15 de Septiembre del 2016
Normalmente Sophia hacía la tarea con rapidez, pero ése día estaba demasiado aburrida. Sus hermanos se habían ido a casa de un amigo, por lo que no tenía a nadie para hacerle compañía.
Recurrió a hablar con Ethan por mensajes, de vez en cuando dejando el teléfono a un lado para continuar con sus deberes.
Comenzó a cambiar sus cosas desde el escritorio hacia su cama, para estar más cómoda.
Su madre llamó a la puerta mientras ella hacía eso, dandole tres golpes a la madera.
—Lo siento, ¿te estoy molestando, cariño? No quiero desconcentrarte...
—¡No! Está bien, estaba tomando un descanso —mintió, encogiéndose de hombros.
—De todos modos es un minuto. Quería pedirte prestado un tampón... He estado con la cabeza en otro lado y olvidé comprar los míos —le sonrió un poco avergonzada.
—Claro —tiró su teléfono sobre la cama y caminó hacia la gabeta en la que estaba su televisión.—¿Cuántos necesitas?
Abrió el primer cajón y del fondo sacó la caja de sus tampones. Al tomarla, se extrañó al verla completamente cerrada, casi como si hubiera sido recién comprada.
Sin embargo, la abrió rápido, rompiendo el cartón.
—Sólo uno. Ahora voy a salir a a la tienda, iré a comprar los mios —Sophia le entregó el tampón, aún pensando en la caja cerrada.—Gracias, hija.
Se fue de la habitación con rapidez, cerrando la puerta detrás de ella.
Sophia se sentó en la cama, cruzándose de piernas al estilo indio. Tomó el teléfono en sus manos y de inmediato entró al calendario.
Recordaba perfectamente haber comprado esa caja de tampones el mes anterior, con intenciones de usarla en su siguiente periodo.
Contó los días con los dedos, mientras buscaba esperanzada una nota en la que esté anotada su última fecha.
La encontró, y su corazón se paralizó por unos segundos. Juntó sus fuerzas y, con lo poco de fé que le quedaba, sacó las cuentas para ver cuánto tiempo de retraso tenía.
Una semana y media, casi dos semanas.
Tuvo que tomarse unos minutos para procesar todo. Eso no tenia que significar algo malo, ¿verdad?
Recordó cuándo apenas comenzó a tener su periodo. Los primeros dos años fue irregular. Podría ser eso, ¿no?
Nunca podía guiarse por el calendario, no le servía... Pero ahora sí, y nunca fallaba.
Con las manos temblando, comenzó a buscar en internet. "Atraso menstrual".
Le aparecieron una centena de resultados que le pusieron los pelos de punta. Las palabras más repetidas eran 'embarazo" y "estrés".
La menos probable, lamentablemente, era la segunda. Ni siquiera estaba sintiéndose presionada por la escuela, cada vez se despreocupaba más. Apenas estaba comenzando el año.
"Días de retraso para saber si es embarazo". La respuesta que le dio internet fue una semana como mínimo.
Bloqueó el teléfono, absorta por los pensamientos revoltosos. De repente sintió su mundo venirse abajo. Comenzó a imaginar a sus padres, llorando desconsolados, mientras se preguntaban qué habían hecho mal. Veía las miradas de sus compañeros, juzgándola... Hasta que Ethan apareció en su cabeza.
