Baby

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Sabriel au otra vez, no relación con el anterior.

Canción: Baby de Clean Bandit ft. Marina & Luis Fonsi.

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Era la boda de su hermano y Sam iba acompañado de su esposa, ambos se encontraban realmente felices de que al fin aquel par se hubiese dignado a dar ese gran paso después de años juntos. La recepción no era la gran cosa, era pequeña con la familia de ambos festejando su unión mientras la música sonaba en todo el lugar. Su hermano, Dean, no dejaba a luz ni a sombra a Castiel siguiéndolo a todos lados como una luciérnaga a un faro de luz, los niños de ambos corrían detrás de ellos mientras jugaban y Sam jamás se había sentido tan feliz.

Claro que esa felicidad no era suficiente para ocultar su nerviosismo, aquel que amenazaba con envolverlo por completo y transformarlo en el niño de quince años que estaba enamorado de su primer novio. Jessica, su esposa, notaba que algo estaba raro en él pero prefería no decirlo ya que Sam comenzaría a dar evasivas y terminaría en discusión.

Comenzó a darle ligeros besos a lo largo del cuello haciéndolo reír, distrayéndolo por completo de su escrutinio de la multitud, giró el rostro para mirarla a lo que Jess sólo sonrió.

—Te noto distraído—murmuró la mujer haciendo que Sam la mirara con confusión—No me veas así, Winchester, yo sé que andas ocultando algo—Sam se soltó riendo.

—No es nada, amor, es sólo la emoción de ver a mi hermano feliz—aclaró besándola en los labios fugazmente—Me alegra que al fin se animaran.

—Sabemos que Dean no iba a soportar una vida sin Cass—aclaró la mujer mientras le sonreía—De ver a Claire y a Charlie molestar a Jack me llena de ansias el saber que nuestra pequeña pronto irá corriendo tras ellos—susurró mientras ambos miraban el abultado vientre—La pequeña Mary se muere de ansias por ir con sus primos, siente—Sam colocó la mano en el vientre de su esposa y se soltó riendo al sentir las pataditas.

—Tan ansiosa como su madre—aclaró besándole la frente a Jess—Pronto la tendremos, cariño. Muy pronto.

Sé qué te gusto a ti todavía.
Tres, dos, uno.

Fue entonces que Sam pudo apreciar entre los invitados a aquel rayo dorado de luz que le detuvo el corazón. Ese rayo se encontraba con Cass y Dean, hablaba sonriendo mientras gesticulaba de manera exagerada haciendo que los recién casados rieran por eso. Sam tragó duro, ignorando por completo la plática de Jess, y se concentró en aquel hombre; admiró su sonrisa, su cabello perfectamente peinado, la forma en la que sus ojos parecían brillar mientras reía.

Y allí, en medio de todos esos invitados, fue cuando el rayo de luz dorada lo miró y toda la vida que Sam había creado se fue a la mierda.

Parada aquí en una habitación vacía
te vi allí y mi sangre se congeló.
Llévame de vuelta a ese largo septiembre
no sé cómo pude dejarte ir.

Apretó más fuerte a Jess en sus brazos cuando Castiel tomó de la mano a aquel rayo y corrió en su dirección seguidos de Dean, Sam moría de ganas por correr y esconderse en algún otro lado pero sabía que no podía porque él lo miraba fijamente, como si en verdad esperará que se fuera para burlarse porque Sam se sentía con quince años, Sam volvía a desear correr cuando él le miraba de esa forma y sabía que era una locura; él tenía veintiocho años, estaba casado, era un gran abogado e iba a ser papá.

Pero, joder, al ver aquellos ojos dorados mirarlo como hicieron en algún otro tiempo lo único que deseaba era transportarse a esos días de verano en los que podía tomarlo de la mano sin temor, en los que reían de sus bromas y compartían un batido. Verlo allí de pie frente a él después de que lo dejara hacía que Sam deseara volver a enamorarse con locura de él, volver a abrazarlo y decirle que no se fuera pero...pero él así lo había escogido y él no era nadie para detenerlo.

Te Seguiré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora