–Gato —Juli me mira.

En este momento estoy sonriendo porque quizás sea divertido.

–Y Vicky...

No es para nada divertido.

Me levanto de encima de las piernas de Gastón y él se pone en frente de la pendeja está. ¿Quién la invitó?

Ni siquiera miro el beso asqueroso ese.

Cuando Gastón se vuelve a sentar, vuelvo a sus piernas.

–Perdón —me besa el hombro.

–Es un juego.

No digo nada más y seguimos jugando.

O sea no es que esté enojada porque yo quise jugarlo y tengo que bancarmela, pero si me molesta que haya sido con ésta piba que desde siempre le tuvo ganas. Aunque creo que fue un beso simple porque no duró mucho.

–Toman los infieles —leo.

¿Por qué esta carta a mi? Que indirecta.

Algunos toman y yo claramente no.

-Chape entre las personas que quieras -lee Santi.

-Juli y Lucas, Acu y Gato no porque son novios y ya dijimos desde antes -Toto lo mira.

-Sorteo, no voy a elegir a nadie -habla Santi.

Y como él dijo, vuelven los papelitos y la bolsa. Él saca dos y los pone sobre la mesa para luego leerlos.

–Acu —me mira.

Miro a Gastón y él me sonríe.

–Y... Pedro —lo mira.

–El paraíso de la pareja perfecta va arder —Toto nos mira.

Aaaaaa bueno.

Me levanto de las piernas de mi novio y le doy un corto beso en los labios.

Paso una mano por el cuello de Pedro y lo beso con las mismas ganas que tengo de ganar un mundial ahre porque esa comparación, igual si y no sé si más.

Y a diferencia de mi, Gastón si vió absolutamente todo.

Cuando termina el beso, él vuelve a su lugar.

-No juego más -Gastón se levanta de golpe y sube las escaleras rápido.

-No podés hacer es...

-Callate idiota -Azul le tapa la boca a Santi.

Subo las escaleras detrás de él y entro a nuestra habitación.

-¿Te molestó? -miro a Gastón.

-Nosotros quisimos jugarlo y sabíamos cómo era -se acuesta en la cama-. No me voy a enojar con vos ni con Pedro.

-Pero te molesta...

-¿Y como no me va molestar ver a mi novia de hace cinco años chaparse a uno de mis mejores amigos en frente de mi?

Si supieras que también me lo cogí...

-No me trates así porque los dos lo hicimos.

-Perdón -suspira-. No es con vos.

-Mi amor, no fue nada... no significó nada para mí porque te amo a vos y nunca te cambiaria por nadie -me siento en la cama y paso mis manos por su cintura-. ¿Sabes?

-¿Sabías que te amo mucho? -me besa la mano.

-No -rio contra su cuello.

Él se da media vuelta y me sonríe para luego subirme a sus piernas.

-Te amo y si es necesario te lo voy a decir todos los días.

Me sonríe para luego besarme. Que hermoso que es.

Meto la mano debajo de su remera y la saco.

Y yo pensé que lo más lindo que iba a pasar esta noche iba ser ir a Pueblo a ver a Khea.

prohibida ↪ Pedro de la VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora