Doomed

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Deanmon, Ángel!Cass

Canción: Doomed de Bring Me The Horizon.

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Los golpes iban y venían de todas direcciones, las cadenas se ajustaban cada vez más impidiendo que se defendiera, se encontraba encadenado en una mohosa silla de madera que no tardaba en desmoronarse como su voluntad siendo golpeado sin resentimiento alguno, siendo tratado como la mierda. Se dedicó a ver aquellos rostros con unos deslumbrantes y enormes ojos azules mientras volvía a ser golpeado con puños de hierro; se habría quejado, habría dicho algo si aquello le hubiera provocado al menos un ápice de dolor pero su especie no podía sentir nada si no tocaban los botones correctos.

—Es suficiente—ordenaron en la oscuridad.

Los golpes se fueron, las cadenas dejaron de estrujarlo pero seguían dejando marcas al rojo vivo en su piel, seguían manteniéndolo inmóvil e inútil aunque tampoco era que tuviera mucha oportunidad de irse. Sus decisiones lo habían llevado hasta allí, cada acción lo había condenado a mantenerse en esa posición sin decir nada, a ser prisionero de sus propios errores, a aceptar los golpes y los castigos que le esperaban.

Cut off my wings and come lock me up
Just pull the plug yeah, I've had enough
Tear me to pieces, sell me for parts
you're all vampires so here

—Envuélvanlo bien—ordenó la misma voz que lo detuvo todo—Y ya saben a lo que me refiero con eso. Él no tarda en llegar.

Lo levantaron de la silla sin quitarle las cadenas, sentía que la sangre que estaba escurriendo de su nariz se coagulaba en segundos y los moretes iban desapareciendo; eso siempre jugaba en su contra porque a sus captores les encantaba verlo cubierto de golpes y bañado en sangre.

Sabía a qué se refería con envolverlo bien así que, recurriendo a toda la dignidad que fue capaz de recuperar y mirando fijamente a la puerta que no tardaría en abrirse, hizo visible sus alas; dos enormes alas de plumaje azul oscuro, casi negro, se extendieron abarcando todo lo ancho de la habitación, rozaron el techo y sacudieron la única bombilla que los alumbraba. Las junto en su espalda hasta convertirlas una y sintió como comenzaban a envolverlas con el mismo tipo de cadenas que lo tenían sujeto.

Uno de aquellos seres acercó una argolla a su cuello y la cerró para después tirar de la cadena y hacer que callera de rodillas al suelo. La respiración se le cortó de golpe pero no hablo, en realidad no había dicho nada, no tenía nada que decir. Sus palabras se habían ido hace mucho, sus súplicas y sus lamentos desaparecieron con el tiempo al verse ignorado por aquello que amó hace mucho, por aquello en lo que creyó. Había perdido la esperanza, había perdido la fe; sí, era un ángel y su padre era el ser supremo pero ya no creía en él, ya no creía en lo que una vez lo hizo revelarse al cielo y acatar órdenes de un simple mortal. El mismo mortal que lo dejó atrás, que lo hizo condenarse de esa manera.

Escuchó una puerta abrirse del otro lado y miró ansioso la que tenía en frente. Escuchó las botas golpear contra la madera de los escalones que bajo hace ya un tiempo y escuchó un alegre silbido. Sus alas se agitaron en las cadenas haciendo que estas se envolvieran alrededor con más fuerza sacándole un leve siseo. La perilla giró haciendo que él se moviera ansioso y sus ojos fueran de un lado a otro con nerviosismo, no estaba preparado para lo que entraba. No se sentía listo, no importaba cuántos años se la pasó buscándolo no se encontraba preparado para verlo de esa manera, para encontrarse bajo esas circunstancias.

La puerta se abrió y lo primero que vio fueron unas botas manchadas de lodo y sangre; subió como si de un escáner se tratara mirando los pantalones sucios hasta llegar a la hebilla del cinturón, recorrió los brazos topándose con esa horrible marca rojiza en el brazo derecho que tanto dolor le había causado, vio aquella rudimentaria y grotesca espada en su puño y después se dignó a ver el rostro.

Te Seguiré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora