Te Seguiré.

Lurk.

Destiel semiau hardcore según yo :v

Canción: Lurk de The Neighbourhood.

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Dean sonrió al ver a Castiel entrar al bar donde estaba pasando el rato, sonrió porque la marca le daba cierta habilidad para identificar ángeles y demonios y él podía admirar las imponentes y rotas alas de su ángel. Se mordió el labio inferior cuando Cass se adentró al lugar ignorándolo, sabía que no se le acercaría de no ser necesario y tal vez ese era el problema, él lo quería cerca.

Admirar la forma del ángel, en cómo caminaba con los hombros demasiado derechos y su semblante decía que podría con la mitad de los matones que estaban en el lugar sin sudar ni una gota, hacía que sus pantalones comenzaran a apretar y no de una manera tan desagradable. Quería ir allá y averiguar si podía hacerlo sudar de una manera más divertida.

Quiero ser honesto,
quiero ser malo,
quiero destruirte,
quiero ser rápido.

Dean vació de un trago el contenido de su vaso y sonrió al ver a su amigo sentarse en una mesa del fondo y aún seguía sin mirarlo, como si de alguna manera le incomodara saber que Dean estaba cerca y el cazador lo sabía.

Había estado algo así siguiendo a Cass por todo el búnker y no de manera adorable, rayaba en lo acosador y a Dean no le importaba. Últimamente le resultaba imposible apartar la mirada de Cass, de la forma en la que se movía su garganta cuando hablaba, de contemplar sus labios rodear la boquilla de la cerveza e imaginando que era algo más lo que tenía en la boca, se la pasaba viendo sus manos, a veces acariciándolas hasta que Castiel se apartaba de golpe. Su manera favorita de incordiar al ángel era pasar por detrás de él y acariciar sus alas porque estas se agitaban haciendo que algunas plumas se cayeran al suelo mientras tiraban cosas a su alrededor.

Quiero atención,
quiero todo el dinero,
quiero todo tu trasero
¿es mucho pedir?

Ser ignorado no era divertido, tener a Cass enojado tampoco. Le molestaba que se sentara hasta el otro lado del local y no se atreviera ni a mirarlo a pesar de estar allí por él. ¿Saben que tampoco era agradable? Ver su hermoso y redondeado trasero en forma de melocotón cubierto por una andrajosa gabardina. Dean tenía ganas de morderlo cada vez que lo miraba y eso ocasionaba que la marca en su brazo ardiera hasta el escozor amenazando con quemarlo al rojo vivo. Una probada, ¿era mucho pedir una sola noche con el ángel para calmar sus ansias? Si tan sólo aplacara esa sensación que corría por sus venas al verlo podría pensar con la cabeza de arriba porque esa noche...esa noche no quería pensar, no quería hacer nada que no fuera estar con Castiel.

Se levantó de su lugar y se encaminó en dirección a donde estaba el ángel esquivando mesas y señoritas que iban y venían con charolas plateadas. Vio con satisfacción como Cass se tensaba un poco en su lugar y sus alas en su espalda volvían a agitarse golpeando la charola de una de las chicas que pasaba por su lado haciendo que el alcohol le cayera encima.

Dean se deslizó en el asiento hasta clocarse junto a Cass y acarició con la yema de los dedos una de sus alas haciendo que el pelinegro volviera a estremecerse y, por fin, se dignara a mirarlo.

Nunca iba a entender por qué los ojos de Cass le resultaban tan...tan azules. No, era algo más allá del color, era todo lo que escondía en su interior; eran las luces jugando con ellos creándoles diferentes tonalidades, como si tuviera el océano en ellos y ondearan en pequeñas olas; era la forma en la que lo miraban y esas pupilas se dilataban; era que cuando brillaban Dean podía recordar que no estaba ante un simple mortal sino una criatura celestial.