Te Seguiré.

Animals.

Puede ser que se considere un poco sensible el tema, NO ES ALGO ROMÁNTICO NI NADA QUE SE LE PAREZCA.

Canción: Animals de Maroon 5.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Castiel recorrió un poco la cortina que daba a su patio delantero y miró con interés el camión de mudanzas, sintiendo extraño que al fin alguien se mudara a la casa de al lado, llevaba vacía desde hace unos meses y pareciera que nadie fuera a comprarla. Cass no recordaba a alguien mirando la vivienda, estaba seguro de que sólo había visto a un matrimonio y a una pareja de ancianos así que le sorprendió en gran manera ver un bonito auto clásico estacionarse cerca del camión de mudanzas y de él emerger un hombre de su edad, quizá un poco mayor, vestido de franela roja con una camisa negra debajo, luciendo un poco arrogante.

Cariño, te voy acechar está noche,
te voy a cazar y te voy a comer vivo.
Como animales, animales,
como animales.

Cass enarcó las cejas ante la pose de aquel hombre, diciéndose que ya era demasiado fastidioso tener que soportar a su vecina Abbadon como para también soportar a aquel hombre pero bueno, de todas formas no era nada que no se solucionara evitando al recién llegado.

Estuvo a punto de recorrer la cortina y volver a sus quehaceres pero una mirada penetrante a metros de distancias atrapo la suya, Castiel se quedó congelado durante unos segundos, aferrándose con fuerza a la cortina mientras miraba sin parpadear a aquel hombre de cabello un tanto claro y hombros tan anchos, sintiendo que a pesar de la distancia aquel hombre podía ver más allá de lo que Castiel habría querido mostrar en realidad; era como ser atravesado por una flecha, preso de una trampa para osos. Sentía que no podía respirar.

Aquel hombre sonrió ladinamente antes de guiñar un ojo y prestar atención a su mudanza, dejando libre a Castiel de su mirada y haciendo que los pulmones del pelinegro volvieran a respirar. La sangre corrió por sus venas y sus dedos dejaron de aferrarse a la cortina soltándola lentamente y dejando que cubriera su rostro con una ligera caricia.

Tal vez piensas que puedes esconderte,
puedo oler tu aroma hace millas.
Como animales, animales,
como animales.

Se quedó quieto unos segundos antes de salir de su estupor y volver a lo que hacía, tomando la canasta de ropa sucia encaminándose al cuarto de lavado, ajeno a que en su patio delantero su nuevo vecino volvía a mirar a su ventana, como si esperara por algo que no estaba ahí y lo sabía, claro que sí.

Sin embargo sonrió mirando la construcción junto a su nueva casa, diciéndose que aquel vecindario era un buen lugar para comenzar de nuevo.

...

Castiel se subió a un banquillo para rociar de agua las macetas que tenía colgando cerca de su ventana, feliz de tener tiempo para atender su casa; vivir solo requería mucho sacrificio y con el trabajo que se cargaba apenas si tenía tiempo de hacer sus quehaceres domésticos. Claro que tener a Donna ayudándole en la semana era algo pero también se trataba de un gasto, pagar por algo que podría hacer él mismo se le hacía ridículo pero de sólo pensar que sus plantas se secaran sin más le aterraba.

Entonces, ¿qué intentas hacerme?
es como si no pudiéramos parar,
somos enemigos.
Pero nos llevamos tan bien cuando estoy dentro de ti.

Estaba entretenido arrancando algunas hojas secas cuando, por su visión periférica, capto una silueta en la casa del lado haciendo que su atención se desviara por completo de su labor y se entretuviera contemplando a su nuevo vecino que, según la chismosa de Rowena (que vivía en frente) se llamaba Dean y era un soltero digno de admirar. Siguió roseando su helecho de manera distraída mientras veía a aquel hombre desnudarse frente a su ventana, como si no fuera consciente que Castiel se encontraba ahí, admirándolo en silencio como si nada, como si espiar a tu vecino fuera lo más normal del mundo.