Cherry Pie.

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Cambié el femenino de la canción por masculino para que quedara más c:

Canción: Cherry Pie de Warrant

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Sucio.
Podrido.
Inmundo.
Apestoso.

Dean no estaba seguro de por qué había accedido a acompañar a Benny a ese lugar lleno de luces de neón y mujeres y hombres con poca ropa. De acuerdo, no se estaba quejando en lo absoluto pero lo cierto es que tenía mucho trabajo pendiente como para ignorarlo e irse por unos cuantos tragos y disfrutar de un show que antes habría amado.

El lugar no era como los que acostumbraba, todo lo contrario. Parecía completamente elegante y sofisticado; luces rosadas y blancas alumbraban todo el recinto que se encontraba pintado de lo que parecía un suave color salmón; sillas, reservados y todo tipo de banco estaba forrado de lo que parecía terciopelo rojo mientras los camareros y las meseras iban ataviados en ropa de cuero negro con antifaces y esos collares usados en el sadomasoquismo para los orales muy similar a una correa. Dean se distrajo viendo a una mujer de cabello rubio pasar por su lado y luego a un hombre moreno con un arnés de cuero llevar tres cervezas.

Debía decir que era un buen ambiente el que estaba allí a pesar de sus quejas cuando Benny lo invitó. Ambos se sentaron frente al escenario donde se encontraban siete tubos metálicos y varias mujeres bailaban con ropa de diferente color que parecía brillar por la luz. Había tres tubos de un lado y tres del otro dejando uno solitario en el centro justo frente a la mesa que había escogido Benny.

Él es mi pastel de cereza,
bebida de agua dulce, una dulce sorpresa.
Sabe tan bien que hace a un hombre llorar.
Dulce pastel de cereza.

—Vamos, viejo, últimamente no te diviertes como antes—Benny le palmeó la espalda mientras llamaba a una mesera—Desde que terminaste con Lisa y Michael te dejó por Lucifer andas muy distanciado de nuestro tiempo de calidad—una bella morena de tez olivácea luciendo lo que parecía un biquini de cuero se detuvo junto a ellos—Un escoses y un tarro de cerveza, cariño.

—En seguida—la mujer le guiñó un ojo a Benny antes de ir por sus bebidas.

—No me divierto porque tengo mucho trabajo—gruñó Dean mirando a las bailarinas—No estoy deprimido ni nada que se le parezca.

—Bueno, demuéstralo—Benny señaló hacia el escenario—Tienes un menú amplio en esta ocasión, llévate a alguien a casa y demuestra que el viejo Dean sigue allí.

Sacudiéndonos en el porche,
sacudiéndonos en el césped,
sacudiéndonos donde queramos
porque no hay nadie en casa.

Dean puso los ojos en blanco mientras se revolvía el cabello con una mano; Sam le había dado la misma plática después de que dejara de ir a bares y disminuyera las fiestas, incluso había convencido a su esposo de arrastrarlo por el centro comercial en su intento de levantarle el ánimo pero Dean no estaba deprimido simplemente había perdido el interés. Hacía meses desde lo que Michael y desde entonces Dean no sentía especial atención por alguien, no había nadie lo suficientemente bueno como para que él se tomara un par de segundos en mirarlo y decidir si lo llevaba a casa o no.

Y estaba bien así, las cosas eran más fáciles si no gastaba su tiempo en discusiones y en mantener contento a alguien más.

—Te gustará el siguiente espectáculo—alardeó Benny mientras la mesera aparecía con sus bebidas—Te traje especialmente para que lo veas, gracias querida.

Sacudiéndonos a la izquierda,
sacudiéndonos a la derecha,
si pienso en beisbol me sacudiré toda la noche.
Sacudiéndonos en la sala, sacudiéndonos en la cocina,
la mayoría no lo hace porque están muy ocupados quejándose.

Te Seguiré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora