15 de Agosto del 2020
―No sé si hace falta hacer una introducción... Creo que es obvia la razón por la que he venido ―Sophia se encogió de hombros, abrazándose a sí misma.
Ethan apenas podía mirarla a los ojos. Sentía vergüenza, miedo y dolor; una mezcla que hacía darle ganas de vomitar.
Por su parte, Sophia quería ser fuerte. No quería quebrarse, porque sabía que esto era lo mejor que podía hacer.
―No quiero terminar... ―la voz de Ethan tembló al hablar, las lágrimas le picaban los ojos.
Levantó la vista hacia ella y la vio suspirar.
―¿Entonces qué, prefieres que estemos así? Juntos, pero más alejados que nunca? ―cuestionó, alzando una ceja tratando de no sonar muy fría.―Eth, ya no es sano para ninguno... Ya no es lo mismo.
―Pues trabajemos en ello, hagamos que sea lo mismo que antes. ¿Ya no me quieres, ya no tienes ganas de pelear por nosotros? ―se sentía enfadado, como si Sophia lo estuviera traicionando.
―No digas eso ―negó la muchacha, tragando en seco.―No estoy segura si alguna vez querré a alguien tanto como te quiero a ti. Es por eso que debemos hacer esto. Ya no somos felices...
―¡No es cierto! Te amo, soy muy feliz contigo...
―Sé que me amas, pero ¿feliz? Puedes sentirlo de ese modo, pero no es verdad... y no te culpo por ello ―se encogió de hombros, negando con la cabeza.―Estamos juntos hace años, tan acostumbrados al otro, que ya no se siente como si fuera real. Estás tratando de autoconvencerte de que no es así; lo sé porque todo éste tiempo he estado haciendo lo mismo.
―¿"Todo éste tiempo"? ―repitió él, frunciendo el ceño.―¿Entonces hace cuánto te vienes sintiendo de éste modo? ¿¡Por qué no me lo dijiste, Soph!?
―¡Porque ya no nos hablamos! Hemos estado durante 3 semanas sin saber nada del otro, ¿cómo esperabas que te lo dijera? ¿Con señales de humo, cartas enviadas por palomas? ―ahora se enojó ella.
―¡Como acordamos hablar los problemas! ¡Siendo adultos, enfrentando todo!
―¡Tú comenzaste a evitarme, a tomar tu distancia! ¡No hablamos por semanas, era como si ni siquiera nos conociéramos! ¿Vas a negar que es porque no sabes lo que quieres? ¿Que estás extraño y necesitabas aclarar tus ideas?
El silencio reinó en la habitación, Ethan sintió como las palabras se enredaban en su cabeza, tratando de formar una oración y pronunciarla lo más convincente posible.
―Yo... Yo no... ―tartamudeó el gemelo.
―No; tú si, Ethan ―lo miró seria, decepcionada de que él haya tratado de seguir fingiendo que no sabía el problema.―Sabes de lo que estoy hablando... Estás confundido, apareció algo... o alguien que te hizo dudar de tus sentimientos por mí.
―¡No, jamás dudaría de todo lo que te amo! Soph, tienes que creerme... Te amo ―comenzó a rogarle, tratando de tomarle las manos a su novia.
―Okay... pero entonces sí pasó algo. Algo que nunca te pasó conmigo, que te hizo repensar si esto sigue siendo lo que quieres ―ella retrocedió, la realidad golpeándola como un balde de agua helada.―Necesito que seas honesto, que en estos momentos ya no hayan secretos ni me escondas lo que te pasa.
Sus suposiciones eran reales, siempre tuvo la esperanza de que no fuera así.
Ethan comenzó a llorar, las lágrimas caían por sus ojos como un niño pequeño que acababa de perder su juguete favorito. Su pecho subía y bajaba rápido, sus manos temblaban.
El ver como Sophia ya no quería ni tocarlo, notar cómo ella retrocedía para evitar que la tomara de las manos era lo poco que le faltaba para romperse.
Se sentó en la cama y Sophia estuvo unos segundos de pie, hasta que se decidió por ir a su lado, también comenzando a llorar.
Fue entonces que él comenzó a relatar lo que había pasado, el motivo de su distancia: conoció a una chica hacía un par de semanas.
