Te Seguiré.

Small Doses.

SMUT! Deanmon! Angel!Castiel. Para que se les olvide el mal rato que estamos pasando con los pedos en la serie .-.

Canción: Small Doses de mi bella Bebe Rexha :3

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Dijiste "déjame probarte"
así que te dejé probarme,
ese es el momento en que caímos profundamente.

Los gemidos en aquella habitación rayaban en lo obsceno, casi impúdico porque no importaba que estuvieran ante la privacidad de una habitación pues todos podían escucharlos. Labios succionaban la piel y dientes arañaban después, dejando marcas en la piel sudorosa que no estarían ahí a la mañana siguiente. El golpe de piel con piel coreaba los nombres dichos en voz aguda y anhelante; golpe tras golpes comenzaban a establecer un ritmo, acelerado, llevando a borde a los dos, para después volverse una melodía tranquila donde ambos disfrutaban del contacto.

Las manos de uno de los implicados iban y venían por toda la espalda del hombre sobre él arañando en algunos momentos y encajando los dedos en otros, jadeando su nombre contra sus labios mientras sus piernas rodeaban las caderas del otro. El pelinegro que estaba bajo el rubio gimió cuando el otro llegó a un punto ralamente placentero dentro de él arqueándose y mostrando unos ojos de un centellante azul iluminándolos como luces, el rubio sonrió al verlo y sus ojos se oscurecieron mientras deslizaba sus manos por las piernas desudas del pelinegro hasta llegar a su miembro que escurría y se frotaba entre sus abdómenes en cada embestida.

Oh, baby, dije "sólo un poquito"
luego me diste una probada de eso.
Ahora me tienes cayendo a tus pies.

Se miraron unos segundos, contemplando sus verdaderas naturalezas, antes de inclinarse y callar sus gemidos en un beso demoledor que hizo que ambos se aferraran al otro mientras el orgasmo los golpeaba como una ola. Dos alas se plasmaron en la cama mientras el pelinegro se arqueaba sobre el rubio gimiendo contra sus labios y sus manos aferrándose a la espalda ajena, dos cuernos coronaron la cabeza del rubio enroscándose sobre su cabello mientras se corría plantando su semilla diabólica en algo tan puro como un ángel.

...

Dean, caballero del infierno poseedor de la Marca de Caín, miraba atentamente a Castiel, soldado de las tropas del cielo, mientras éste se encontraba enumerándole un sinfín de cosas por las que él no debía de estar ahí puesto que estaba ocupado en el cielo y debían de dejar de tener esos encuentros. Dean se encontraba a su lado perdiéndose en la curva de su mandíbula y en su cuello viendo con ansias como las venas resaltaban contra su piel y como la sombra de una barba comenzaba a cubrir sus mejillas.

Y ahora estamos llorando y amándonos,
y ahora estamos peleando y acariciándonos.
Se siente como si hiciera el amor con el enemigo.

Dean se inclinó y pasó su lengua por un costado del cuello del ángel enmudeciéndolo al instante antes de tomar con sus dientes una pequeña porción de piel y chupar hasta crear una mancha rojiza, dirigió sus labios hasta el oído de Castiel y tomó el lóbulo de su oreja, jugueteando con él sacándole un gemido al pelinegro que comenzaba a olvidar su enojo.

—Vamos, Ángel—susurró con la voz enronquecida de deseo contra su oreja—Está bien, ¿quieres que juguemos? ¿Qué te haga sentir bien?

Castiel gimió haciendo la cabeza hacia atrás dándole más espacio a Dean para besar, olvidando sus razones para estar enfurecido con el demonio pues no podía si lo besaba de esa manera y le susurraba esas cosas en enoquiano.

Sólo puedo tomarte en pequeñas dosis,
pequeñas dosis.
Amarte es explosivo, lo sabes.
Sólo puedo tomarte en pequeñas dosis,
pequeñas dosis.
Amarte es explosivo, lo sabes.
Sólo puedo amarte en pequeñas dosis.