16 de Enero del 2019
—Me estoy arrepientiendo —Sophia dijo recostada en su cama, quejumbrosa.
—No no; me dijiste que venga por ti y que te arrastre hasta el gimnasio, incluso dijiste que si tratabas de convencerme no te dejara —su novio se tiró a su lado y comenzó a jugar con el cabello de la muchacha.
—Por favor, baaaaab —giró sobre ella para quedar frente a Ethan.—Tengo mucho sueño, anoche me dormí a las 5 AM.
—Eres peor que yo —se rió.—Pero no es tan temprano, son casi la 1 PM. Hacemos esto; vamos, cómo mínimo una hora, luego regresamos y nos acostamos a mirar alguna película, ¿qué te parece?
Sophia seguía mirándolo con el ceño fruncido.
—Mejor vayamos a comprar cupcakes, regresamos y nos acostamos a mirar alguna pelicula, ¿no quieres cupcakes? —le sonrió.
—Sabes que ya no como esas cosas —la miró negando con una sonrisa.
Todo era una táctica para tentarlo y hacerlo olvidar de lo que tenía que hacer en realidad.
—No quiero ir —ahora recurrió fingir llanto.
Ethan no pudo evitar reír. Era increíble la capacidad de Sophia para lograr sus objetivos.
—Debemos ir, vamos nena, al menos hoy. Si no te gusta no regresamos, puedes usar la sala de máquinas de casa y haces lo que quieras —la sobornó.
Sophia siempre había insistido en que hagan ejercicio juntos en la casa, pero en esos momentos Ethan no estaba haciendo actividades físicas y comenzar de golpe con su usual rutina no era lo mejor. Además él prefería que Sophia comenzara en un gimnasio, ya que temía que los aparatos que usan Grayson y él sean mucho para ella.
—¡Pero hace mucho frío! Desearía no hacer mada en absoluto, pero si luego vamos a comprar cupcakes puedes cerrar el trato —rodeó los ojos.
Ethan se mordió el labio, para no reír. Todo lo que decía Sophia era gracioso, más al ser que está perdidamente enamorado de ella, claro.
—En 15 minutos estás lista, ¿cierto? Solo debes ponerte ropa deportiva y ya —pensó él en voz alta.
—Lo intentaré —Sophia le dio un rápido beso en los labios antes de levantarse para buscar su ropa.
Ethan tomó su celular y miró sus redes. No supo exactamente cuánto tiempo pasó, pero fueron casi 10 minutos, cuando escuchó a Sophia regresar a la habitación desde el baño.
Alzó la vista y la miró.
—Creí que dijiste que no tenías ganas de ir al gimnasio —dijo frunciendo el ceño.
—No tengo ganas de ir —le dio la razón mientras buscaba una liga para hacerse una cola de caballo.
—Pero pareciera que sí, te ves malditamente bien —la volvió a mirar.
Su corazón se aceleraba cada vez que la miraba.
—Ya cállate, me hiciste levantarme asique vámonos —tiró de él para levantarlo de la cama.
[•••]
Ethan sostenía los pies de Sophia mientras ella hacía abdominales. Terminó la serie y siguió recostada por unos segundos.
—No puedo creer que enserio me hagas esto, mi propio novio —comentó con la respiración agitada.
—Por lo menos no soy como tú que intentas engordarme, o peor, ¡intoxicarme con cupcakes! —la hizo reír, mientras seguía intentando recuperar el aliento.
—Por favor, no vuelvas a mencionar alguna comida, porque es muy contradictorio para mi estar aquí y a la vez pensar en que cuando salga necesitaré con desesperación algo dulce —dijo comenzando a levantarse, a la vez que Ethan se apartaba para darle paso.
—Mira, si terminas la rutina te compraré lo que quieras —la miró alzando las cejas.
Sophia estaba agarrando las pequeñas pesas de 5 kilos, una en cada mano.
—No soy una niña pequeña para que me sobores con comida —respondió ella frunciendo el ceño.
Comenzó a hacer sentadillas, con los brazos alzados.
—¿Entonces no aceptas el trato? —preguntó en tono divertido.
Sabía perfectamente la respuesta de su novia.
—Pues no me dejas otra opción que aceptarlo, ya qué —fingió indignación.
Soltó una carcajada.
—Oh, eso creí —se burló.
Ethan la miró mientras hacía las últimas sentadillas. Luego giró a su alrededor, un chico en una maquina de brazos estaba mirando. Y sabía que no precisamente a ambos.
Suspiró y contó hasta diez.
—¿Si le resto a la rutina una serie podemos hacer cómo si no lo hubiera hecho? —preguntó graciosa, soltando las pesas en el suelo.
—Supongo —respondió distraído.
Ya quería irse. ¿Acaso el chico aquel no notaba que era su novio? Estaba incómodo, tenso. Y Sophia lo notó, obviamente.
Se aproximó a él y lo miró frunciendo el ceño, plantándose frente a su rostro.
—¿Qué te picó? —entrecerró los ojos.—De la nada tu sonrisa se borró.
Ethan suspiró y relamió sus labios mientras daba una mirada fugaz al chico, quién ahora fingía acomodarse en la máquina.
Sophia siguió a dónde miraban sus ojos.
»Oh, ya veo... Tu también lo notaste —dijo volviendo a verlo.—No hagas caso.
—Espera, espera, ¿"también lo notaste"? —dio un gruñido.—Enserio quiero irme, ¿podemos terminar rápido?
—No vas a dejar que esto arruine tu humor, ¿o si? Porque hay una solución simple para el problema —rodeó los ojos.
—No voy a ir a enfrentarlo ni a decirle que deje de mirarte como si fueras mi objeto o de mi propied-
Sophia se cansó de que hable tanto y tan rápido, así que lo tomó del cuello y lo atrajo a su boca. Los ojos de Ethan se cerraron al instante, colocando sus manos en la cintura de la muchacha. La atrajo a él y Sophia lamió con mucha sensualidad su labio inferior, para seguido morderlo levemente.
—A esto me refería con una solución simple, cariño —se rió ella, al separarse.
—B-buena idea —tragó saliva.—Yo creo que funcionó —giraron disimuladamente para ver que en la máquina ya no había nadie, ni rastros del chico.
—¿Ahora quién se preocupa demasiado por todo? —le tocó la punta de la nariz con el dedo, sólo para molestarlo.
Ethan se alejó lo más posible para no ser tocado, mientras se reía.
—Eres muy molesta.
—Y tú muy tonto. No olvidemos eso —se soltaron y ella volvió a buscar las pesas.
La miró, negando divertido. Eran tan insoportables que eran ideales el uno para el otro.