Unos amigos en común se la presentaron, se llamaba Kristina. Comenzaron a hablar, una charla casual. Le contó que estaba deseando comenzar a subir videos a Youtube, ella ya tenía un público en Instagram por lo que estaba más confiada en cuánto a su decisión. Le gustaba editar, como a él.
Sophia no paró de llorar en todo el relato, en especial cuando Ethan admitió que desde el primer momento sintió algo fuerte al conocer a esta chica. Se la pasaron hablando hasta que ella debió irse, fue entonces cuando lo golpeó la realidad y asimiló todos sus sentimientos.
Jamás engañaría a su novia, no había nadie en el mundo a quién quisiera serle más fiel que a ella... Pero no podía negar que ni siquiera con ella había sentido una conexión tan rápido como sintió con Kristina.
―Te amo tanto, Sophia... Te lo juro, no quiero dejar de sentirme así ―negó agachando la cabeza, sintiéndose muy culpable.
Ella subió su mano hacia su rostro y se esforzó por limpiar las lágrimas que empapaban sus mejillas.
―Eso no lo puedes controlar tan fácil, por mucho que quieras ―le respondió luego de unos segundos.―Es doloroso tener que admitirlo, pero creo que es hora de decir adiós ―mordió su labio con fuerza y sintió a Ethan sollozar, a pesar de sus intentos por acallar los sonidos.
Sophia no podía mirarlo, no quería mirarlo. Aunque era ella la que estaba terminando todo, no quería mirarlo por última vez; le dolía muchísimo.
―Prometo dejar de verla, no voy a hablar con ella... Por favor, déjame solucionarlo. Podemos hacer que funcione otra vez ―volvió a insistir, sintiéndose vacío solo ante la idea de ya no estar con ella.
Lloraba con tanto dolor porque sabía que Sophia no merecía eso; se sentía tan egoísta pidiéndole más oportunidades... Pero no podía vivir sin ella. No quería tener que decir adiós.
Pero eso solo lo hacía más difícil.
―Eth... ya no es nuestro momento, solo lograremos seguir lastimándonos. Y no quiero que terminemos de la forma incorrecta ―susurró la muchacha, y en medio de un impulso, le tomó la mano con fuerza al gemelo.―No es sobre ella. Es sobre nuestros sentimientos... Ya no somos lo que el otro quiere.
Él la miró a los ojos; sabía que tenía razón.
―Es todo mi culpa... Lo lamento mucho. Lo siento tanto ―suplicó su perdón, tomándola del mismo modo que ella a él.
―No, no, no, no... Por favor, no te disculpes por cómo te sientes. No es tu culpa; ambos dejamos que esto pase. La distancia entre nosotros era tan grande que quisimos fingir que jamás estuvo ahí. Comenzamos a tener distintas prioridades, viviendo distintos momentos... Cada uno vive su vida de la forma que mejor sabe hacerlo, en estos momentos nuestras vidas no pueden ser más distintas de la otra. Fue perfecto mientras duró; hemos crecido juntos, enserio no puedo pedir algo más sanador que eso ―sonrió con melancolía.―Estoy agradecida de que haya funcionado por tanto tiempo, de haberme enamorado de tí...
―Eres la primera chica a la que amé... La primera persona además de Gray que supo entenderme, mi mejor amiga y compañera ―Ethan comenzó a jugar con sus dedos.―Si te soy honesto, no sé si seré capaz de amar otra vez del mismo modo que te amé y aún te amo... Pero lo prefiero así, que éste tipo de amor solo haya sido para ti ―alzó su mano y le acarició la mejilla a Sophia con adoración.―Gracias... Me has hecho una mejor persona, me hiciste sentir amado hasta el último momento. Jamás me alcanzará el tiempo para agradecerte todo lo bueno que trajiste al entrar a mi vida, Sophia.
En ese instante ambos lo supieron; estarían bien.
Llevaría tiempo. Los dos deberían sanar, cada uno a su tiempo, pero ya lo sabían.
El cariño jamás se iría, se soltaron en el momento correcto. Y aunque ya no había forma de arreglar lo roto, nunca olvidarían que todo lo que vivieron juntos los llevó a ser las personas que eran en ese momento.
Jamás se arrepentirían de estar juntos. Siempre serán Ethan y Sophia. Sophia y Ethan. Ephia, Sethan, como cualquiera quiera llamarlos. Siempre serán ellos.
Siempre y por siempre.
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