22» unfinished puzzles

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28 de Septiembre del 2017

—Hola —Sophia se quedó muda con la mano en la perilla, sorprendida de hallarlo detrás de su puerta principal.—Lamento venir sin avisar... Gray me dijo lo qué pasó —susurró él.

Se estaba comenzando a arrepentir de haber ido a la casa de Sophia. Lo único que deseaba hacer era olvidarla ya y sabía que ella también estaba tratando de superarlo, no pensó jamás en lo difícil que le sería verla, parada frente a él, sin que pueda besarla o acariciarla.

—H-hola —tartamudeó.—Puedes pasar si quieres... —retrocedió un poco y abrió más la puerta.

Ethan dio unos pasos hasta estar dentro y Sophia cerró. Luego se volteó a mirarlo y esperó a que hable, pero como no lo hacía, supo que ella debía comenzar.

—Asique Gray te contó... —sintió cómo sus ojos se achicaban por las ganas de llorar.

—S-si... Necesitaba verte —confesó Ethan.—Sin importar si me cerrabas la puerta en la cara, con verte me era suficiente. Ver que estés bien.

—No estoy bien —Sophia negó.—Estoy lejos del "bien", pero estoy cansada de decirle a todo el mundo que estoy bien. Hubo un tiroteo, frente a mis ojos. Vi morir a alumnos, compañeros... —Ethan sintió su mirada ablandarse y sus ojos picaban.—Y no estoy bien. No lo estuve, no lo estoy ni lo voy a estar. Porque estoy pasando por un momento horrible. Y es agotador, Ethan... Todo —sus brazos rodearon sus propios hombros.—Es agotador llorar, es agotador sentir culpa y vacío, y sobre todo es agotador extrañarte.

Trató de respirar y sollozó.

—Porque lo único en lo que podía pensar era en tí. Y en todo lo qué pasó. Y traté de revivir hasta nuestro último momento, y no pude. Porque no recuerdo la última vez que nos besamos. No puedo recordarlo, ni siquiera quitando todo de mi mente —lo miró suplicante.

Ethan estaba a punto de caer de rodillas, a punto de gritarle que era todo suyo, que ya no podía más estar lejos de ella. Pero no podía, porque iba a destrozarla más.

Él no era bueno para Sophia. Él la arruinaba, la volvía loca, la hacía salirse de sus casillas. Y la lastimaba.

A Ethan no le importaba salir lastimado, le importaba lastimar a Sophia.

Sophia era la persona que menos merecía en el mundo ser lastimada, al menos para Ethan. Y estaba tan ciego por el amor que sentía por ella, que prefería ser arrollado por mil trenes antes que una lágrima de Sophia vuelva a ser derramada por su culpa.

Antes de que él pudiera abrir la puerta para marcharse, Sophia lo tomó con fuerza.

Ethan suspiró. No quería llorar frente a ella, era lo que menos necesitaba.

—Sophia... No puedo —murmuró.

—No te atrevas a irte, Ethan Grant Dolan. Ni siquiera lo intentes. Si te vas y me dejas, otra vez, te juro que jamás voy a perdonarte —negó con las lágrimas nublando su visión.

El muchacho mordió su labio.

—Nuestro último beso fue en la mañana del día en que terminamos... —le dijo comenzando a sentir como sus mejillas se ponian rojas.—Yo me había quedado a dormir aquí. Pasamos a dejar a tus hermanos a la escuela y luego fui a dejarte a ti. Me miraste y me prometiste enviarme un mensaje si tenias alguna hora libre. Te deseé suerte y sostuve tu mejilla. Te inclinaste y me besaste. No fue tan largo ni tan corto, el tiempo suficiente para cerrar los ojos y disfrutarlo. Y lo recuerdo porque, sentí que eso era lo que haríamos todos los días, por el resto de nuestras vidas; darnos un beso de despedida antes de bajar del auto —sus ojos brillaban y Sophia lo miraba y lo inspeccionaba con los ojos, casi sintiendo el dolor que él sentía.—¿Ya puedo irme, por favor? Porque no aguanto estar aquí otro minuto sin poder tratarte como siempre. Sin poder hacer nada más. Y no es justo, porque odio estar separado de ti pero no puedo estar contigo porque tu sufres.

Sophia se aproximó a él y lo abrazó con fuerza, poniendo sus brazos alrededor de su cuello. Ethan se sorprendió pero luego la sostuvo de la cintura, casi con desesperación. Encogió un poco su tamaño y enterró su cara entre el cuello y el hombro de la muchacha.

Cerró los ojos y sus ganas de llorar se fueron.

—Hicimos Waffles... —Ethan se separó apenas para mirarla confundido.—Esa mañana decidimos hacer el desayuno juntos, e hicimos waffles —recordó ella sonriendo.

—Fueron los mejores waffles que probé en mucho tiempo —sonrió un poco melancólico.

Sophia dio un suspiro profundo.

—Gracias por venir a verme —se encogió de hombros.—Yo también necesitaba verte, creo. Es decir... me hizo bien —relamió sus labios y sintió cómo su alma caía a sus pies cuando a Ethan se le cayó una lágrima que rápidamente limpió por si mismo.

Se removió, adolorido. No era un dolor físico, y él bien lo sabía. Tal vez se veía entero, pero lo cierto es que no lo estaba, él era el único rompecabezas que no se armaba. Quizá sólo ella podía armarlo.

A Ethan le costará un tiempo entender que, ahora, Sophia también era un rompecabezas sin armarse.

Sophia | Ethan DolanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora