8 Letters.

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Continuación y final de Mama.

Canción: 8 Letters de Why Don't We.

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Dean y Cass se encontraban recostados en la cama de éste último sin hacer nada en realidad y no porque no quisieran sino porque ahora, en la universidad, no podían darse ciertos lujos ya que ninguno compartía la habitación con el otro lo que hacía que su compañero pudiese entrar en cualquier momento. Y, de todas formas, Cass no se encontraba bien por lo que Dean simplemente estaba recostado con él mirando a detalle cada una de sus facciones, fascinándose con el azul en sus ojos y con el color en sus pálidas mejillas.

Estaban juntos desde hace siete meses, ambos habían aplicado a la misma universidad y se habían ido lejos de sus familias dispuestos a afrontar juntos lo que se les pusiera en frente. No fingían que eran la pareja perfecta, porque no lo eran, pero a pesar de los problemas siempre estaban juntos, siempre buscaban una solución en lugar de lanzarlo todo por la borda. No era fácil pero los años conociéndose hacían más llevaderas las cosas.

Me conoces mejor que nadie
Conoces lo peor de mí, me ves padecer, pero no me juzgas
Esa, justo esa, es la sensación más escalofriante
Abrir y volver a cerrar
He sido lastimado así que no confío
Ahora, aquí estamos, mirando el piso

Dean alzó una mano y acunó la mejilla de Cass en una dulce caricia que hizo que el pelinegro cerrara los ojos y suspirara, amenazando con quedarse dormido. Habían discutido la semana pasada pero ahora parecían estar perfectamente bien y Dean nunca iba a entender cómo era posible que Castiel le tuviera tanta paciencia; lo conocía más que nadie, eso era obvio, pero por lo mismo sabía que Dean era un asco la mayoría de las veces; siempre se enojaba, su humor era muy cambiante, se estresaba por todo y no tenía una seguridad propia de alguien como él; Cass sabía que era más celoso que un niño de cinco años, que vivía con el miedo de que el pelinegro se cansara de él y lo dejara de lado, aunque Castiel le había demostrado miles de veces lo contrario.

He dicho esas palabras antes pero fue una mentira
Y tú mereces oírlas mil veces.

Bien, a pesar de sus fallos Cass se quedaba y seguía mirándolo como lo hizo todos esos años, como si Dean fuera su héroe y todo cuanto pudiera desear; seguía siendo su osito de peluche en los malos ratos y su tutor de matemáticas cuando no comprendía las cosas. Y Dean estaba tan enamorado como el día en que lo supo pero...pero no podía decirlo.

Besó la frente de Cass antes de apoyar su mejilla sobre ella abrazándolo con fuerza intentando decirle lo que no podía con palabras. Quería demostrarle que lo hacía a pesar de no decirlo, que lo que sentía era igual pero temía que Castiel no lo notara y, de todas formas, se fuera al final del día porque Dean no pudo decirlo.

—Mi compañero de biología me dijo que tendremos que disecar un conejo—susurró Cass contra la piel de su cuello haciendo que Dean sonriera—Pero lo siento un poco asqueroso, ¿por qué tenemos que hacer eso?

—Para aprender de la biología, ¿no?—inquirió Dean murmurando contra su cabello.

—Pero es feo, podemos verlo a través de diapositivas—el pelinegro se removió hasta poder ver a Dean a los ojos—Dice que puede tocarnos un conejo embarazado, no quiero eso, Dean—el interpelado se inclino y besó brevemente los labios de Cass con una ligera presión haciendo que el menor sonriera—Mmm, creo que sigo preocupado.

Dean se soltó riendo mientras volvía besarlo, en esa ocasión con un poco más de entusiasmo, poniendo especial interés por su labio inferior haciendo que Cass soltara un quejido mientras pasaba una pierna por la cintura de Dean en su propósito de estar más enredado el uno con el otro.

Te Seguiré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora